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Domingo, 12 de enero de 1997 EL MUNDO periodico


Cárceles privadas, un negocio boyante en Estados Unidos

La empresa CCA subió su cotización el 385% el año pasado y ya exporta su «producto» a Gran Bretaña y Australia

CARLOS FRESNEDA

CORRESPONSAL

NUEVA YORK.- Invierta en prisiones privadas, negocio seguro. Compre acciones de Corrections Corporation of America (CCA), la primera multinacional de las cárceles, con sucursales en Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia. Beneficio anual: 1.800 millones de pesetas. Inmejorables perspectivas.

En 1980 había medio millón de reclusos en Norteamérica. Hoy son ya millón y medio, y de aquí a 15 años superarán los tres millones. La represión, claro, es mucho más rentable que la prevención.

Poco o nada importan las cuestiones éticas. Ni las protestas ciudadanas, ni los derechos de los reclusos. El negocio es lo primero. Las prisiones privadas se llevan ya el 5% de un goloso pastel de cuatro billones de pesetas anuales. Ochenta y ocho cárceles en todo el país, 74.000 presos privatizados.

«El encarcelamiento es la sanción más extrema que puede aplicar el Estado: es una aberración moral dejar ese poder en manos de empresas con afán de lucro», denuncia Jenni Gainsborough, portavoz de la Asociación Americana de Libertades Civiles. «Cada vez habrá más presos por una razón: la rehabilitación y la prevención no dan dinero», añade.

Algo parecido opina el criminólogo Nils Christie: «Los reos son la materia prima, y la industria hará todo lo posible por procurar un abastecimiento sostenido».

Alimentando el próspero negocio, la clase política: Thomas Beasley, fundador de la multinacional CCA, fue presidente del Partido Republicano en Tennessee. Ahora se entiende por qué el Capitolio sigue vomitando leyes represivas, y por qué los secuaces de Gingrich prometen la construcción de más y más prisiones.

El lobby de las prisiones tiene ya voz y voto en Washington, y las compañías afectadas por los recortes de Defensa (General Electric, Westinghouse) se están reconvirtiendo a marchas forzadas.

Veintiuna compañías viven de la construcción y gestión de prisiones, amén de la industria paralela de sistemas de seguridad.

El sector tiene su revista especializada, Correction Today. En la feria anual de la American Jail Association pueden verse y apreciarse inventos como la silla para prisioneros violentos, llena de correajes y sujeciones.

Dieciocho Estados apuestan ya por las ventajas de las prisiones privadas, que dicen ahorrar a las arcas del Estado medio dólar por preso y día. Texas, el estado más represivo de la Unión, se lleva la palma con 38 cárceles privatizadas.

Un informe reciente revela algunas de las muchas pegas que están comenzando a surgir en las prisiones S.A. Entre ellas, «el excesivo uso de la fuerza sobre los prisioneros por personal no suficientemente adiestrado». O el incumplimiento de las normas de seguridad, que hace mucho más fácil la fuga de los presos.

Las acciones de CCA subieron el año pasado en Wall Street nada menos que un 385%. La multinacional ha exportado el modelo americano a Gran Bretaña y Australia y cuenta ya con 47 cárceles homologadas en todo el mundo.

El criminólogo Thomas Blomberg, otro consumado experto en el tema, vaticina para muy pronto escenas como ésta: «Nada más dictar sentencia el juez, habrá decenas de carceleros privados disputándose a puñetazos el nuevo reo».