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EL MUNDO - Jueves, 8 de junio de 2000 - Número 2
INTERNET |
Hay fotografías de peinados que parecen auténticas obras arquitectónicas y se presentan como baluartes de la cultura y tradiciones africanas. El arte e Internet se han aliado en el web de Cartier para ofrecer las posibilidades de esta simbiosis.

ALTERNATIVAS
El arte cogido por los pelos

 
  ÁNGEL QUERO

La Fundación Cartier dispone en Internet de un sitio web donde promocionar el arte en sus múltiples manifestaciones. Entre toda su oferta destacan algunas propuestas tan curiosas y vanguardistas como los peinados africanos vistos a través de una lente fotográfica, la perteneciente a la cámara de Okhai Ojeikere, un artista nigeriano que, a sus 70 años de edad, sigue dando muestras de un talento impresionante.
Su vocación fotográfica comenzó al comprarse su primera cámara a la edad de 20 años. La sensación fue tal que comenzó a enviar cartas regularmente al Ministerio de Información nigeriano solicitando poder realizar cualquier trabajo relacionado con su servicio de fotografía. Esta obstinación obtuvo su recompensa y, en 1961, comenzó a trabajar como cámara para la televisión africana.

OBSESIÓN. A partir de ahí, su ascensión fue permanente hasta crear su propio estudio, Foto Ojeikere. Pero habría que esperar hasta 1968 para ver aparecer su verdadera obsesión: fotografiar peinados africanos. Siempre en blanco y negro y consagrados a la cultura nigeriana como una forma de reclamar una identidad cultural y étnica. Ojeikere ha dotado al cabello de una nueva entidad, ayudando con su obra a redescubrir las técnicas que, durante siglos, han empleado los africanos para decorar sus cabezas.
Desde entonces, y han pasado más de 30 años, exhibe sus trabajos por muchos países del mundo. Hairstyles es, sin duda, su obra más reseñable. Una colección que se compone de 64 instantáneas que muestra tres décadas de peinados femeninos que elevan la peluquería a la categoría de arquitectura. Para él, todos los peinados son efímeros y con sus fotografías intenta congelar esos trazos memorables que realizan los cabellos como si se trataran de auténticas esculturas. “Siempre he querido registrar los momentos de belleza, los instantes de conocimiento. El arte sin la vida se pierde”, afirma.
Lo cierto es que su trabajo está trascendiendo socialmente. Cada vez son más las mujeres afroamericanas que están volviendo a retomar este tipo de peinado como forma de argumentar una identidad cultural que habían ocultado o, incluso, perdido. Algo que también se refleja en Internet, con sitios web .donde se proclama el orgullo que deberían sentir los negros por su pelo y rechazan la vergüenza que manifiestan muchos otros.

DISCUSIÓN. En sus páginas aparecen decenas de enlaces con otros contenidos que reivindican la identidad del cabello de origen africano. Además, dispone de listas de grupos de discusión con el tema específico del pelo de los negros y cuenta con historias reales, narradas en primera persona por afroamericanos, donde exponen los problemas o las ventajas de convivencia que sus cabelleras les han creado.
Pero no todo el mundo opina de la misma manera. Hay sitios como Blackhairstyles (3), donde nos reciben con un lema a tener muy en cuenta: “La revolución está dentro de la cabeza, no sobre ella”.

ARIADN@