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EL MUNDO - Jueves, 26 de octubre de 2000 - Número 17
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Perro es el perro y, claro, Gato es el gato. Perro es el dueño del Hotel de los Animales y Gato es quien corta el bacalao. Los dos protagonizan la serie de animación realizada íntegramente en Flash y que se puede seguir exclusivamente en el web elmundo.es.

DIBUJITOS
Un hotel muy, muy animal

 
  ANA ADRI

Un perro inaugura el primer hotel de animales del mundo gestionado íntegramente por dos mamíferos, Perro y Gato, que a base de ingenio y constancia han logrado poner en marcha uno de los proyectos empresariales con mayor proyección de futuro del nuevo siglo. Se llama Hotel de Animales, y desde esta semana puedes verlo en elmundo.es, a razón de un capítulo semanal.
La historia de este hotel comienza hace cinco años, cuando un grupo de amigos idea un proyecto de animación realizado en Flash y que se pueda ver en Internet. Un proyecto que, tras dormir en un cajón durante muchos años, despertó para llevar a Perro y Gato hasta los lectores de EL MUNDO.
El padre del proyecto es el ilustrador Raúl Arias, que en su papel de arquitecto ha elaborado los planos más sencillos, sutiles e inteligentes del sector de la construcción de ocio. Con él han trabajado duro José Antonio Hernández Serrano, como ayudante de dirección y Germán Michelena, que además de realizador de lujo, se ha destapado como un moderno compositor dando cuerpo al hilo musical.
Como animadores se ha contado con la inestimable labor de Julio Mayo y Daniel López, tándem que ha desarrollado su función codo a codo con los operadores de Flash Arantxa Martínez, Viktor y Jesús Hervás. Traducir ladridos, maullidos y demás lenguajes animales ha resultado fácil para el trío de dobladores formado por Rolando San Martín, Nines Martín e Iñigo Tricio.
Entre los primeros en coger el ratón por el rabo, se sorteará un fin de semana en Hotel de Animales, con todos los gastos pagados y excursiones por la zona.

Sinopsis. En mitad de la nada, Perro es abandonado en la cuneta. Freudianos conflictos desatados en las relaciones filiales empujan a sus dueños a echarle a patadas. Se enciende la bombillita. Un negocio redondo: los animales descarriados como él necesitarán un techo para cobijarse. Manos a la obra. Todo perfecto, salvo un nimio detalle: los clientes brillan por su ausencia. Empeñado en lograr huéspedes, Perro no duda en contratar a Gato, un felino chuleta, independiente y pícaro siempre dispuesto a tumbarse a la bartola. Sin embargo, los inquilinos no se materializan. Tampoco logra atraer huéspedes la llegada de un consanguíneo de Perro, que lo único que consigue es alterar su frágil equilibrio.

Protagonistas. Perro es solemne y metódico, su deseo es convertirse en el ciudadano Kane del mundo irracional. Atado a su madre por el cordón umbilical, no ha terminado de dar el tijeretazo liberador y ya echa el ancla en Gato. Su rostro impávido esconde un espíritu trabajador y necesitado de afecto. Típico neurótico de la limpieza y solitario bailarín en la intimidad. Confía a pies juntillas en el clásico “a quien madruga, Dios le ayuda”.
Gato es el clásico vividor nómada que cambia de rumbo sobre la marcha y se coloca en el Hotel de Animales. Por encima del bien y del mal, se cree un artista de talento. Fascinado por la tele y los ordenadores, desconfía de todo lo que se mueve y mataría por una ración de pescado. Maneja la batuta.
Madre es una cazadora nata de felinos que establece, sin embargo, cierta complicidad interesada con Gato. Henchida de un orgullo de madre que se le escapa por las garras, esconde un talante moderno y liberal. A pesar de su psicótica perseverancia genética, posee una cara oculta muy, muy extravagante.

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ARIADN@