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EL MUNDO -Jueves, 8 de marzo de 2001 - Número 36
INTERNET | TENDENCIAS
De momento son tentativas casi experimentales, pero la idea de que el gratis total se ha acabado en Internet está comenzando a calar. Una tendencia que ya se está aplicando en medios de comunicación americanos y que en los próximos meses llegará a España. La promesa es mejorar la calidad

DE PAGO
Se acabó el tabú del gratis total

 
  JUAN GONZALO

El tabú que impedía mencionar siquiera la posibilidad de cobrar al usuario por acceder a información en Internet ha caído. Medios de comunicación, portales y proveedores de contenidos en general empiezan a hacer cuentas para cobrarnos por material de alta calidad que, prometen, nos dará un valor añadido, en comparación con las páginas gratuitas.

No se trata de una prospección de futuro: en Estados Unidos, empresas como The New York Times, Yahoo! y MSN ya han empezado a cobrar por determinadas áreas de sus sitios web, siguiendo la estela del diario económico The Wall Street Journal. En Europa, el Grupo Recoletos, el Grupo Zeta, el portal Inicia y los editores del vespertino francés Le Monde –entre otros– ponen a punto sus primeras experiencias de contenidos de pago.

El ejemplo del rotativo neoyorquino es paradigmático de la voluntad de experimentación con la que los medios están abordando la espinosa cuestión del pago.

La empresa editora del Times (no la edición digital, sino la de toda la vida) ha firmado un acuerdo con la firma Newsstand para la distribución en Internet de una edición del periódico en formato gráfico, similar al PDF de Adobe. Es decir, el usuario ve una reproducción casi fotográfica de las páginas, tal y como han sido publicadas en papel.

CALCO. Según explicó a Ariadn@ un portavoz del diario, este tipo de archivo incorpora la misma publicidad que lleva la edición original, y está pensado para su utilización con un visor o navegador específico creado por Newsstand. Con todo, la principal diferencia entre esta versión electrónica y el web nytimes.com es que hay que pagar por ella.

Pero no hace falta irse fuera de España para darse cuenta de que Internet, tal y como se conoce hoy día, va a sufrir una importante transformación, en lo que respecta a la disponibilidad de contenido.

Las primeras experiencias en España han sido llevadas a cabo por el Grupo Zeta y, en concreto, por El Periódico (2), que ha adoptado el sistema de micropagos de la empresa americana QPass para vender “minicampañas de publicidad”.

Los micropagos son una modalidad del comercio electrónico que permite el cobro de pequeñas cantidades (por ejemplo, 100 pesetas) por un producto, ya sea una noticia, una mercancía o un determinado servicio. En este caso, el sistema se ha empleado para vender anuncios en el periódico de Zeta, pero es sólo una muestra de cómo van a emplear los medios esta fórmula para rentabilizar sus contenidos.

El funcionamiento de este sistema es similar al del archivo histórico del New York Times, que cobra unas 450 pesetas por cada artículo extraído de su hemeroteca digital. Para poder comprar, el internauta debe registrarse como usuario del servicio y abrir una cuenta con QPass. Ésta anotará los datos bancarios del usuario y abrirá un perfil del mismo. Así, cada transacción que el lector haga en el sitio web asociado (en este caso, del Grupo Zeta), por mínima que sea, quedará anotada en la base de datos, junto con cualquier otra compra que realice con el mismo servicio.

Otro grupo que lanzará una solución similar, pero esta vez con información, es Recoletos, editor de Expansión y Marca (entre otros medios) y con una participación minoritaria en Unedisa, la empresa editora de EL MUNDO.

Según explica Ruth Blanch, responsable del departamento de venta de contenidos de Recoletos, éste utilizará el sistema de comercio digital de QPass para vender determinados contenidos de su revista Ganar.com en Internet.

“En una primera fase”, afirma, “vamos a probar el sistema de micropagos, no con la información diaria, sino con el archivo de noticias, una de las secciones más consultadas por nuestros lectores”. En una segunda fase se incorporarían “determinados informes, que aportan datos de valor añadido y análisis”, así como una versión en PDF. Los precios, añade, “son confidenciales, aunque serán más baratos que los que se están barajando para el servicio de archivo en Estados Unidos”.

Para esa compañía editorial, en palabras de Blanch, se trata de “una prueba para ver cómo reacciona el mercado español, que no está –creemos– lo suficientemente maduro en este aspecto como para avanzar fórmulas de pago más complejas”.

Maduro o no, Qpass se ha lanzado a una agresiva campaña comercial en España para lograr adhesiones de editores a su sistema de comercio digital. El director de ventas para Iberia de QPass, Javier Olivares, ve así la situación: “Los costes de la gestión de contenido en Internet son muy altos. Hasta ahora, hemos estado viviendo en un periodo de gracia, pero vamos a tener que empezar a pagar por esa información y esos servicios”.

PREMIUM. Olivares asegura que su modelo “le permite a un proveedor alternar los contenidos gratuitos con los denominados premium o de alta calidad y el cobro de una serie de servicios”. Además de las fórmulas ya mencionadas, Olivares cita como ejemplos de la versatilidad del comercio-c (de contenidos) “el envío de mensajes SMS desde un sitio web, las alertas de información financiera, un buscador inteligente que se adapte al usuario según sus patrones de consulta, o las recargas de teléfonos móviles”.

Los dos factores fundamentales para que el sistema funcione son, según Olivares, “el peso y la credibilidad de la marca” y “la reorientación de su gestión de contenidos hacia el comercio digital”.

Fuentes de uno de los grandes portales de medios de comunicación españoles aseguran que nos hallamos en una fase de transición que llevará a los medios electrónicos “de la lucha por la audiencia a la búsqueda de modelos que permitan rentabilizar el contenido”. El resultado, según dichas fuentes, será “una criba de sitios en función de la calidad que redundará en beneficio del usuario”.

Otra empresa que planea ofrecer contenidos de pago es Inicia (Grupo Prisa), que firmó el año pasado un acuerdo con QPass mediante el cual pondrá en marcha en los próximos meses “contenidos de alta calidad combinados con servicios de valor añadido”, según fuentes del portal.

Esta discreta pero decidida toma de posiciones se enmarca dentro de la criba de empresas puntocom y la guerra por la supervivencia a la que se han visto abocadas las que quedan para contarlo. Objetivo: romper lo que se considera el círculo vicioso de la industria de contenidos digitales, según la expresión del informe [gratuito]Venta de contenidos en la Red, publicado por Infonomía.

O, dicho de otro modo: si al creador de la World Wide Web, Tim Berners-Lee, le inspiró “el aspecto conectivo de la información” –tal y como relata en su libro Tejiendo la Red–, ahora las empresas que convergen en la Red tratan de encontrar el aspecto lucrativo de la información.

DIFERENCIA . La situación de partida es la insuficiencia de la publicidad como vía de ingresos para soportar las fuertes inversiones que requiere la creación de contenidos de calidad. Así, nos encontramos con que “el usuario final no ve claramente la diferencia existente entre el contenido de un sitio y otro. Ello implica que no está dispuesto a pagar por la mayoría de información existente en la Red, ya que es muy probable que alguien ya lo esté distribuyendo gratis”, señala el citado informe. De este modo, “a los proveedores no les resulta rentable vender contenido a través de Internet, lo que a su vez hace que los proveedores dediquen pocos recursos a generar o distribuir contenido diferenciado y de calidad”.

Para salir, pues, de la era del gratis total, portales y medios de comunicación tradicionales ensayan fórmulas de distribución de información y servicios que les permitan rentabilizar su inversión.

En esa línea se inscriben iniciativas como las de Contentville.com –un rastreador de información y documentación que combina la gratuidad con los micropagos– o Ciberalerta.com, un servicio que permite a las empresas hacer un seguimiento en línea exhaustivo de la información y las opiniones que generan su propia compañía o la competencia. Jesús Valbuena, director de Acceso.com (empresa responsable del servicio de Ciberalerta), lo tiene muy claro: el futuro de los contenidos es “el pago por información muy especializada y la personalización”.

La diferenciación es considerada también un factor clave por Marta Gil, de la agencia de publicidad Ogilvy Interactive. La clave del éxito, dice, está en “conocer las expectativas del usuario y plantearse qué va a recibir éste a cambio de su dinero”.



ESCEPTICISMO

Una plataforma "no comercial"
Una de las muestras de hasta qué punto los proveedores de contenido están preocupados por la venta del mismo es la existencia de la lista de correo Triumph-of-Content-L (el triunfo del contenido) o el sitio Internetcontent.net. El editor de esta publicación, Andrew Stroehlein, afirmaba la semana pasada que “casi todo lo que se publica en línea cobrando por ello se puede publicar con un coste menor o a un precio inferior. De hecho, casi siempre habrá alguien que publique lo que tú estás difundiendo, a fondo perdido (financiado por otro área de negocio) y gratis”. Tal convicción le llevaba a este escritor a preguntarse “si será la naturaleza implícita del medio la que haga imposible su utilización como plataforma para generar beneficios. Quizá, estamos todos trabajando con algo que es inherentemente no comercial”. Con matices, el ensayista John Perry Barlow se refería, en un artículo antológico (“The Next Economy of Ideas”, Wired, octubre de 2000) a los efectos de “la bomba de Napster” en las industrias que convergen en Internet. Los derechos de autor, decía, no sobrevivirán tal y como los conocemos, y sólo los mejores contenidos tendrán posibilidades de concitar el suficiente interés del usuario como para ser de pago.
http://www.ganar.com


PERSONAL

On-line, pero en casa
A primera vista, el sistema elegido por la empresa Newsstand para vender contenido de publicaciones impresas en Internet parece estar diseñado para cumplir dos funciones: la primera, darles a los medios mayor control sobre su producto y, la segunda, crear una nueva vía de ingresos.

El proceso funciona de la siguiente manera: el editor (en este caso, el New York Times) genera, cada día, una serie de archivos gráficos que luego utiliza para imprimir el periódico en papel. Mediante el programa PaperPusher, Newsstand convierte esos archivos –originalmente, en formato PDF o QuarkXPress, utilizados en artes gráficas– en documentos que entienda su propio sistema.

A continuación, los comprime, los cifra (por seguridad) y los envía a través de Internet a sus servidores centrales (vía transferencia de ficheros, o FTP).

Una vez recibidos, la empresa distribuye las páginas a sus abonados utilizando el llamado NewsStand Delivery Service, un servicio que el propio periódico puede usar para comunicarse con su base de suscriptores.

El lector deberá utilizar un programa específico (no vale el navegador corriente) para poder ver la reproducción del periódico o revista seleccionado.

¿Qué ventajas tiene? Para el medio de comunicación, el hecho de que, sin ningún esfuerzo adicional, está ampliando su base de suscriptores y dando mayor difusión a la publicidad insertada en su edición impresa. Esta publicidad aparece tal cual en formato electrónico, como si se hubiera hecho una fotocopia de gran calidad.

Así, mientras la división de medios electrónicos del NYT prueba los anuncios interactivos en Flash incrustados, la versión que propone Newsstand tendrá exactamente los mismos anuncios –salvo los encartes, cabe pensar– que la de papel, lo que representa, dado su carácter de publicación de referencia, un atractivo para muchos lectores.

Por lo demás, la inversión en personal para este nuevo canal es mínima: no es necesario contratar a un gran número de gente que vuelque los contenidos del papel a esta plataforma, como ocurre en la edición disponible en la Web. En cuanto al pago por la versión de HTML... ya se verá.
http://www.newsstand.com/


PRIMERAS EXPERIENCIAS

Cobrar para ganar
Ganar.com, la revista sobre la nueva economía del Grupo Recoletos, es una de las primeras ofertas de contenidos de pago con las que podrán experimentar los internautas españoles. Su archivo de números atrasados y los contenidos íntegros de la publicación impresa le servirán a la empresa editora para probar las aguas del pago por acceso. Por su parte, al lector le servirá para aprender a valorar como consumidor la relación calidad/precio de los contenidos.
http://www.ganar.com

Los ‘socios’ del WSJ
La empresa norteamericana QPass irrumpió con fuerza en el mercado estadounidense con el anuncio, en 1999, de la incorporación del diario The Wall Street Journal a su cartera de clientes. El servicio cuenta con 120 cuentas en todo el mundo y 600.000 usuarios registrados. La implantación de su sistema de comercio digital cuesta entre 30.000 y 50.000 dólares (entre cinco y nueve millones de pesetas), más una comisión del 30% por cada transacción realizada.
http://www.qpass.com


ARIADN@