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    EL MUNDO - Jueves, 28 de junio de 2001 - Número 52  
     
  HARDWARE | CINE DIGITAL  
  La industria de Hollywood se prepara para una nueva revolución. Y el director de cine George Lucas está mostrando el camino a seguir. su próxima película, el “episodio II” de “la guerra de las galaxias”, ha sido rodada íntegramente con cámaras de vídeo digital, Un FORMATO más cómodo y barato que promete acabar con el celuloide. En el futuro, la distribución y la exhibición también serán digitales, Lo que favorece a los creadores escasos de recursos

REVOLUCIÓN
George Lucas contra el imperio del celuloide

 
  Renato Mo  
  El cine ha muerto”, gritaba un titular de la revista de cine Variety en 1956. Aquel año se inventaba el vídeo. “El cine ha muerto” dijo la misma revista cuando se popularizó la televisión. “ ¡Tonterías! El cine no morirá nunca. La clave de una buena película es que cuente una buena historia, al margen del medio que se utilice para filmarla”, les responde en 2001 George Lucas, considerado por muchos el mejor director de cine de su generación, desde que en 1975 rodara La Guerra de las Galaxias (StarWars).

Lucas se sabe la frase de memoria. No ha parado de repetirla desde que en 1999 anunció que no volvería a utilizar película de 35 milímetros, el viejo y familiar celuloide. El Episodio II de La Guerra de las Galaxias, que acaba de entrar en fase de postproducción, y que llegará a las pantallas de todo el mundo en mayo de 2002, ha sido rodado íntegramente en vídeo digital. Y Lucas ha tenido que contestar a la misma cuestión cientos de veces: “¿El cine ha muerto?”.

En realidad, la respuesta preocupa sobre todo a la industria de Hollywood. Porque ya no se trata de experimentos del cine independiente, como The Blair Witch Project. Se trata de una superproducción de 23.000 millones de pesetas. Y del responsable de cuatro de las 10 películas más taquilleras de la historia del cine.

“Siempre me he visto a mí mismo peleando contra los límites técnicos del celuloide. Pero por fin la tecnología me ofrece la posibilidad de tener la misma calidad de imagen y me da mucha más libertad a la hora de filmar. Y sobre todo abarata radicalmente los costes de producción. Por eso sé que toda la industria cambiará. No les queda otra alternativa”.

INDUSTRIA. Hollywood se paró a escuchar esta frase, pronunciada durante la presentación oficial de la cámara de alta definición que ha utilizado para filmar su película. Porque, ¿significa esto que todo el sistema tradicional de producir, distribuir y exhibir películas va a cambiar? De momento, sólo hay 30 cines con tecnología digital en todo el planeta y su calidad aún no es la deseada. Las salas sólo están preparadas para la exhibición en 35 milímetros y aún no es posible pasar películas en formato digital.

Así, George Lucas, que estrenará su Episodio II en mayo del próximo año tendrá que hinchar su película a cine y hacer cientos de copias para que se vea y se distribuya por todo el mundo. Si las salas ya estuvieran preparadas para la proyección digital, una sola copia, la original digital, bastaría para hacer un estreno simultáneo en todo el mundo.

Luego se enviaría a todas las salas por cable o por satélite y allí se harían copias digitales, que además no se degradan porque este formato no tiene contacto físico con el proyector. Se calcula que cada una de las salas se ahorraría unos 100 millones de pesetas anuales, y los estudios y distribuidoras, cerca de 16.000 millones.

RENTABLE. A corto plazo, la inversión necesaria hará que toda la industria pierda dinero durante aproximadamente un año, según la consultora Forrester Research. Pero después se ahorrará tanto que el cambio parece inevitable. Y en el cine, la segunda industria más fuerte de Estados Unidos después de la armamentística, el dólar es lo que cuenta.

“Se trata de la mayor transición técnica de la historia del cine, sólo comparable a la llegada del sonido en los años 20”, afirma John Fithian, presidente de la Asociación Nacional de Propietarios de Cines de Estados Unidos.

“Filmar en digital no significa que se dejen de hacer películas en 35 milímetros, como no se dejó de pintar frescos cuando se empezó a pintar al óleo. Simplemente es una técnica que permite mucha más libertad y control. Sus detractores dicen que no tiene profundidad ni textura, ni la misma saturación de color que el cine, pero lo mismo se dijo cuando llegó el color a las pantallas tras años de blanco y negro. Hay toda una generación que está creciendo con la tecnología digital y es lógico pensar que será la que se impondrá”, asegura Lucas, quien ya fue pionero en utilizar la edición digital hace 10 años, cuando nadie se atrevía, un sistema con el que hoy trabaja el 95% de los cineastas.

“La edición digital fue el primer paso, filmar en digital es el segundo. La parte final de la cadena, la que resulta natural, es que también los teatros utilicen este sistema”, remachaba Lucas hace un mes.

 

HÁGASELO USTED MISMO

Una oportunidad para los jovenes creadores

¿Quiere usted dirigir su propia versión de la Guerra de las Galaxias? ¡Adelante! La calidad de los resultados siempre dependerá del talento, pero tecnológicamente ya se puede emular a los grandes. ¿El precio? Si uno no es George Lucas puede arreglarse con menos de dos millones de pesetas. Una cámara digital para filmar, un ordenador portátil para editar e Internet para que el publico de todo el mundo la vea.

Así nació el primer éxito de taquilla de la era del cine digital: The Blair Witch Project. Costó sólo ocho millones de pesetas y se dio a conocer a través de una inteligente campaña en Internet. Cuando saltó a las salas (tras hincharse a cine) recaudó más de 5.000 millones de pesetas en todo el mundo. Su triunfo causó alarma en Hollywood: los grandes estudios se dieron cuenta de que hoy cualquiera puede hacer buen cine, utilizando la Red, sin contar con ellos en el proceso.

“Se está produciendo una revolución económica: la tecnología digital permite ahorrar costes de producción y de distribución. Por lo tanto se abren millones de posibilidades para los jóvenes creadores, que a su vez se convierten en una amenaza para las producciones tradicionales”, aseguraba el pasado año Geoffrey Gilmore, codirector del Festival de Cine Independiente de Sundance.

Hoy sus palabras son hechos: webs como atomfilms.com, ifilms.com, greendogfilms.com se han convertido en las salas de proyección en las que los cineastas jóvenes proyectan sus películas saltándose todos los protocolos que imponen los canales tradicionales de producción y distribución cinematográfica.

 

AHORRO

Todas las ventajas

RENATO MO
Rodar, distribuir y exhibir una película en formato digital supone una importante mejora respecto al tradicional celuloide. Éstas serían algunas de las diferencias, tomando como referencia The Matrix, cuyo presupuesto fue 60 millones de dólares –una buena media entre películas como Algo pasa con Mary, 22 millones y el Episodio II, 115 millones–.

l El presupuesto de 60 millones de dólares se reduce a unos 10 millones. Encontrar financiación es más fácil porque el riesgo del inversor es menor.

l Revelar y dejar listos para proyectar 10 minutos de negativo de 35 mm cuesta 1.000 dólares. Una cinta de vídeo digital de una hora cuesta 10 dólares.

l La preproducción de una película tradicional dura, como mínimo, tres meses. Y otro tanto la producción. Filmando en digital se puede reducir a tres semanas cada una de estas fases. ¿Por qué? La cámara de vídeo es mucho más manejable, por lo tanto hay que construir menos decorados, el equipo técnico pasa de 80 a 20 personas o menos, y el tiempo de rodaje es menor.

lLa postproducción en 35 mm. suele durar unos cuatro meses porque requiere muchos procesos –revelado, internegativo, positivo, corte de negativo, mezcla de sonido–. En digital el tiempo puede reducirse a la mitad.

l Para la exhibición, aún hay que hinchar la película digital a cine, lo que cuesta 40.000 dólares.

l Para la distribución, cada copia en cine cuesta unos 3.500 dólares. El estreno de The Matrix se hizo en 2.849 cines al mismo tiempo, así que calculen. A eso hay que añadir los gastos de envío. La media para distribuir hoy mundialmente una película es de unos 280 millones de pesetas, aproximadamente. Hacer la distribución digital sería casi como tostar (copiar) un CD. El original se enviaría por cable o satélite.

 
     
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