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    EL MUNDO - Domingo 14 de marzo de 2004 - Número 179  


  Así se paga un ‘e-mail’
Éstas son las cinco propuestas más aceptadas para cobrar por los correos
 
  ÁNGEL JIMÉNEZ DE LUIS  
 
PAREJO
El hombre más rico del planeta quiere que usted pague por algo que hasta ahora ha hecho de forma gratuita: enviar correos electrónicos. No tiene por qué ser en metálico —puede hacerlo con tiempo de procesador, por ejemplo—, pero Gates está seguro de que transformar el e mail en un servicio de pago es la única solución eficaz para acabar con el spam, una plaga que supone ya el 62% de todo el correo electrónico que se mueve por la red. Sólo en España circulan cada día 80 millones de correos electrónicos. Si se cobrase un céntimo por cada e-mail enviado, precio simbólico que algunas empresas barajan, la facturación por uso del correo electrónico sería de 800.000 euros... ¡cada 24 horas!

SEIS EUROS AL AÑO. En realidad no es mucho. El 80% de los españoles manda menos de 10 mensajes de correo semanales. Así que el coste de sus mensajes no superaría el medio euro mensual. Por el contrario, un spammer manda varios millones de mensajes cada día. Mantener su ritmo de envíos durante un mes supondría un gasto desorbitado. Así que, al español medio le costaría sólo 6 euros al año acabar con todo el spam que inunda su cuenta de correo. En principio parece un buen negocio.

La realidad, en cambio, es que cobrar por enviar correos puede convertirse en una pesadilla económica para muchos usuarios que jamás han pensado en enviar spam. Pymes, empresas de relaciones públicas y publicidad, organismos de gobierno, universidades, organizaciones no gubernamentales e incluso usuarios particulares que mantienen listas de correo con varios miles de destinatarios serían los más perjudicados por esta nueva medida. Para ellos, enviar un correo electrónico a 10.000 personas —una lista de correo de tamaño medio— supondría desembolsar 3.000 euros cada mes, el equivalente a dos salarios.

La idea de cobrar por el correo, además, parece sentar muy mal a las principales asociaciones de la red. Consideran que el castigo por enviar spam se está trasladando, injustamente, a las víctimas. Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, considera que es un terrible golpe para las comunidades virtuales, empresas y negocios legítimos: “Se castiga al usuario que realiza un uso honesto del correo electrónico”.

Aun peor. Algunos gurús de la red creen que la medida podría tener consecuencias mucho más graves. Vinton Cerf, considerado uno de los fundadores de Internet, cree que una medida como ésta sólo conducirá a que los spammers desarrollen mejores tácticas para enviar correos. “Son muy ágiles, encontrarán la forma de engañar al sistema” señala Cerf, que no cree que el precio sea una medida disuasoria. Al fin y al cabo, distribuir publicdad en los buzones tradicionales es más costoso y no por ello las empresas dejan de hacerlo.

El apoyo decidido de otras empresas, como Yahoo o AOL, a estas iniciativas hace temer a los internautas un futuro en el que cualquier servicio de Internet sea de pago. Aún no se sabe quién recibirá el dinero de los sellos electrónicos, o si estos se pagarán en metálico, pero ya hay varias propuestas flotando por la red.

PENNY BLACK. Este sistema fue el que Bill Gates propuso a principios de semana. Toma su nombre del sello que reformó el servicio postal británico y que permitió, por primera vez, que el remitente pagase el envío de una carta —hasta entonces siempre lo hacía el receptor—. Si se pone en marcha, el proyecto Penny Black obligará al ordenador a realizar una serie de cálculos matemáticos antes de enviar un correo electrónico. Esta carga del procesador probará que el usuario quiere enviar un mensaje de buena fe. Así, si el día tiene 80.000 segundos y para enviar un correo se necesitan, por ejemplo, 10 segundos de cálculos matemáticos, un spammer sólo podrá enviar 8.000 mensajes. Parecen muchos, pero son una milésima parte de los millones que puede enviar cada spammer en la actualidad si cuenta con el equipo adecuado.

TIEMPO DE PROCESO. Funciona de forma muy similar a Penny Black, pero en este caso los segundos que dura el cálculo matemático se donan voluntariamente a un proyecto de investigación. El cálculo distribuido ya se ha utilizado en el proyecto de búsqueda de inteligencia extraterrestre SETI, en la lucha contra el cáncer y en numerosos experimentos genéticos en los que se requiere mucha potencia de cálculo. La donación de ciclos de procesador de forma voluntaria ya está muy extendida pero recibiría un impulso definitivo si fuera un requerimiento para enviar un correo electrónico.

PAGO SIMBÓLICO. Consiste en pagar una pequeña cantidad por cada envío de correo. Algunas compañías sugieren que un céntimo de dólar, o euro, sería una cantidad suficiente para disuadir a los que envían correo no solicitado. Tim Bray, uno de los inventores del lenguaje XML, fue uno de los primeros en proponer este sistema. Tiene, no obstante, un inconveniente. Nadie sabe qué empresa gestionaría el dinero ni qué debería hacer con él.
Aunque es el modelo que más rechazo genera, lo cierto es que los correos de pago no tienen que acabar con el correo gratuito. Según Bray los usuarios podrán seguir enviando y recibiendo correo electrónico sin coste, pero éste quedará filtrado en una carpeta aparte. Los correos de pago se leerán antes, porque se supone que contienen información interesante, pero el usuario siempre podrá rebuscar entre el correo basura en busca del mensaje que un amigo o familiar haya enviado sin pagar. El modelo de Bray puede presentar, además, múltiples variaciones. El comprador de un nuevo ordenador, por ejemplo, puede recibir 20.000 correos electrónicos de regalo.

PAGO VARIABLE. Es similar al sistema de pago simbólico, pero el receptor puede fijar el precio a partir del cual leerá el mensaje. Propuesto por el Pacific Research Institute, este modelo permitirá, por ejemplo, que un alto directivo no acepte un correo si no lleva un sello electrónico de más de un euro —como prueba de la importancia del mensaje—, o que un estudiante acepte correos incluso si son gratuitos.

PAGO VIRTUAL. Es parecido al modelo de pago simbólico y fue propuesto por Joel Spolsky, un programador afincado en Nueva York, en el año 2001. Con el pago virtual el remitente debe pagar un céntimo, por ejemplo, para enviar un mensaje pero parte de ese céntimo —pongamos las tres cuartas partes— iría a parar a la cuenta del receptor, que tendría así parte del dinero que costaría enviar la respuesta u otro correo electrónico. Según la consultora Forrester ese cuarto de céntimo que falta bastaría para disuadir a la mayoría de los spammers.
 
 
     
 

 
     
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