18 DE OCTUBRE LUNES DIDÁCTICO  
    
HISTORIA

El ángel caído del cielo que aterrizó en El Retiro

Es la única estatua del mundo dedicada al diablo y está en pleno Parque de El Retiro. El Angel Caído fue erigido en 1874 por iniciativa del duque Fernán Núñez

GEMA G. MARCOS
Puede que te enteraras cuando viste El día de la bestia, la película en la que Santiago Segura y Alex Angulo perseguían sin descanso al Anticristo. O quizá sigas sin saberlo, porque ni siquiera te has fijado nunca en ella. El caso es que esa fuente, situada en pleno corazón del Parque de El Retiro, es mucho más que la bella imagen de un hercúleo joven alado. Es, nada más y nada menos que la única estatua del mundo levantada en honor del diablo.

El Angel Caído fue erigido en 1874. La curiosa, y a la vez espeluznante, iniciativa fue del duque de Fernán Núñez, con cuyo nombre se bautizó posteriormente la hermosa avenida en la que se encuentra esta original fuente.

Haciendo oídos sordos a las protestas de la sociedad madrileña de la época, que estaba escandalizada ante la idea de levantar un monumento a Satanás, el osado duque donó la cantidad de 11.000 duros para llevar a cabo el proyecto. De nada sirvieron las maniobras de los sectores más reacios a su realización. Sólo unos meses después, el 23 de octubre de ese mismo año, la estatua del Angel Caído fue inaugurada.

El conjunto artístico, que es una cita obligada para todo turista que pasa por la capital de España, tomó su nombre de una escultura que representaba la caída de Luzbel. Su autor, Ricardo Bellver, fue premiado por esta misma obra en la Exposición Nacional de 1878.

Ahora que conoces bien la historia, por si quieres acercarte a contemplar en vivo la estatua, te conviene saber que la forma más directa de llegar hasta ella es entrar por una de las puertas de El Retiro que dan a la calle de Alfonso XII. En concreto, debes buscar la que está junto a la Escuela de Obras Públicas, muy cerquita de la Estación de Atocha y de la sede del Ministerio de Fomento. No tiene pérdida.

CURIOSIDADES

DESAMPARADOS. La castiza Costanilla de los Desamparados, que va desde la calle Huertas a la de Atocha, debe su nombre al antiguo Colegio de Niños Desamparados situado en esa misma zona.

CALLEJÓN. Situado entre la calle de San Justo y la de la Pasa, junto al Ayuntamiento de Madrid, el Callejón del Panecillo es un estrecho pasadizo. En 1829, las autoridades dieron órdenes de que se cerrara, tal y como está en la actualidad, para evitar que se convirtiera en escondite de bandidos y malhechores.

UNA DE FRUTAS. La calle de la Fresa (cercana a la Plaza Mayor) se llamó originariamente de las Velas. Antes era conocida como la de las Zapaterías, porque allí se vendía el calzado que fabricaban artesanalmente los hermanos de la Cofradía de la Virgen de las Nieves y de las Animas. ¿Por qué se rebautizó con su nombre actual? Pues fue a raíz de la llegada a la calle de aldeanas que se dedicaron a la venta de la fresa de Villaviciosa y Aranjuez.

RELATORES. Va desde la calle de Atocha a la plaza del Progreso. Según cuenta la tradición, fue bautizada así porque allí vivieron unos relatores de la Audiencia. Allí estaba la casa de la condesa de Miranda, una dama de alta alcurnia que, por estar imposibilitada, era trasladada por sus criados en un sillón de terciopelo y plata con ruedas.

LEALTAD. La plaza de la Lealtad, en la que se encuentra el edificio de la Bolsa, conmemora la entrega de los españoles en la Guerra de la Independencia contra Francia. Una lealtad sellada con la sangre de las víctimas caídas en ese mismo lugar el 2 de mayo de 1808.