25 DE OCTUBRE DE 1999 LUNES DIDÁCTICO  
    
HISTORIA

Eloy Gonzalo, un soldado legendario, preside las calles del rastro madrileño

En una de las zonas más castizas de Madrid se alza esta singular plaza, conocida como Plaza de Cascorro, donde se levanta el Rastro cada domingo del año, el más populoso de los mercadillos de la capital. Aunque en su origen esté dedicada al insigne Nicolás Salmerón, ha sido Eloy Gonzalo, un soldado heroico de la guerra de Cuba, quien se erigió en figura central de la plaza y se apoderó del apelativo. Por una vez un soldado sin galones adquiría protagonismo.

SARA M. BARTOLOMÉ
El domingo por la mañana esta plaza no tiene nada que ver con el resto de la semana. El Rastro transfigura este rincón madrileño y lo populariza y masifica en gran manera.

Rastro se llamaba el lugar donde se mataban reses para la venta de carne, y hasta hace poco ha existido el matadero de cerdos. También en las proximidades estaban las tenerías o fábricas de curtidos, donde aprovechaban las pieles. Había otra acepción de la palabra rastro y era la del radio en que se extendía la jurisdicción de un lugar. Alcanzaba hasta una legua en contorno. La antigua plaza del Rastro constituía la comunicación del centro de Madrid y de la calle de Toledo con el barrio de Embajadores. Además, siempre ha sido parada de ociosos, pícaros, y lugar donde se ha podido comprar y vender de todo, desde ropa a objetos.

Es famoso al respecto el tío Carcoma, que fue inmensamente rico gracias al comercio de utensilios viejos, poseía veinte casas en el barrio, y sólo desayunaba una cebolla y un pan, y para el almuerzo sólo comía un plato de verdura cocida. Pero no ha sido el único que se ha hecho rico gracias al Rastro. Donde estuvo la cruz del Rastro hoy se alza la estatua de Eloy Gonzalo García, el héroe de Cascorro. Fue un soldado de la última guerra de Cuba, que acometió en Cascorro, el año 1897, la arriesgada hazaña de ir él solo, con una lata de petróleo, a prender fuego al paraje donde estaban unos defensores de la independencia cubana. Era madrileño y se crió en la Inclusa. Esta obra la construyó Aniceto Marinas, que osó hacer la figura de un general sin condecoraciones, y el pedestal el arquitecto José López Sallaberry. En el año 1897 el Ayuntamiento decidió homenajear a este soldado sin galones. La inauguró en 1902 el el rey Alfonso XIII. Y gracias a esta escultura se le dio nombra a la plaza, borrando el tradicional. Un acuerdo municipal del año 1913 bautizaba esta plaza con el nombre de Nicolás Salmerón. Este insigne pensador nació en Almería en 1838. Estudió Filosofía y Derecho y ejerció el periodismo. Ganó una cátedra de Metafísica en la universidad de Madrid y formó parte del Comité revolucionario de Madrid, y como tal fue preso y conducido a la cárcel. Fue un demócrata puro, defensor de la República. En el año 1871 accedió al Congreso. Sucedió a Pi y Margall en la Presidencia del Gobierno en 1873. Fundó en Madrid el periódico ³La Justicia² y, restaurada la Monarquía, compartió su labor docente con la representación parlamentaria. Murió en 1908, fuera de España.

Este hombre es quien da nombre a esta plaza, aunque el héroe de Cascorro se haya apropiado de esta plaza tan populosa y castiza de la capital.