04 DE NOVIEMBRE DE 1999 JUEVES CIENTÍFICO  
    
EL DILEMA

Alimentos transgénicos: enemigos o aliados

La ingeniería genética también ha llegado a los alimentos. Algunos cultivos, como el maíz o el tomate, son alterados genéticamente para hacerlos más resistentes. La duda surge al intentar valorar qué efectos tendrán estas modificaciones sobre el organismo humano

Cultivos más resistentes y alimentos más duraderos. Estas son las dos grandes ventajas que aporta la ingeniería genética a la agricultura. Gracias a las nuevas técnicas que modifican la estructura genética de vegetales como el maíz o el tomate se han logrado diseñar especies mucho más fuertes con las que no pueden ni la sequía, ni los insectos. Por si fuera poco, estos nuevos alimentos tardan mucho más tiempo en ponerse malos. Pero ahí no queda la cosa. Los científicos esperan poder dar en breve otra vuelta de tuerca. Lo que tienen ahora en mente es conseguir que la leche de vaca incluya la misma proteína de efecto protector que contiene la materna. Todo un reto. Y aún quedan muchas más cosas por hacer.

La mariposa Monarca, una de las más conocidas en Estados Unidos, corre el riesgo de desaparecer. ¿Por qué? Sus larvas mueren al alimentarse con el polen de una variedad de maíz transgénico. El caso de la Monarca ha hecho saltar la luz de alarma. Los cultivos transgénicos no sólo exterminan las plagas, sino que acaban con la vida de seres benignos, como las mariposas. Los detractores de estas modificaciones señalan que ésta es una primera advertencia de lo que puede ocurrir si se extienden este tipo de cultivos. Lo más terrorífico es pensar en los efectos que pueden producir estos alimentos alterados genéticamente en el ecosistema y, sobre todo, en la salud del hombre.