04 DE NOVIEMBRE DE 1999 JUEVES CIENTÍFICO  
    
ECOLOGÍA

Dos fuentes de energía para el siglo XXI

Las fuentes de energía que usamos actualmente se agotarán en poco tiempo si sigue aumentando su consumo. Menos mal que hay otras alternativas disponibles. Entre ellas, destacan dos: la energía solar y la eólica

PALOMA CORREDOR
Cuando ahorramos energía, retrasamos el agotamiento de los recursos y disminuimos la contaminación. Por ejemplo, se puede ahorrar hasta un 90% de calefacción con un buen aislamiento.

En los últimos años, los expertos han dado la voz de alarma: en un futuro próximo, las fuentes de energía deben cambiar, porque las actuales no son eternas. Las principales candidatas a sustituirlas son las denominadas fuentes de energía renovables o limpias: solar y eólica, principalmente; aunque también existen otras, como las pequeñas centrales hidroeléctricas y la geotermia.

Cualquier objeto que se deja expuesto al sol acaba por calentarse. Las aplicaciones solares térmicas se basan en ese mismo principio y utilizan la energía que contiene la radiación solar para calentar diferentes fluidos, como el aire o el agua. La energía solar térmica constituye una forma de energía solar activa. O sea, que no consiste en recibir pasivamente la acción de la luz y el calor solares, sino que hace uso del efecto de calentamiento producido mediante un procedimiento técnico y una serie de dispositivos para captarlos y poder transferirlos. Se trata de calentar agua mediante unos colectores o paneles que recogen la radiación del sol, que puede ser directa o difusa, dependiendo de que el cielo esté despejado o se refleje en las nubes y la atmósfera.

Este tipo de energía tiene muchas aplicaciones domésticas: se puede utilizar para calentar el agua que se emplea para el aseo personal, el lavado de ropa y vajilla, la limpieza del suelo, etcétera. También sirve para calentar piscinas y caldear el ambiente de las casas. Por eso muchos apuestan por ella.

La energía eólica es la que aprovecha la fuerza del viento para producir electricidad. Desde 1983 se utilizan este tipo de instalaciones en algunos puntos de España, como en Tarifa. Aunque sólo una pequeña parte de la energía solar que llega a la Tierra se convierte en energía cinética del viento, la cantidad total es enorme.

La potencia de los sistemas conversores de energía eólica es proporcional a la velocidad del viento. Por eso, para conseguir la eficacia deseada, hay que tener en cuenta la velocidad promedio del viento y su distribución en un lugar determinado. Este recurso energético es muy variable tanto en el tiempo como en su localización. Además, hay que tener en cuenta que las variaciones sobre el terreno hacen que la velocidad del viento cambie de una zona a otra. Es decir, que para que este tipo de energía sea realmente eficaz, hay que elegir áreas con buenos vientos.