Con la revolución feminista, ocurrida en la primera mitad del siglo XX, el papel de la mujer en las ciencias ha empezado a cobrar importancia. Los nombres de las científicas notables que han contribuido al desarrollo científico ya no son ignorados, como lo demuestran las numerosas científicas contemporáneas, entre las que cabe destacar las mujeres que han obtenido el Premio Nobel en alguna rama de las ciencias.

La primera de estas mujeres notables es María Sklodowska, conocida universalmente como Marie Curie, quien en 1903 compartió el Premio Nobel con su marido Pierre Curie por su descubrimiento del polonio y el radio. Posteriormente, en 1911, recibió el Premio Nobel de Química siendo la primera vez que una persona obtenía el Premio Nobel dos veces. En 1935, su hija Irene compartía, junto con su marido, Frederic Joliot, el Premio Nobel de Física por sus investigaciones sobre la producción artificial de elementos radiactivos.

Otro caso de científica ejemplar es el de Barbara Mc Clintock (1902-1992), quien en 1983, por el descubrimiento de la transposición genética, los popularmente llamados genes saltarines, consiguió a sus 81 años un tardío pero merecido Premio Nobel de Medicina. Otras siete científicas consiguieron el Premio Nobel de Física, de Química o de Medicina. Son las únicas que han llegado a la cúspide en el área de las Ciencias, considerando la cúspide la obtención del Premio Nobel. Frente a estas 10 mujeres, 300 hombres consiguieron el Premio Nobel en dicha área, es decir, un exiguo 3% de mujeres han obtenido el máximo galardón.

Aunque estamos en el año 2002, son todavía pocas las mujeres que forman parte de Academias de Ciencias en el ámbito europeo, con una media del 3.9%. Si consideramos las mujeres que forman parte de la Asamblea Europea de la Ciencia y la Tecnología, de un total de 102 miembros, hay sólo 4 mujeres, es decir, un 3.3%. Es obvio que hemos recorrido un camino importante en el que la mujer científica ya es considerada profesionalmente, y ha cambiado su propia mentalidad, pero también es cierto que el número de mujeres que en la actualidad alcanzan una posición directiva en ciencia es muy bajo. En la actualidad el número de mujeres que realizan la tésis doctoral en nuestros laboratorios iguala y, en muchos casos, sobrepasa al de hombres. La mayoría de estas mujeres se plantea una carrera científica tan seria como la de los hombres. No veo discriminación a la hora de conseguir becas para hacer la tesis o poder trabajar en centros públicos de investigación o en la Universidad. Soy optimista y pienso que si seguimos luchando e incorporándonos al mundo profesional, en un futuro no muy lejano la mujer investigadora ocupará en la comunidad científica el puesto que le corresponda de acuerdo con su capacidad.

Margarita Salas es científica, Premio Nacional Santiago Ramón y Cajal y, recientemente, admitida por la Real Academia de la Lengua.