La delegación de alumnos de la Universidad Politécnica ha puesto en marcha tres campañas para contagiar a los alumnos de este centro con información como la que los folletos oficiales llevan al hastío de la repetición: «Drogas NO». Y, precisamente, se ha recurrido a los responsables del Plan Nacional sobre Drogas y la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).

El segundo puesto de acción es el medio ambiente. El programa de actividades se ha propuesto salpicar todos los centros politécnicos con contenedores de latas, pilas, tóners y cartuchos de tinta.

He aquí el falso egoísmo que etiqueta a los jóvenes: la delegación ha pensado en arriesgar una porción de su presupuesto para que la recogida de estos deshechos sea efectiva. Varias conferencias y proyectos, condimentan este capítulo medioambiental. También la teoría y la práctica están incluidas en la parte dedicada al sida y a la planificación familiar: sesiones informativas y distribución de preservativos.

La nueva delegación de alumnos, con Gregorio Avelino Morín en cabeza, ha hecho realidad la promesa que incluyó en su programa electoral. Sus ideas y esfuerzo se atisban pobres sin la ayuda voluntaria de los estudiantes. La universidad no es sólo la sede donde se toman y se estudian libros y apuntes. El compromiso con asociaciones y formaciones como la delegación de alumnos de la Politécnica cabe en los horarios y miras de cualquier alumno universitario.

CAMPUS se hizo eco la semana pasada de otra iniciativa, en este caso, solidaria con las Artes, Milenio, con sede en otra universidad de la Comunidad de Madrid, la Complutense.

Y este suplemento seguirá recibiendo con las puertas abiertas cualquier iniciativa o veterano trabajo que extermine el tópico de la pasiva juventud. Las demostraciones se suceden.