Antonio Muñoz Molina recibía, con una sonrisa de oreja a oreja, el cumplido (un tanto atípico) en el salón de actos de la Facultad de Políticas y Sociología de la Complutense. Hasta allí se había desplazado ayer para hablar sobre La historia en la novela y la novela en la historia. Pero a su llegada, y esto no entraba en los planes de la convocatoria, se topó con la protesta estudiantil a las puertas del centro.

Los manifestantes le sugirieron que les echara un capote y él no se lo pensó dos veces. «Me han pedido unos estudiantes que informe de la lucha contra la LOU y en favor de Palestina», anunció al término de su conferencia.

«Qué va, me ha traído muchos recuerdos de mi época universitaria», reconocía el escritor jienense más tarde, preguntado por si se había sentido incomodado al tener que entrar a la facultad por un acceso secundario. «Me parece muy bien que protesten».

RECUERDOS. Previamente, Muñoz Molina había tirado de memoria para compartir con el público asistente al acto su experiencia en la Universidad. Primero recaló en Ciencias de la Información, en la Complutense. «Como yo quería estudiar algo serio, me marché a Granada a hacer Historia».

Tampoco la experiencia andaluza fue muy provechosa. «Hice un curso de cine y durante todo ese tiempo no vimos ni una sola película, sólo estudiamos historiografía de la historiografía del cine».

Después pasó a hablar ya del tema de su conferencia. Y sacó a relucir su gusto por las cosas bien hechas. «Prefiero leer lo que he traído preparado, porque lo escrito siempre es más riguroso que la improvisación». En sus folios de color amarillo calabaza había sintetizado reflexiones personales sobre El Quijote, Rojo y Negro, Guerra y Paz, los Episodios Nacionales y El Lazarillo de Tormes.

REFLEXION. «La crisis de la novela es un género literario muy antigo», ironizó contestando a la pregunta de uno de los asistentes. «Por su propia naturaleza, siempre está en conflicto, y a la de entierros que hemos asistido desde los años 50», añadió. Y concluyó: «Para que no esté en crisis, sólo hace falta que se publique una buena novela».