Alex no es capaz de disimular su nostalgia cuando comenta, con todo detalle, las fotografías del viaje que acaba de realizar a Cuba. Ni él ni sus ocho compañeros de periplo, todos miembros de la ONG Ingenieros sin Fronteras (ISF), dedicada a la cooperación para el desarrollo. («Bueno, uno era el novio de una de las chicas, pero como si lo fuera»).

Las delegaciones de esta organización se encuentran desperdigadas por varias ciudades españolas. En Madrid, las sedes se encuentran en las Universidades Carlos III, ICAI y Politécnica. La más prolífica es, sin duda, esta última, que cuenta con representaciones en cuatro de sus escuelas. A Alex y su equipo los puedes encontrar en Agrónomos, donde estudian.

PRACTICAS EN CUBA. Pero volvamos a Cuba. Hace apenas unos días que los nueve futuros ingenieros han regresado de la isla. Allí han pasado dos intensas semanitas, gracias a un convenio con la Universidad Agraria de la Habana Fructuoso Rodríguez, el equivalente a cualquier Escuela de Agrónomos en nuestro país.

La idea de marcharse a Cuba como viaje de fin de carrera no es que sea muy original. Pero ellos se propusieron hacer algo diferente: Convertir un viaje de placer en algo más productivo, cambiando las playitas (que también las hubo) por invernaderos, y los mojitos por la recolección de papas.

El proyecto rodó de departamento en departamento hasta que en el de Mecanización dijeron sí. «Un profesor nos dio el correo electrónico del decano de la universidad cubana, que había hecho su doctorado aquí, y a partir de ahí, salió todo», comenta Alex.

Con ese «todo», se refiere a la organización completa del viaje, que corrió a cargo de la Universidad cubana. El alojamiento, la comida, los traslados... Todo por 420 euros (70.000 pesetas). El precio también incluía un cursillo sobre la estructura agraria, educativa, económica y política cubana (adjuntamos pequeñas dosis de adoctrinamiento revolucionario).

Durante los primeros días, un estudiante que hacía las veces de guía, les mostró los entresijos de la Universidad. «Nos llamó la atención que estuviera en mitad del campo, lo que, por otra parte, es lógico, ya que así pueden hacer muchas prácticas, al contrario que aquí», relatan los miembros de Ingenierías sin Fronteras.

Conocer el sistema agrario cubano fue su siguiente objetivo. «En Cuba hay tres sistemas diferentes de propiedad de la tierra, y nos sorprendió que uno fuera totalmente privado, aunque el Estado es el que compra toda la producción», explica Irene, una de las participantes en el proyecto.

Las visitas continuaron en los días sucesivos: una industria azucarera, un centro de cultivo in vitro, tomateras, campos de guayaba, invernaderos («Funcionan de forma diferente a aquí. En Cuba se les quita el calor»), etcétera.

INTERCAMBIO. Todavía con la imagen del malecón en su retina y el refrescante sabor de la guayaba en su paladar, estos estudiantes de Agrónomos ya están pensando en repetir experiencia el próximo año. «Tenemos interés en prolongar las actividades, no sólo con viajes de prácticas, sino con masters y doctorados», ambiciona Alex.

Entre sus proyectos, también se encuentra el intercambio de alumnos entre ambas instituciones e, incluso, la creación de un convenio de colaboración entre la Escuela de Agrónomos de la UPM y la Universidad Fructuoso Rodríguez.

Si quieres más información sobre la ONG Ingenieros sin Fronteras o te atrae la idea de pasar una temporada en Cuba, llámales al 91 336 56 05 (sección de Agrónomos) o visita la página www.isf.es. También puedes mandarles un correo electrónico a: info@isf.es