Domingo, 17 de diciembre de 2000 - Número 270

NAVIDAD | EL SÍNDROME SE AGRAVA

Tres de cada 100 españoles sufren adicción patológica grave a las compras. Y las cifras van en aumento, sobre todo entre los jóvenes. Un tercio de la población, el 33%, está ya enganchado al consumo impulsivo. El perfil: mujeres de entre 30 y 50 años. Como María Elena, que quiere que sus cenizas sean esparcidas en unos grandes almacenes: «En ningún otro sitio he sido tan feliz»

Comprar es enfermizo
UNA NUEVA generación de adictos patológicos anda suelta, dicen los expertos. Ésta es su peor época

PACO REGO
Cada español gastará esta Navidad alrededor de 100.000 pesetas.
Hay un lugar donde ella llega a tocar el paraíso con sus dedos. María Elena -que así prefiere que la llamemos- viviría allí eternamente, rodeada de maniquíes vestidos a la última, de joyas, de perfumes... Eternamente, que se lo tiene dicho muy clarito a su psicólogo: «Quiero que cuando me muera esparzan mis cenizas por unos grandes almacenes... En ningún otro sitio me he sentido más feliz».

Siempre al pie de los escaparates, el ama de casa de Zaragoza descubrió que la atracción que al poco de su boda empezó a sentir por las tiendas se convertía enseguida en fatal. Hoy tiene dos hijos, 32 años y lleva seis enganchada a las compras de manera compulsiva. Está en tratamiento. Su caso no es el único. Como María Elena, se estima que tres de cada 100 españoles padecen una adicción patológica grave por el consumo. El 33% (la tercera parte de la población) tiene un alto nivel de adicción al consumo irreflexivo o una evidente falta de autocontrol económico, según resalta el Informe Europeo sobre Adicción al Consumo, promovido por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Y lo peor, temen los expertos, es que las cifras van en aumento. Estas personas compran de todo, sin límite. Sus preferencias son, por este orden, la ropa, los electrodomésticos, las joyas y la comida.

Las mujeres son, con mucho, las que más tiran de cartera. Ir de tiendas es para ellas la manera más fácil de afrontar situaciones de tristeza, abatimiento o depresión. Estas adictas, con fuerte tendencia al hedonismo y un nivel relativamente alto de ansiedad, no sólo compran directamente en los comercios, también lo hacen por catálogo, a través de teletiendas, amistades y ahora por Internet. Para ellas, que a pesar de todo se consideran sólo ligeramente menos ahorradoras que los hombres, salir de casa y volver sin haber hecho ninguna adquisición les resulta irritante y frustrante.

Y éstas son las fechas críticas. La tentación, como las burbujas del champán, sube más en la Navidad. Cada español gastará más de 100.000 pesetas, en total unos tres billones en poco más de un mes, lo que significa el 3% de la riqueza que genera el país en todo un año. «Son días de altísimo riesgo, en los que aumentan mucho las recaídas», puntualiza el psicólogo Javier Garcés, de la Universidad de Zaragoza, especializado en consumopatías.

Ana, 36 años y adicta a la compra impulsiva, todavía lucha contra el pasado. No ha logrado quitarse de la cabeza la sensación de alegría e ilusión que le producían de pequeña los regalos navideños. «La forma en que un obsequio de poco valor podía llegar a alegrar mi vida, me ha marcado para siempre», recuerda con nostalgia. «Pasa el tiempo y una empieza a comprar muchas cosas, tratando de volver a sentir esa felicidad infantil que se ha quedado grabada de una manera tan intensa». Hoy, la adulta Ana desvía la vista al pasar cerca de un escaparate, sabe que tras el cristal se oculta su peor enemigo.

Son muchas las personas adictas al consumo que, como ella, sufren el mismo calvario. «Se sienten tan atraídas por un objeto que llegan a obsesionarse con su compra. Pero una vez que ya lo tienen, actúan como los niños con los juguetes, pierden el interés o se arrepienten de haberlo adquirido», explica Garcés. Él sabe bien que el perfil de personas como Ana o María Elena es sólo una pequeña pincelada en el retrato de los adictos a las compras que manejan todos sus colegas: mujer de entre 30 y 50 años, generalmente casada, con baja autoestima y problemas de pareja, y una mayor aceptación de ciertos valores e ideas consumistas, tales como la creencia de que el prestigio personal y la consideración social dependen de las cosas que puedan comprar.

«Tras ellas vienen los jóvenes», agrega José María Vázquez Rol, psiquiatra y director de la Clínica Capristano, en Palma de Mallorca, uno de los pocos centros donde se tratan estas adicciones. Los datos del estudio europeo confirman que el 46% de la población joven española es adicta a las compras, frente al 39% de los varones adultos. A la mayoría de los adolescentes comprar les parece divertido, aunque sean cosas inútiles, sin reparar en el precio. De hecho, sólo un 23% se consideran ahorradores. Entre los jóvenes adictos al consumo, el 38% considera que comprar coches y cosas caras da mucho prestigio social.

¿Estamos ante una nueva generación de adictos patológicos? «Sin ninguna duda», reconoce con rotundidad el doctor Vázquez Rol. «Estos chicos son muy vulnerables a los mensajes publicitarios. No tienen una actitud demasiado crítica hacia los estímulos, y si no consiguen lo que quieren empiezan a obsesionarse de tal manera que llegan a sentirse como unos fracasados». Tener un pantalón de marca o las últimas y más exclusivas zapatillas deportivas puede ser lo que separa al líder de la clase del alumno blanco de todas las burlas. El colegio puede convertirse muchas veces en el tubo de ensayo para los futuros compradores impulsivos.

Una enfermedad que se da, sobre todo, en personas que padecen trastornos de euforia y depresión alternantes. Cuando, por ejemplo, atraviesan una fase de excesiva euforia no dudan en lanzarse a las tiendas de una manera casi enloquecida. Sin embargo, no son éstas las únicas alteraciones detectadas. Los expertos han descubierto en los adictos graves a las compras que un número considerable de estas personas tienen o han tenido en el pasado problemas relacionados con el alcohol o el juego. En algunos casos, lo único que buscan con las compras es una compensación al esfuerzo que supone el salir de la adicción anterior. En otros, adicción es un síntoma más de un problema psíquico preexistente, como depresión, insatisfacción vital, falta de alicientes o ilusiones.

COMPRA GENÉTICA
Pero hay otra explicación que cada día cobra más fuerza: la existencia de un tipo de personalidad con una fuerte tendencia a caer en conductas adictivas. La clave de este laberinto apunta al cerebro, donde determinados mecanismos neurológicos, similares a los que intervienen en las adicciones a las drogas, facilitarían el enganche al consumo. Algunos especialistas hablan incluso de una cierta predisposición genética que ayudaría a activar estas neuronas.

Los casos más graves se dan en personas de entre 20 y 60 años, que viven en ciudades medianas o grandes, y en menor medida entre los habitantes de las zonas rurales. A partir de los 60 son raros los casos de compra incontrolada, a no ser que haya de por medio una alteración psíquica. Por ejemplo, quienes padecen una demencia senil incipiente gastan muchas veces el dinero de una manera totalmente irracional.

El mayor riesgo lo corren las personas de clase media y media alta. Son los que tienen la cartera lo suficientemente repleta como para creer que se pueden permitir todo tipo de lujos sin que ello les suponga graves consecuencias. Una trampa que a menudo termina en la consulta del psicólogo. «Acuden a nosotros cuando ya no pueden conseguir más dinero de la gente de su entorno. Hasta entonces no son conscientes de la gravedad de su situación», comenta el doctor Garcés.

El tratamiento no difiere mucho del que se utiliza para desintoxicar a drogadictos. Cese automático de las compras, sesiones de psicoanálisis y terapia de apoyo y un cambio drástico de las ocupaciones diarias que eviten el contacto directo entre el paciente y las zonas de consumo habituales. Un mes de ingreso y 11 meses de seguimiento fuera de una clínica es el tiempo mínimo que se necesita para salir a flote de una fuerte adicción. Y quizá emigrar en estas fechas.

El éxito, como ocurre con otros trastornos similares, no siempre está garantizado. «El45% recae», explica el doctor Vázquez Rol, «aunque nunca hay que considerarlo como un fracaso. A menudo incluso ayuda a que la persona recapacite y de una vez por todas se tome más en serio su problema. La cura definitiva no existe».

La historia de Pedro es un buen ejemplo. Este salmantino de 28 años se vio atrapado por el consumo de la manera más tonta. Tres días a la semana debía quedarse por la tarde a trabajar en la oficina. Y salvo la media hora en que bajaba a comer a un restaurante cercano, el resto de la jornada no pisaba la calle. «Cuando salía era ya casi de noche y después de tantas horas metido en un despacho la idea de irme a casa, ponerme a cenar y luego meterme en cama me resultaba deprimente, como si el día hubiera volado», dejó escrito en un diario a las pocas semanas de comenzar un tratamiento de rehabilitación. Para matar las horas «siempre entraba en un gran almacén que tenía cerca y, una vez allí, me ponía a pasear por las distintas plantas. No salía hasta que no compraba algo: ropa, material de deporte o cualquier otra cosa que después nunca usaba. Compraba sólo por el placer de comprar, para distraerme. Como pagaba con tarjeta no sufría por el gasto, pero a final de mes siempre me llevaba unos disgustos tremendos al ver que había gastado cantidades astronómicas de dinero. Casi nunca tenía en el banco saldo suficiente para pagarlas». ¿Se reconoce?

Como Pedro, son cada vez más las personas adictas al crédito. «No se prive de nada», «no aplace ningún capricho», «disfrute hoy mismo de los más bellos parajes». Los anuncios, o mejor cantos de sirena, de entidades bancarias y establecimientos comerciales que invitan a utilizar esta modalidad de pago como quien ofrece un viaje al paraíso, es hoy una de las principales preocupaciones de los terapeutas. «Las consultas están llenas de gente que ha entrado en una situación económica extremadamente grave para sí y para su familia», añade el doctor Garcés. «Están tan descontroladas, que muchas veces resulta difícil recomponer sus mentes». En su opinión, sería necesario limitar la publicidad de compra a crédito «para evitar males mayores»

NARCISISMO
El acoso no termina ahí. La compra impulsiva ha colocado las prendas de vestir, bisutería y otros complementos en el primer puesto del ranking de consumo debido a que la venta de estos artículos suele estar rodeada de tentaciones. Ir a la moda es lo más para los adictos. Se trata de un tipo de narcisismo que tiene una profunda relación con el gasto, puesto que sienten un deseo irrefrenable de adornar su cuerpo que, en exceso, produce dos tormentas consumistas sucesivas. Según los expertos, la primera tiene lugar en la etapa de mayor esplendor físico. La evolución vital de estos adictos suele conducir a un estado con repercusiones aún mayores en la compra y el gasto.

Al ir perdiendo su aspecto juvenil son psicológicamente incapaces de aceptar no ya la vejez sino cualquier transformación del cuerpo que las aparte de sus momentos de máximo esplendor. Los cambios de la edad les resultan traumáticos. Algunas de estas personas llegan a prescindir de los más necesario para gastarse el dinero en todo tipo de productos que les devuelvan la belleza. El porcentaje de insatisfechos con su aspecto físico ronda el 36%.

Insistimos, ¿se reconoce? Si es así, no lo dude: tenga cuidado y procure en estas Navidades no quedar atrapado en alguno de esos escaparates que le invitan inocentemente a disfrutar de un supuesto paraíso al otro lado del cristal.



¿ES USTED UN COMPRADOR IMPULSIVO?

1. A menudo me disgusto por haber gastado el dinero tontamente.

2. Cuando me siento triste o deprimido suelo comprar para animarme.

3. Las personas que me conocen creen que gasto demasiado.

4. No llevo control de mis gastos.

5. Muchas veces me arrepiento de las compras que hago.

6. Me gusta mucho entrar en las tiendas aunque sólo sea a mirar.

7. Muchas veces hago compras por impulso.

8. Cuando veo algo que me gusta, no me lo quito de la cabeza hasta que lo compro.

9. Cuando estoy triste me anima el ver tiendas.

10. Compro muchas cosas inútiles que después me arrepiento de haber adquirido.

11. Me encuentro muy a gusto en los grandes almacenes.

12. Se me va mucho dinero sin darme cuenta en qué me lo he gastado.

13. Tengo dificultades para controlar el dinero que gasto.

14. A menudo, cuando recibo el extracto de las tarjetas, me sorprende ver las compras que había olvidado.

15. A menudo me precipito comprando cosas sin haberlo pensado bien.

16. Compro ropa y otras cosas que después no uso.

17. Me dejo convencer fácilmente para hacer compras que no debía.

18. Utilizo demasiado las tarjetas y las compras a crédito.

19. Me gusta entrar en los grandes almacenes o hipermercados, aún cuando no tengo nada que comprar.

20. Me gusta mucho ir de compras, aunque no sepa lo que voy a comprar.

VALORACIÓN
Respuestas afirmativas a más de:

- Cinco enunciados: puede tener un nivel leve de adicción a la compra y tendencia a compra impulsiva.

- Diez enunciados: está por encima de la media de los consumidores en cuanto a tendencia a adicción al consumo y compra compulsiva. Debería revisar sus hábitos de consumo y de gasto.

- Quince enunciados: se sitúa en el grupo de consumidores con mayores tendencias a la compra impulsiva, adicción al consumo y sobreendeudamiento. Sin duda debe de modificar de forma sustancial sus hábitos de consumo y de gasto, puesto que no son adecuados y le pueden causar problemas de sobreendeudamiento.

Éste es un pequeño extracto, autorizado para fines orientativos y divulgativos, del Cuestionario sobre Adicción al Consumo, tendencia a la compra impulsiva y sobreendeudamiento (FACC-II) del psicólogo Javier Garcés Prieto, de la Universidad de Zaragoza. El test forma parte de un manual de información y autoayuda, elaborado por el mismo autor, en el que de forma detallada se analizan los distintos comportamientos y adicciones derivados de la compra impulsiva. El sexo, la edad, la clase social, así como los rasgos de personalidad, la ansiedad o la depresión son otras de las variables que aparecen en el trabajo.

CONSULTA
Este manual, dirigido a los organismos y entidades públicas y privadas, padres, estudiantes y profesores de materias relacionadas con la psicología del consumidor, también proporciona una amplia información para entender, prevenir y tratar los diversos problemas psicológicos y sociales relacionados directamente con los hábitos de consumo y de gasto entre los jóvenes.

El cuestionario en su versión íntegra está disponible en la página webb de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha: www.jccm.es/sanidad/adicción.htm. A través de esa página se puede cumplimentar el cuestionario. (*) Los resultados, confidenciales y gratuitos, serán enviados al destinatario.


CRONICA | EL MUNDO