Domingo 11 de noviembre de 2001 - Número 317

EL BUZÓN | AZUL Y ROSA


La ausencia de noticias sobre la relación entre el Príncipe de Asturias y la modelo Eva Sannum ha sido interpretada como una buena señal por millones de españoles que entienden que la noruega no debe ser la sucesora de Doña Sofía.
Yo he sido criado en la responsabilidad
El tema, ¿está aparcado? ¿Está en stand-by? ¿Sabe alguien realmente cómo está? A lo peor, ni tan siquiera Su Majestad. Un mes después de que la Casa Real saliera al paso de manera pública para frenar lo que se estaba diciendo en determinados medios de comunicación sobre un posible anuncio de boda del Príncipe Felipe con la modelo Eva Sannum, la prensa española mantiene un extraño silencio. Primero, porque no ha habido motivos para otra cosa. Segundo, porque los sabuesos del periodismo destacados permanentemente en Oslo no han conseguido, hasta hoy, una nueva fotografía en relación con el Heredero de la Corona Española. Tercero, porque ninguna revista, ni tan siquiera la oficiosa, ha ofrecido reportaje alguno sobre la pareja (tan desparejada, tan desigual) juntos. Aunque sí de ella yendo de acá para allá. De Oslo a Toulouse, y vuelta. ¿La ausencia de noticias es una buena noticia? Así se ha interpretado en determinados círculos no solamente periodísticos, sino también sociales. Posiblemente, porque ése es el deseo de millones de españoles que piensan que la modelo no puede ser, en modo alguno, la sucesora de Doña Sofía como Reina de España. Algo que el Príncipe, en su irresponsable ceguera amorosa, no quiere ver. Por mucho que pregone a quienes llama a capítulo: «Yo he sido criado en la responsabilidad...lo he sido para ser responsable».

¿Cómo se puede decir que mi boda es inminente?
La Canoa, un periódico de Internet tras el que se encuentra un periodista de tanta solvencia como Fernando Jáuregui, anunciaba esta semana estar en condiciones de confirmar que el noviazgo del Príncipe con la modelo se había acabado, aunque no iba a haber comunicado oficial de tal ruptura.Como no lo hubo en agosto de 1991 cuando las relaciones sentimentales del Príncipe con Isabel Sartorius tocaron a su fin. En aquel caso y en éste, si es que el noviazgo termina algún día, no puede anunciarse oficialmente la ruptura de un compromiso que, oficialmente, nunca ha existido. Sí es cierto que, de no de no haber sido por el impacto del 11-S, se dice en círculos muy bien informados que los jóvenes enamorados habrían anunciado el noviazgo. Pero no están los tiempos para festejos y carrozas, ni aquí ni en la gélida Noruega. En esto, las Casas Reales lo tienen muy claro: sólo anuncian compromisos con fecha de boda incluida, querido Fernando. ¿En qué fuente has bebido para anunciar tal cosa? Yo no diría tanto. El Príncipe Felipe declaró recientemente: «¿Cómo se puede decir y publicar que mi boda es inminente? No tenemos ni siquiera un plan... Si apenas nos vemos... Necesitamos más tiempo». Resulta curioso observar que, cuando el Príncipe dice: «No tenemos... nos vemos... o necesitamos...» no lo hace por emplear el mayestático «nos». Sencillamente, se refiere a ella y a él. Lo que sorprende es el reconocimiento, por parte de Don Felipe, de que apenas se ven. ¿Cuándo fue la última vez? ¿En la surrealista boda de Oslo que tanto daño hizo a la imagen de Eva, con aquel modelo tan poco apropiado y aquella copa de coñac? ¿Se han visto después? La Canoa a la deriva de Jáuregui desmentía el miércoles la presunta ruptura del presunto noviazgo anunciada días antes con la noticia de un presunto reencuentro de la presunta pareja. El 30 de octubre EL MUNDO ofrecía en la sección de Sociedad la imagen de la nueva campaña publicitaria de Eva Sannum, «Recogida otoñal». En otoño estamos. La vuelta al trabajo, si es que alguna vez lo dejó, demuestra que Eva Sannum no es una mantenida, sino una joven que se gana decentemente la vida «saltando en el aire vestida con ropa interior negra», según el pie de la fotografía del noruego Tom Hansen. Trabajo dignísimo para cualquier joven que no pretenda ser Reina de España. La imagen que ofrecía el periódico era un primer plano de una joven de mirada fría e inquietante.La muchacha está triste, ¿qué tendrá la muchacha?

Republicanos... de derechas
Lo peor no es esto, que siempre es molesto «porque yo no puedo salir al paso desmintiendo todo», sino que, por culpa de esta relación tan desigual se está hablando, por vez primera en 25 años, de temas que ni los más viejos del lugar recuerdan. Del armario no sólo están saliendo los homosexuales; también los republicanos. En un grupo de señoras madrileñas se comentaba a la hora del té: «Si el Príncipe se casa con la modelo, fundamos un partido republicano. Eso sí, de derechas».

Entre la obligación y la devoción
A todo esto, pregunto: ¿el tema está aparcado, o como ha reconocido Su Alteza, «se encuentra en el marco de un proceso»? ¿La obligación o la devoción? No sé por qué me acuerdo de Kafka: «Cumplo con mis deberes, pero no con mis obligaciones íntimas. Cada obligación íntima no cumplida se convierte en una desdicha perdurable».


CHSSSSSS...

¿A quién se refería Plácido Domingo, en su artículo en EL CULTURAL de EL MUNDO, dedicado al recientemente desaparecido director de orquesta García Navarro, cuando recordaba todo el daño que alguien le hizo en algunos momentos vividos en el Real? «Me consta cuánto padeció un tanto injustamente. Ahora, todo serán alabanzas».

Lo de «Maricón el último» se cumplió a rajatabla con un ilustre y conocido político que cerró con su intervención un largo programa de televisión.

Mi padre fomentó en sus hijos un gran respeto por lo que él llamaba los pobres vergonzantes, esos que ni piden ni exteriorizan su pobreza. Como ese duque y Grande de España que se puso en contacto con una casa de subastas de Madrid para poner en almoneda sus objetos más queridos «porque lo necesito para comer». Hasta los trofeos de caza salieron a subasta. Pan para hoy, hambre para mañana.



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