Domingo, 22 de julio de 2001 - Número 301

MEDICAMENTOS | CUIDADO CON LO QUE TOMA

Prohibido allí, vendido aquí
EN ESPAÑA se venden medicamentos con sustancias retiradas en EEUU. Rafi Titos murió tras tomar un antigripal

FLORA SÁEZ
Josep Maria Tur con una foto de su pareja, Rafi Titos, fallecida en Barcelona el pasado enero.
Rafi Titos no era amiga de tomar medicinas alegremente. Solo las estrictamente necesarias y siempre y cuando no hubiera posibilidad de aplicar al mal un remedio efectivo más natural. Pero el 19 de enero pasado rompió su norma. Llevaba apenas un mes de interina en el Ayuntamiento de Badalona, como trabajadora social, y pensó que no era el momento de quedarse en casa por unos síntomas de gripe.

La noche anterior le había preguntado a a su pareja, Josep María Tur, si tenía algo por casa que pudiera tomarse. No había nada. Por la mañana fue a trabajar y aprovechó un momento de descanso para ir a la farmacia a comprarse algo. Una caja con diez sobres de Vincigrip le dieron. Poco después de tomarse el primero, con un café con leche, y mientras hablaba con una compañera, a eso de las 11.30, se encontró repentinamente mal, muy mal, y se desfalleció sobre un asiento. El esfuerzo denodado de las nueve personas que integraron el equipo de urgencia que acudió al Ayuntamiento no consiguió recuperarla. Al cabo de 20 minutos Rafi , de 32 años, había muerto.

La autopsia, que recoge un diagnóstico de edema agudo de pulmón con focos hemorrágicos y la presencia de paracetamol, fenilpropanolamina (los compuestos del Vincigrip) y cafeína, establece la ausencia de hallazgos que permitan explicar con certeza lo sucedido y sugiere como hipótesis más probable «una muerte funcional de origen neurológico o cardiaco». Pero no pasa por alto la presencia de la fenilpropanolamina (PPA), una amina sintética que se utiliza en España como descongestionante nasal y se encuentra en 16 preparados antigripales. No en vano, y como el propio informe forense apunta, un estudio realizado entre 1994 y 1999 por la Universidad de Yale había provocado que la Food and Drug Administration (FDA) de EEUU recomendara la retirada total del principio, que se venía utilizando en aquel país fundamentalmente como supresor del apetito, en dosis más altas que las contenidas en los fármacos españoles.

SIN RECETA
La investigación establecía que el riesgo absoluto de sufrir una hemorragia cerebral durante los tres días de consumo de un antigripal con PPA es de 1,23, mientras que, si se trata de un supresor del apetito, el riesgo se multiplica por 16. También, que son las mujeres jóvenes las más afectadas.

Pero, pocas semanas antes de que Rafi falleciera, la Agencia Española del Medicamento no consideró que el riesgo señalado en dicho estudio para la PPA incluida en los antigripales (que en nuestro país se venden sin receta y pueden ser anunciados en televisión) fuera «estadísticamente significativo», por lo que ciñó sus recomendaciones a limitar las dosis a 100 mg. al día y a actualizar las fichas técnicas y los prospectos de los productos. A la luz de estas consideraciones, el forense José Castella dictaminó que el nexo de esta sustancia con el fallecimiento de la trabajadora social no podía «acreditarse con los conocimientos médicos actuales».

Esta semana ha trascendido a la opinión pública que esos mismos conocimientos sí han sido suficientes esta vez para vincular otros cuatro fallecimientos acontecidos en España (18 tiene la OMS registrados en todo el mundo) y 56 casos más de insuficiencia renal con los efectos adversos derivados de la cerivastatina, un fármaco para rebajar el colesterol que utilizan entre 150.000 y 200.000 españoles y se comercializa desde hace tres años en las especialidades Lipobay, Liposterol, Vaslip y Zenas Micro.También en esta ocasión, la Agencia Española del Medicamento que había detectado los primeros signos de alarma a comienzos de año ha considerado que el balance riesgo/beneficio sigue siendo positivo y ha conminado a modificar con urgencia las fichas técnicas y los prospectos de los fármacos, limitando las dosis a 0,4 miligramos diarios e introduciendo como contraindicación absoluta su administración conjunta con otro principio activo llamado gemfibrocilo.

A Josep Maria Tur, el compañero de Rafi, la secuencia de estos hechos ha vuelto a traerle a la boca el sabor más amargo. «Otra vez lo mismo. Parece que baste con decir consulte usted a su médico, o consulte a su farmacéutico, a limitar las dosis y a modificar los prospectos. En los medicamentos siempre hay riesgos, pero parece que ahora hay intereses que están apretando mucho para solucionar los problemas rápidamente, con sustancias que son muy agresivas, van al grano y pasan de los efectos secundarios», reflexiona este contable y asesor fiscal barcelonés, de 45 años.No es que hasta ahora Josep Maria estuviera haciendo lo posible para algodonar la memoria y olvidar en lo posible tan mal trago.Justamente lo contrario. Fueron las consideraciones vertidas en el informe del forense y el conocimiento de la prohibición de la PPA en EEUU desde noviembre los que le motivaron a no cruzarse de brazos. Y no sólo por las obvias razones personales. Más de cuatro meses de contactos y consultas con expertos sanitarios y con organizaciones sociales y ciudadanas catalanas han dado lugar a la puesta en marcha de una campaña que bajo el lema «La salud no es una mercancía» piensa arreciar a partir de septiembre sumando adhesiones para solicitar a las autoridades sanitarias españolas la retirada de la PPA del mercado. Se ha constituido también un grupo de expertos capitaneado por Carme Valls, médico del Centro de Análisis y Programas Sanitarios y diputada en el Parlament por Ciudadanos por el Cambio, que está trabajando en colaboración con farmacólogos de Europa y de EEUU en la recogida y evaluación de datos. Hasta el momento, han registrado la existencia de tres casos de muerte súbita en la UE, incluido el de Rafi, que podrían estar relacionados con el consumo de antigripales.También han sabido que, además de hemorragias cerebrales, se han detectado otros efectos secundarios graves tras la administración de este principio, como accidentes vasculares cerebrales, crisis de hipertensión, psicosis agudas, convulsiones, insuficiencias renales agudas y arritmias cardiacas. La familia de la trabajadora social estudia presentar en septiembre una demanda.

«Yo me ajusto a lo que dice la autopsia. No podemos estar seguros de cuál es la causa de la muerte de Rafi. Pero lo que ahora nos mueve es mucho más que eso. Como dice el manifiesto que hemos preparado, si en un medicamento existe la posibilidad, aunque sea pequeña, de producir daños muy grandes a la salud, la precaución aconseja prohibirlo. Especialmente, si se trata de un medicamento de venta libre», argumenta Tur.

¿ESTUDIO SUFICIENTE?
Pero la balanza con la que ejerce su control la Agencia Española del Medicamento contrapesa sus platillos de otro modo. «Los medicamentos, o son seguros, o no lo son», asevera Ramón Palop, subdirector de Seguridad de la agencia. «Todos los disponibles en las farmacias españolas son seguros en condiciones normales de uso y respetando las indicaciones que tienen asignadas», añade. Haría falta que los sistemas de farmacovigilancia detectaran una incidencia «por encima de la normal» de efectos adversos relacionados con una sustancia, «un cambio drástico», para que la agencia cambiara su opinión.

Hay profesionales sanitarios, sin embargo, que cuestionan que el nivel de estudio que acompaña a los fármacos antes de ser lanzados al mercado sea el suficiente para evitar al máximo los riesgos. «Esos estudios son exhaustivos y llevados a cabo por equipos de profesionales muy competentes, pero suelen carecer del tercer y cuarto nivel de experimentación clínica. Es decir, se hacen con colectivos que reúnen unas determinadas características y viven en unas condiciones que no son las normales. La realidad cotidiana es que la población, por el fácil acceso y la masificación de los productos farmacéuticos, vive en contacto con muchos principios que pueden interactuar y potenciar sus efectos adversos, y eso sin tener en cuenta la combinación con otras sustancias como el café, el tabaco o el alcohol, o procedentes de la fitoterapia», explica Javier Uriarte, médico miembro del Grupo de Reflexión sobre las Vacunas. Algunos estudios destacan, asimismo, que alrededor de un 30% o un 40% de las especialidades farmacéuticas (la proporción sería aún más alta en el caso de los fármacos pediátricos) presentan información incompleta.

Entre el 1 de enero y el 31 de mayo de este año, el sistema de farmacovigilancia español ha registrado 4.000 casos de reacciones adversas detectadas por sus propios medios, 522 más procedentes de la industria farmacéutica y 20.750 del resto del mundo, pero estos datos reflejarían apenas la mitad de la incidencia real, pues la mayoría de los casos no se comunica. Se calcula que los efectos indeseables de los medicamentos son responsables del 1% al 4% de las visitas a los servicios de urgencias hospitalarios, y el cuarto motivo de muerte en estos mismos. Si se extrapolan los datos de víctimas mortales registrados en EEUU, la conclusión es escalofriante: entre 15.000 y 20.000 españoles pueden morir al año por su causa.



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