Domingo 27 de enero de 2002 - Número 328

MARRUECOS | LA JUERGA DEL PRINCIPE

Las alegres vacaciones de Rachid
EL HERMANO de Mohamed VI ha dejado claro en Acapulco que es el rey de la juerga y el despilfarro, aunque no lo sea de Marruecos.En cuatro días gastó en las 26 suites del hotel 49.090 euros ( 8 millones de pesetas), sin contar las seis brasileñas

JAVIER ESPINOSA. Rabat
Durante el reinado de Hasán II la noticia nunca habría llegado a Marruecos. De hecho, la organización Reporteros Sin Fronteras aseguraba el pasado miércoles que los diarios franceses Liberation y Le Monde habían sido «censurados» en el reino alauí cuando la distribuidora local que los reparte los «retuvo» tras descubrir que ambos periódicos recogían dicha información.

Sin embargo, a menos de ocho horas de que la agencia AP hiciera pública la reseña desde su oficina en México, el teletipo ya circulaba por la lista de correo electrónico que han establecido las asociaciones de derechos humanos del Magreb. «El hermano del rey, de juerga», afirmaba un e-mail que adjuntaba la crónica.Otro se quejaba del «dispendio del dinero público», mientras que un internauta indignado calificaba el asunto poco menos que de patraña, al indagar personalmente y descubrir que las pesquisas de la agencia de prensa eran erróneas al menos en un aspecto: el coste total del viaje.

En este último caso, el magrebí no erraba. La suite presidencial del hotel Quintana Real de Acapulco, en México, no le costó al príncipe Mulay Rachid los 11.000 euros por día que afirmaba AP.Ésa es la cifra diaria aproximada que desembolsó la comitiva por todas las habitaciones que alquilaron en el exquisito recinto hotelero.

En el resto, todos los medios de comunicación y los portavoces del hotel consultados por CRÓNICA coinciden. Mulay Rachid, hermano del soberano de Marruecos Mohamed VI, llegó el pasado día 16 a la localidad mexicana a bordo de un jet privado proveniente de París, acompañado de un séquito de 16 personas. Tanto AP como France Press o la propia Efe se hacían eco no sólo de la presencia en el grupo de numerosos guardaespaldas, sino de tres chicas que seguro debieron impresionar a los periodistas, pues no dejaron de dedicarles adjetivos ciertamente explícitos. «Tres mujeres magníficas», decía AP. «Encantadoras modelos», acotaba AFP. Efe prefería recurrir a ciertas dosis de ironía. «Tres bellas jóvenes que acaparan la atención de los turistas», aseguraba.

Según la información que proporcionó vía telefónica a este diario un portavoz del hotel Quintana Real, no eran tres sino dos las féminas que se personaron en Acapulco junto al príncipe. La misma fuente adjuntó que un nuevo cupo de seis «señoritas» llegaron el viernes procedentes de la brasileña Sao Paulo y se unieron al cortejo de Rachid.

El hijo menor del difunto Hasán II y sus acompañantes permanecieron cuatro días en el balneario mexicano ocupando no sólo la citada suite, sino otras 25 habitaciones, añadió la misma empleada del hotel. El precio establecido para la suite fue de 909 euros (151.245 pesetas) y el del resto de las estancias oscilaba entre los 340 y 454 euros (57.000 a 75.500 pesetas). Es decir, que la factura total en este apartado debió ascender a la módica cifra de entre 37.727 y 49.090 euros. AFP era incluso más precisa y aclaraba que pagaron 11.590 euros por día (casi dos millones de pesetas).

Como ya adelantaba AP el objetivo del viaje no era otro que «consagrar algunos días al reposo en las playas y la danza en las discotecas».«No eran nada ruidosos. Toda la estancia fue bastante tranquila.Eso sí, salían siempre por las noches hasta las cinco de la madrugada y se levantaban tarde. A eso de las 12 del mediodía. El resto del día lo pasaban dedicados a los deportes náuticos, el jet sky (el propio Mohamed VI es un gran amante de esta especialidad deportiva) o simplemente a tomar el sol.

¿Cómo iban vestidos? Pues como cualquier turista, con pantalones cortos y así.

A sus 31 años, Mulay Rachid ejerce como heredero de Mohamed VI hasta que éste tenga descendencia. Antes del fallecimiento de su padre, se especuló incluso con la posibilidad de que Hasán lo eligiera para sucederle en lugar de Sidi Mohamed, especulaciones que alcanzaron su clímax cuando el soberano decidió modificar la Constitución e introdujo la posibilidad de que el rey eligiera a su heredero «entre sus hijos» sin necesidad de que fuera «el primogénito». De hecho, en viajes tan significados como el que Hasán realizó a España en 1989 o a EEUU en 1995 fue el príncipe Rachid el que acompañó al monarca, y no su hermano.

Esta tesis se desmoronó cuando Rachid fue la primera persona en rendir pleitesía a Mohamed VI el día de su entronización en 1999.

«Durante un tiempo, es cierto, parecía que (Hasán) expresaba su preferencia por el menor, Mulay Rachid, un bon vivant, juerguista inveterado y amante de las mujeres, pero voluntarioso y más avispado y trabajador que Sidi Mohamed», aclara el periodista francés Jean Pierre Tuquoi en su polémico libro El último rey, publicado en 2000.

Tuquoi es quizás el informador extranjero que más ha abundado sobre el perfil personal de Rachid, de quien dice que recibe el apodo de «El italiano por su garbo de play-boy», le califica de «divertido» y recuerda que llegaba a «heredar» la ropa de su progenitor al disponer de una talla similar: «Los polos naranja y los pantalones verdes de su augusto padre que le valieron tantas burlas, pero no tuvo opción: no se puede rechazar nada a Júpiter», escribe el experto en el Magreb de Le Monde.

Sin embargo, Rachid también siguió un aprendizaje tan exigente como su hermano, estudiando primero en el Colegio Real que fundó su abuelo Mohamed V en 1942 y después bajo la batuta de un insigne profesor: el economista Fathala Ualalu, actual ministro de Finanzas y cerebro gris de la economía marroquí. En 1993 se licenció en derecho por la Universidad de Ciencias Jurídicas de Rabat y en mayo del año pasado se doctoró en Francia.




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