Domingo 17 de febrero de 2002 - Número 331

FAMILIA REAL | BEATRIZ ¿DE BORBÓN?

Borbones de Corte Inglés
ES COMO llaman en algunos círculos de Madrid a los personajes que utilizan el apellido dinástico para medrar. Beatriz von Hardenberg, por ejemplo

JAIME PEÑAFIEL
En noviembre de 1972, con motivo de la boda de su primo Alfonso de Borbón Dampierre con la nietísima, Carmen Martínez, Don Juan Carlos hizo llegar al general Franco su preocupación por la futura Familia Real y su ordenación. También por «los otros parientes», de «tratamientos dudosos», cuyos usos, abusos y utilizaciones habrían de limitarse.

Porque son muchos los que se aprovechan del apellido Borbón.Incluso sin tenerlo por derecho. Beatriz von Hardenberg, por ejemplo, recientemente elegida presidenta de una revista como Beatriz de Borbón. Y hay más.

Don Juan Carlos siempre ha dejado muy claro que la Familia Real está compuesta, sólo, por el Rey, la Reina, su madre cuando vivía, sus hijos el Príncipe y las dos Infantas y sus hermanas, las Infantas Pilar y Margarita. «Pero no los hijos de mis hermanas ni sus maridos», le aclaró a José Luis de Vilallonga durante sus conversaciones a propósito del libro El Rey (Plaza y Janés, 1993).

También son miembros de la Familia Real, como queda recogido en el anuario Elenco de grandezas y títulos de la nobleza española, Jaime Marichalar e Iñaki Urdangarin, los respectivos esposos de Doña Elena y Doña Cristina, así como sus hijos.

Pero aparte de la Familia Real como tal existe la familia del Rey, en la que se incluyen tías (las hermanas de Don Juan y de Doña María), los primos hermanos y los hijos de éstos.

Existe un tercer grupo, el de los parientes más o menos alejados: «Tíos, tías, primos y primos en segundo o tercer grado», en palabras del Rey. Y luego están «aquellos otros que llevan el nombre de Borbón, incluyendo algunos que lo llevan abusivamente», como le reconoció Don Juan Carlos a Vilallonga. Esos a los que llaman los Borbones de El Corte Inglés y Juan Balansó la familia irreal.

Como Beatriz von Hardenberg Zü Furstenberg, que se hace llamar Beatriz de Borbón y duquesa de Sevilla en la revista Dígame, fundada por el abogado Emilio Rodríguez Menéndez y de la que acaba de ser nombrada presidenta. El apellido dinástico le viene de su ex marido, Francisco de Paula de Borbón y Escafany, VI duque de Sevilla, y de quien se divorció hace ya muchos años.O sea, que ni es duquesa ni es Borbón.

No es la única de esos irreales que viven como reyes gracias a la utilización del apellido del Rey. En la guía de teléfonos de Madrid hay varios. Por ejemplo, Marisa Yoldi, que se hace llamar Marisa de Borbón, cuando en realidad se trata del apellido de su marido. Con ese truco consiguió ser directora de relaciones exteriores de una importante marca de moda.

También está la esposa de José Miguel Garrigues Walker, Elena Barvucci Borbón, quien, gracias a la alteración del orden de sus apellidos sin minusvalorar su talento y simpatía , tuvo oportunidades mil de llegar a gran profesional de la moda.

Y es que determinados apellidos abren muchas puertas. Que se lo pregunten a Beatriz de «Orleans», que estando, como está, separada de Michael, luchó para que el divorcio no se consumara y mantener lo que para una marca de lujo tenía gran valor: el apellido Orleans.

Si bien Beatriz, igual que Elena, se ha ganado a pulso su prestigio laboral, a lo peor no hubieran tenido la oportunidad sin el prestigio del apellido.

Hay más nombres en esta lista. Simoneta Gómez Acebo, la hija de la infanta Pilar que, por ser vos quien sois y llamaros como os llamáis, entró como relaciones públicas en una empresa de enorme prestigio internacional.

Ya lo dice José Luis de Vilallonga: «Resulta más elegante y rentable llamarse Borbón que García de López o Barvucci o Yoldi o incluso Von Hardenberg, sobre todo cuando se representan en las cenas y en los cócteles a los grandes hombres de la alta costura internacional o bien a las marcas de perfumes con solera».

Don Juan Carlos no está, en modo alguno, de acuerdo con estos procedimientos.

Tampoco es correcto beneficiarse del parentesco real para obtener cargos en consejos de administración sin más mérito que los lazos familiares, aunque sea a título de políticos.

¿Saben ustedes qué es lo que más preocupa cuando se piensa que el Príncipe se case con una joven española, como todos deseamos? Que la familia trate de rentabilizar el parentesco con la futura reina.




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