Domingo 14 de abril de 2002 - Número 339

CLAN KENNEDY | EL SOBRINO DE ROBERT, ¿ASESINO?

Justicia 25 años después
MICHAEL SKAKEL, del clan Kennedy, en el banquillo acusado por el asesinato de Martha Moxley hace 25 años

SARAH BAXTER
Michael Skakel, acusado por el asesinato de la joven Martha Moxley, será juzgado ante un jurado popular
La noche en que murió Martha Moxley, de 15 años, se encontraba en una fiesta de Halloween que se celebraba en casa de los Skakel, en Greenwich (Connecticut). Es posible que durante la misma se hubiera estado besuqueando en la oscuridad con Thomas Skakel, el hermano mayor de Michael, a quien se acusa de haberla matado.

El arma utilizada para asesinarla se encontró muy pronto. Era un palo de golf de señora, un hierro del número seis que había pertenecido a la madre de los chicos, Ann, fallecida de cáncer unos años antes. El ataque que sufrió fue tan salvaje que el palo se rompió y una de las astillas metálicas penetró en su cuello.

Dadas las circunstancias, los Skakel eran los sospechosos más obvios, aunque la policía interrogó a la familia muy superficialmente y no logró obtener del juez una orden de registro de su casa.El padre de Michael, un rico industrial llamado Rushton Skakel, era hermano de Ethel Kennedy, la viuda de Robert Kennedy y, en calidad de tal, había pasado a ser miembro del clan más poderoso de Norteamérica.

Cuando los Skakel se negaron a cooperar con la policía, insistiendo en que las preguntas que les tuvieran que hacer las debían dirigir por escrito a su abogado, su actitud se interpretó como una simple cuestión de querer preservar su privacidad...

Pero John Moxley, hermano de la víctima y su madre, Dorthy, han conseguido, después de 25 años, que se celebre un juicio probablemente el próximo mes de mayo ante un jurado popular. «Siempre sospechamos de los Skakel. Estábamos seguros de que sabían algo», asegura Moxley. «Desgraciadamente, toda la atención se centró entonces en Tommy y en el tutor de los chicos. Y eso era algo totalmente increíble dado el problemático pasado de Michael, que no era ningún secreto para nadie».

En efecto, Michael ya tenía tras de sí todo un historial de problemas de comportamiento, pero él insiste en que es inocente del crimen.Cuando hace dos años el juzgado le acusó del crimen, él se dirigió inquietantemente a la madre de Martha diciéndole: «Dorthy, yo comparto tu dolor, pero has elegido a la persona equivocada».

En opinión de Moxley, su vinculación con Robert Kennedy ha venido sirviendo de escudo protector al sospechoso durante muchos años.«Estoy absolutamente seguro de que el dinero, la riqueza y el nombre de la familia Kennedy han tenido una enorme influencia en este caso».

Sin embargo, a la larga, todo ello se ha vuelto en su contra.«Afortunadamente para nosotros, los Kennedy siguen apareciendo en las noticias por motivos todos ellos inicuos», asegura Moxley.

UN LIBRO REVELADOR
Este crimen sin resolver llamó la atención de un célebre escritor de novelas de misterio y cronista de sociedad, Dominick Dunne, cuya hija también había sido asesinada. Dunne se interesó en este caso tras asistir al juicio que se celebró contra otro sobrino de Kennedy, William Kennedy Smith, a quien se acusaba de violación, y que también había asistido a la fiesta de Halloween.

En 1993, este autor escribió una novela basada en el caso, Una temporada en el purgatorio, que se convirtió en un best-seller.Posteriormente, Dunne entregaría a Mark Fuhrman un detective de Los Ángeles que investigaba el asesinato de la esposa de O.J.Simpson todas sus notas sobre el caso y algunos otros documentos que no había publicado.

En su informe, que tituló Asesinato en Greenwich, Furhman acusaba a Michael Skakel de haber asesinado a Martha debido a un ataque de celos que le sobrevino tras verla con su hermano.

En 1995, un periódico de Nueva York denunciaba que los hermanos Skakel habían contado a un investigador privado contratado por su padre una versión sobre lo ocurrido durante la noche del crimen muy diferente a la que le habían ofrecido a la policía.

Un año más tarde, y tras un programa de televisión dedicado a este caso, varios individuos que habían sido compañeros de Skakel en el colegio para adolescentes problemáticos al que asistió durante los años 70, declararon que el joven les había confesado su crimen. «Resulta imposible mantener algo en secreto eternamente», afirma Moxley. «Creo que, con el paso del tiempo, algunos de ellos se negaron a ser cómplices del asesino».

Poco después, se nombró un gran jurado para que investigara el caso y dos años más tarde Skakel fue acusado del asesinato de Martha. Hoy, un cuarto de siglo después de su muerte, su hermano, un agente de la propiedad inmobiliaria de 43 años, ve llegar el momento de la verdad. «Martha era una chiquilla que, cuando entraba en algún sitio, éste se iluminaba», asegura emocionado.




CRÓNICA es un suplemento de