Domingo 28 de abril de 2002 - Número 341

TERRORISMO | RED AL QAEDA EN ESPAÑA

El albañil de Alá
LOS VECINOS del barrio madrileño de Tetuán no pueden creerse que el dinero que pagaron para comprar sus casas haya podido contribuir a financiar a Bin Laden y a volar las Torrres Gemelas

RAMÓN TIJERAS / CARLOS MIRALLES
BUEN TRATO. Fernando López compró su piso a los presuntos terroristas en 1995 por 84.337 euros, 14 millones de pesetas de entonces.Incluso presume de que llegó a regatearles, con éxito, el precio del garaje. «Te juro que [el detenido Ghasoub Al Abrash] siempre nos ha tratado bien».
Fernando López, de 42 años y recepcionista de supermercado, puso cara de estupefacción cuando los periodistas de CRONICA le explicaron que el constructor al que compró una casa en 1995, Ghasoub Al Abrash Al Ghaloun, alias Ghusup, ciudadano español de origen sirio, había sido detenido por su presunta colaboración con la red terrorista Al Qaeda.

Ataviado con una simbólica camiseta negra del Soho neoyorquino, no tuvo inconveniente en posar para la foto mientras narraba su trato con el constructor árabe. La casa le costó 14 millones de pesetas (84.337 euros) en 1995. «Incluso nos la vendió con 10 años de garantía».

Fernando es uno de los siete vecinos que compró su casa de 50 metros cuadrados a la empresa Promociones y Construcciones Tetuán, SA. (Prycotesa), regentada por Ghusup y su compatriota Muhammed Galeb Kalaje Zoua, considerado responsable de la red financiera de Al Qaeda en España.

«Vivo aquí con mi mujer y mi hija y te juro que Ghusup siempre nos trató bien», explica Fernando. «Cuando la compramos echamos en falta el equipamiento interior de los armarios; Ghusup nos dijo que eso no venía en el contrato pero hizo lo posible para arreglar el problema».

Al parecer, el estilo del constructor sirio sigue fiel a las costumbres del Magreb: «Recuerdo que pudimos regatear y todo: las plazas de garaje a unos les costaron millón y medio y a otros medio millón». Los vecinos están contentos: «En una ocasión, le dijimos que había problemas con los cristales y trajo a la gente de Toledo que los había puesto y los arreglaron sin problemas».

El barrio de Tetuán está lleno de casas construidas por Ghusup (en libertad provisional desde el viernes) y su socio Kalaje, principal objetivo de la investigación policial y para quien Garzón decretó prisión incondicional. Los árabes detenidos por su presunta vinculación a la red terrorista se dedicaban a comprar pequeñas casas medio en ruinas cuyos solares les han servido para construir un reguero de pequeños edificios a lo largo y ancho de todo el barrio de Tetuán.

INVERSIÓN ESCASA
Su táctica consiste en ofrecer un piso en una promoción nueva a los dueños de las casas, que normalmente son de edad avanzada, de forma que la inversión no suele ser muy costosa. Luego contratan una cuadrilla española al frente de la cual ponen a un capataz de confianza y árabe.

Laura, contable de 35 años, compró su piso en la calle Baracaldo número 6. Le costó 75.300 euros en 1997. Cuando se enteró de que le había comprado el piso al terrorista detenido casi se cae de espaldas. No quiso ser fotografiada y se alejó de los periodistas sonriendo.

Desde luego, Ghusup es conocido en la zona. Los vecinos de la calle Ana María que esta semana salían del Consultorio Médico Tetuán, en el número 31, tampoco daban crédito a sus oídos cuando se enteraban de que tan sólo a unos pasos de allí, en el número 33, la policía había detenido a un presunto integrante de la red Al Qaeda. En el consultorio se atiende habitualmente a niños y ancianos, se realizan análisis de sangre, consultas de podología y de planificación familiar. Pero la sorpresa era mayúscula cuando CRÓNICA les informaba de que el dueño del consultorio era el hermano del detenido el martes a las once de la mañana.

La policía tenía indicios de que Ghusup colaboraba estrechamente en la financiación internacional de la red terrorista y por eso irrumpió el pasado martes en su oficina, donde el presunto terrorista se encontraba trabajando. Unos días después, justo al lado, los empleados de su hermano, médico de profesión, se encontraban algo estresados. «Váyanse de aquí, no vamos a decir nada, no nos molesten y nosotros no les molestaremos a ustedes», espetó la encargada a los periodistas cuando trataron de preguntar por lo sucedido en el portal de al lado.

La pista de Ghusup surgió tras la detención de Bassam Dalati Satut y Muhammed Galeb Kalaje Zoua en noviembre pasado. El primero ingresó en prisión por orden del juez Garzón. El segundo quedó en libertad por falta de pruebas, pero desde entonces la policía no le perdió el rastro. Las pesquisas permitieron que el martes culminara la Operación Dátil con la detención de Ghusup y Kalaje.La Unidad Central de Información Exterior, dependiente de la Comisaría General de Información, reventó varios pisos en las calles Ana María, Sor Ángela de la Cruz, Cava Baja, Ramón Gómez de la Serna y Presidente Carmona, de Madrid. En la calle Ana María detuvo a Ghusup y en la zona de Arturo Soria volvió a detener a Kalaje.

Los registros de estos domicilios permitieron confiscar ordenadores y una abundante documentación escrita en árabe y español. Los precintos policiales aún pueden verse en las sedes de las empresas que regentaban los detenidos, a la espera de que el juez ordene su apertura.

A primera vista, los detenidos son gente austera que vive discretamente y muy integrada en la vida normal de la ciudad. Las promociones de viviendas se encuentran agrupadas en el barrio de Tetuán, donde se llevó a cabo la detención de Ghusup. Muy cerca de allí se encuentra también una mezquita árabe. Se trata de un popular barrio habitado por personas modestas y muchos magrebís.

En la calle Baracaldo, número 6 se encuentra una promoción de 13 viviendas. En la calle Mariano Serrano número 9, los detenidos llevaron a cabo la construcción de otro edificio de siete viviendas.En la calle Esperanza Sánchez Carranza número 64 hay otro edificio más grande que hace esquina con la calle Arroyo. Todo en apenas un perímetro de 500 metros.

Todas fueron construidas por la empresa Prycotecsa, en cuyo consejo de administración figuran o han figurado numerosos nombres de origen árabe, entre ellos Ghusup y su hermano el médico, junto a Muhammed Kalaje, que ha sido finalmente el principal encausado de Garzón tras los interrogatorios.

Los libros de contabilidad de la empresa indicaban que parte de los beneficios obtenidos fueron enviados al responsable financiero de la red Al Qaeda en Europa, Imad Eddin Barakak Yarkas.

La policía había seguido el rastro a empresas como Sonicial, SA; Three Cedars y Hay Import Export, SL, en cuyos consejos de administración figuran nombres árabes que no han sido detenidos, pero la red de sociedades de construcción descubierta en Madrid y que más interesa a la policía está compuesta por cuatro empresas: la ya mencionada Prycotesa; Proyectos y Promociones Iso SL; Proyectos y Promociones Paradise SL, y Proyectos Edispan SL.En todas figura Kalaje como accionista, un hombre de origen sirio que antes de llegar a España había pasado por Arabia también como constructor. Kalaje Zoua se le escurrió a Garzón de los dedos en noviembre.

DONACIONES
En conjunto, a través de las empresas intervenidas se obtuvieron al menos 2,2 millones de euros. De ellos, 669.000 acabaron siendo donados por Kalaje para pagar los atentados de las Torres Gemelas.

Después de aprovechar las 72 horas que permite la ley a la policía para interrogar a los detenidos antes de entregárselos al juez, Garzón sólo pudo recibir en la Audiencia a Muhammed Kalaje. Aún no habían encontrado datos concluyentes para entregar a Ghusup, a pesar de que figura en el accionariado de varias empresas registradas por la policía.

La policía ha insistido a lo largo de estos días en que la actividad constructora en sí de estas empresas no es delictiva, pero que sí lo son los envíos detectados a cuentas relacionadas con los terroristas. Los compradores de sus viviendas pueden dormir tranquilos.No sufrirán perjuicio alguno.

En esas y otras empresas propiedad de los detenidos han colaborado ciudadanos españoles que, según la policía, no tienen ninguna responsabilidad en la gestión. Es el caso de Virginia Ruiz Barroso o Lorenzo Otero Teijeiro, cuyos nombres aparecen en otras empresas de los detenidos como Najamar, SA y Contratas Gioma, SA, respectivamente, y que después han trabajado para constructoras y empresas como Promotora Gavir, SA y otras especializadas en el sector de la moda. Este suplemento ha consultado los balances de cuentas de las sociedades intervenidas y ha encontrado que, por ejemplo, Prycotecsa sólo consignó unos beneficios en 1998 de 51.000 euros.La policía cree que las empresas han podido incurrir en fraude fiscal.




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