Domingo 26 de mayo de 2002 - Número 345

20-J | MEMORIAS DE UN SINDICALISTA

El cuerpo le pide huelga
FRANCISCO DOMÍNGUEZ participó en las cuatro huelgas generales de la democracia, y se prepara para la quinta, contra Aznar. «He hecho tantas huelgas que las confundo», dice

ANÍBAL C. MALVAR
Los guindillas le dan cosa desde que, siendo niño, su padre lo enviaba con un carro a vender jabones en los barrios míseros y extrarradios de Madrid. «Me acuerdo de aquellas chabolas, tan bonitas, tan bien hechas». Los guindillas, los municipales, perseguían a Francisco Gutiérrez, niño chapliniano y de pantalón corto, hasta que el niño se escapaba a un descampado con el carro de los jabones saltando por los baches. El niño Paco se escapaba siempre. Se corre más con hambre y un carro de jabones que por el beso de la rubia siliconada del podio olímpico.El niño Paco ahora cumple 50 y no ha dejado nunca de correr delante de los guindillas. Y la única rubia que le ha besado tras la carrera es su mujer, que además seguro que es morena. El 20 de junio, el medio siglo de Paco volverá a ser perseguido por los uniformes. O eso espera. «Aznar va a sacar toda la artillería a la calle, ya lo verás», dice vermuteando por Bravo Murillo con los puños comunistas hundidos en los bolsillos de la chupa.

Francisco empezó a trabajar de botones en Fenosa con 12 años, y a militar en el Partido Comunista y en Comisiones Obreras.Hoy, después de 38 años de trabajo, ya ha ascendido a comprobador de contadores y cobra 270.000 al mes. En euros no lo dice, porque le sale menos. Francisco Domínguez le ha hecho todas las huelgas al franquismo y después a la democracia. Y esta huelga general que CCOO y UGT han convocado para junio la va a hacer también, aunque no se le ve tan convencido: «Estamos más jodidos, estamos más viejos... Los sindicatos nos hemos convertido en agradadores del sistema». Paco odia más a los agradadores que a los fachas, los guindillas «o cualquier otra especie de hijos de puta, que hay muchísimos». Y se pide otro coñá.

EN LOS PIQUETES
20 de junio de 1985. CCOO, sin el apoyo de la UGT de Nicolás Redondo (ex amigo de Felipe González y por quien renunció a la secretaría general del PSOE en Suresnes), convoca la primera huelga general de la entonces aún impúber democracia española.Los de Marcelino Camacho no pueden entender que un Gobierno progresista recorte las pensiones de jubilación y ponga en peligro el futuro de la Seguridad Social. El PCE tampoco, y se une. Como USO, CNT y ELA, sindicato afín al PNV, que logra la paralización de Euskadi.Según los convocantes, cuatro millones de españoles secundaron la huelga. Según el Gobierno, el fracaso fue absoluto. 128 sindicalistas fueron detenidos. «¿Qué donde estaba yo? ¿Dónde iba a estar? Organizando los piquetes, como siempre. Ya ni me acuerdo. He hecho tantas huelgas que las confundo. ¿De qué iba aquella? [...] Ah, sí. Nos dieron leña entonces, nos dieron mucha leña. En un huevo y en la yema del otro, nos dieron». Felipe estaba «moral y políticamente convencido» de que la ley de pensiones era «la única política posible». «Lo posible...», le responde Paco Domínguez 17 años después. «Lo posible nos ha jodío a los obreros. Aquello fue un primer toque, que Felipe era uno de los nuestros, hostia».

Los nuestros ya no fueron ni suyos para UGT a finales de 1988.Los sindicatos paralizaron España el 14 de diciembre con la segunda huelga general, que tuvo ocho millones de seguidores, un 90% del activo español. El motivo, una Ley de Empleo Juvenil que caligrafía por primera vez el sintagma contrato basura. «Felipe González tenía que haber proyectado unas leyes más avanzadas.Demostrar que era izquierda, que era utopía. Aquí tienes no sé cuántos millones de votos para hacer lo que te salga de los cojones.Eso sí, somos izquierda y el sistema productivo y el reparto de la riqueza tienen que estar más equilibrados. Y Felipe no, Felipe prefirió dejar hacer: que actúen las partes libremente, el Estado no puede tutelar».

Paco Domínguez, otra vez, salió a pelearse con los guindillas desde el piquete. En aquella huelga, la actitud de estos piquetes fue muy criticada por su exceso de violencia. «El piquete ha existido toda la puta vida y es duro. No nos andemos con el mamoneo de que son informativos. Hay que empujar a la gente para que no vaya al curro. La gente entra a currar porque tiene miedo, tiene que pagar la hipoteca y el colegio de sus hijos. Y no te preocupes, que por muy brutos que seamos, los piquetes damos siempre menos miedo que el amo. El amo sí que tiene poder para asustar de verdad. Nosotros vendemos nuestras manos y nuestra inteligencia para ganarnos un salario. Si eso peligra, no eres nadie. Ir a la huelga no es un capricho ni una folclorada. Tengo compañeros que han acabado cobrando el salario social. Así que no me jodas con lo de los piquetes».

Paco, el niño de la carreta de jabones, aún habla del amo. «El otro día vi al amo en el entierro del Reinoso éste, que se ha muerto». Paco, el sindicalista, bebe vermú de grifo en tascas que no ponen el certificado de sanidad ni en plan adorno. «Que ya te digo que no me acuerdo qué hice en la tercera huelga, que las he hecho todas y las confundo. Una vez tuve que empeñar el anillo de boda, de eso sí me acuerdo...».

La de media jornada, Paco, no te puedes haber olvidado.

Pues sí que me he olvidao, hostia, ya te dije que yo no soy la persona. Eso te lo tienen que contar los agradadores, que son los que saben por qué esto y por qué lo otro.

28 de mayo de 1992. La huelga de cuatro horas celebra a la contra el décimo cumpleaños feliz del felipismo y su empeño en recortar las prestaciones por desempleo. Un tercio del obreraje español sufría contratos temporales. Hubo tantos policías que Francisco Umbral glosó que González había «pisado la raya de la legalidad democrática»: «la violencia, en la mañana de ayer, los encargados de ponerla eran los guardias».

ESTOCADA A FELIPE
27 de enero de 1994. La última. «Os dabais cuenta de que le estabais dando la estocada al felipismo, de que poníais a la derecha en el poder otra vez». Paco baja la cabeza y apura el enésimo coñá.«Les mandamos un mensaje. El mensaje es que si nos llamamos de izquierdas, tenemos que ser de izquierdas. Si no, os quedais sin obreros. Y se quedaron».

Y vino Aznar.

Pues que venga. Es lo que hemos tenido durante siglos, así que unos años más no nos van a hacer demasiado daño. Y les da un tiempo a los agradadores para analizar esto, que nos hace falta.

Según los organizadores, aquella huelga tuvo un seguimiento cercano al 90%. Según el Gobierno y su connivente patronal, no pasó del 35%. Andando el tiempo, a los sindicatos se les ha criticado el haber sido más duros con la izquierda que con la derecha.«¡Pues no te jode! Es que eran los nuestros. Y yo me cabreo con los nuestros. Ahí lo tienes todo, Felipe, ancha es Castilla y leña al mono. Si el Felipe equilibra el mundo productivo y al financiero le mete un poquito más de leña, este país sería más moderno, justo y avanzado. Ahora el Aznarín se tira algún lujo de vez en cuando, pero, ¿qué le vas a decir? Es la derecha, ¿no?».

El 20 de junio, Paco se va a echar a la calle a decirle a los compañeros que no entren a trabajar, a ponerse pesado y a gritar un poco si hace falta o tirar una piedra. «A mí me parece una huelga necesaria, pero me coge un poco descuadrao. No tengo las claves. Lo que sé, como Paco, es que me voy a ver abocado a la huelga y que lo vamos a pasar mal. Cuando no siento el feelling del gusanillo, como ahora, es que estamos jodidos. Los primeros que tenían que salir a la calle son los dos millones que están jugando el mus del desempleo. Dos millones de piquetes, ¿no? Si no, es que hay mucho listo que vive a cuerpo de rey».

Parece el discurso de Aznar, Paco. Te van a echar del sindicato.

Pues sí que se parece, y bien que lo siento. Pero si la huelga es un fracaso, que nos den.


LAS CLAVES

PENSIONES
20 de junio de 1985. Convocada contra la reforma de las pensiones.Tuvo un amplio seguimiento en las empresas industriales de Cataluña, Madrid, Asturias, Comunidad Valenciana, Galicia, Andalucía y, sobre todo, País Vasco, donde el seguimiento fue del 100%.

EMPLEO JUVENIL
4 de diciembre de 1988. Convocada como protesta global contra la política económica de Felipe González y, en particular, por la aparición de los «contratos basura» auspiciados bajo el proyecto de ley de Empleo Juvenil. Seguimiento del 90%.

PRESTACIONES DE DESEMPLEO
8 de mayo de 1992. Huelga de media jornada contra el recorte de prestaciones por desempleo. Su éxito fue relativo, cifrado a la alza en el 90% por los sindicatos, y por el Gobierno en el 34,6%. Las críticas por la brutalidad policial marcaron la jornada.

REFORMA LABORAL
7 de enero de 1994. El país se paraliza. Los diarios nacionales estiman el seguimiento, de forma unánime, en un 60%. Felipe había emprendido su última reforma laboral con enorme contestación social. 200.000 miembros de las Fuerzas de Seguridad velaron por la paz.

REFORMA DEL SEGURO DEL PARO
2 de junio de 2002. Primera contra el Gobierno de Aznar tras seis años de paz social. Felipe González sólo pudo mantener durante tres a los sindicatos tranquilos. La huelga empañará la víspera del Consejo Europeo que pone fin en Sevilla a la presidencia española de la UE.

DESUNIÓN
Previsiones. Los sindicatos podrán tener a favor la inercia contestataria que están impulsando los anti-globalización. El Gobierno tendrá a su favor una sociedad desmovilizada, la desunión sindical y el cuestionamiento sobre si existen condiciones objetivas para la huelga.



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