Domingo 16 de Junio de 2002 - Número 348

EXCREMENTOS | PELIGRO EN EL PARQUE

Atención: caca de perro contagiosa
QUISTES, transtornos intestinales, larvas en los ojos... Hasta una docena de males que afectan, sobre todo, a niños que juegan con mascotas en los parques. Pero tienen tratamiento y cura

ALFREDO MERINO
Durante un par de semanas, la vida de Luisa y Mario fue un auténtico infierno. De manera inopinada, su hijita de tres años recién cumplidos comenzó a tener diarreas intermitentes y dolores en la tripa. Al principio lo atribuyeron a algún alimento que podría haberle hecho daño. Pero al tercer día, cuando llegaron los primeros síntomas de deshidratación y su hija se les iba, supieron que era algo más grave. Ni la dieta blanda, ni los diferentes antidiarreicos recomendados por el pediatra hacían su trabajo, mostrando la niña pérdida de peso y un estado deprimido.

Sólo cuando realizaron un análisis de las heces pastosas que expulsaba la criatura, se determinó la presencia de quistes de Giardia, un parásito frecuente en perros y gatos que también se aloja en el organismo humano, produciendo una sintomatología difusa. Es muy posible que se contagiara en la guardería, dado que la nena no suele jugar en ningún parque y la familia carece de mascota; seguramente a través de las heces de otro niño infectado.

Mucho peor fue el caso de Sebastián, un hombre de 45 años que de un día para otro comenzó a padecer grandes dolores de cabeza y dificultades en su visión. Como sus males no remitían, en un tiempo prudencial acudió al especialista con el miedo del glaucoma o el infarto cerebral metido en el cuerpo. En este caso el diagnóstico fue instantáneo y preciso.

El análisis del fondo de ojo determinó la causa de los problemas, al detectar la presencia de un cuerpo extraño. Sebastián tenía en el interior de su globo ocular un gusano vivito y coleando, exactamente una larva de toxocara, otro parásito asociado a los animales domésticos. Con el tiempo, este hombre concluyó que se había contagiado de tan indeseable huésped en un viaje de turismo por el sudeste asiático.

Según el informe Animales de compañía: impacto de los parásitos intestinales en la salud pública, elaborado por la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, con la colaboración del Departamento de Animales de Compañía de Bayer, estamos expuestos alrededor de una docena de peligrosas zoonosis, entre las que se cuentan las desencadenantes de los casos referidos y otras como la ancylostomidosis, la estrongiloidosis y la dipylidiosos, todas ellas asociadas a las mascotas y a los hábitos nada recomendables de algunos de sus propietarios.

PERROS Y GATOS
Más del 30% de los perros y gatos de nuestro país puede estar infectado, según el estudio. Cuando lo explica, la doctora Guadalupe Miró, profesora Titular de Parasitología y Enfermedades Parasitarias del Departamento de Sanidad Animal de la Facultad Veterinaria madrileña y coordinadora del mismo, tiene escrupuloso cuidado en subrayar ese pueden estar: «No quiere decir que categóricamente tengan parásitos, sino que es muy probable que los tengan». En cualquier caso estamos hablando de una población de 4,3 millones de perros y tres millones de gatos con dueño. Esto hace que, como mínimo, 2,5 millones de estos animales pueden expulsar heces infectadas.

A causa de lo deficientes que resultan los datos oficiales, es difícil establecer cifras concretas en las grandes ciudades españolas, lugares donde la transmisión de estas zoonosis es más frecuente.Tomando como ejemplo el caso de Madrid, se estima que sus 400.000 perros producen alrededor de 30 millones de kilos de excrementos al año, de los que más de tres cuartas partes se abandonan en calles, parques y jardines. Andamos pues, literalmente entre mierda, pero entre una mierda extremadamente peligrosa. Sobre todo para los niños.

El informe señala que de todos los grupos de riesgo, el de nuestros hijos pequeños es el más importante. La vía de contagio son esas heces parasitadas que no se recogen de la vía pública y que también están en el campo, las playas y las orillas de los ríos, lugares todos donde juegan con frecuencia los niños. Éstos suelen llevarse a la boca tierra y objetos contaminados con huevos, resultando infectados.

Un estudio sobre epidemiología del parasitismo intestinal infantil en el Valle del Guadalquivir, realizado por la Universidad de Sevilla, entre 1994 y 1996, confirma la tesis del informe de la doctora Miró, al subrayar que de un total de 1.917 individuos de entre 6 y 10 años, resultó parasitado el 29,93% de los niños y el 24,35% de las niñas.

No son los niños pequeños el único grupo de riesgo. Inmunodeprimidos como los enfermos de sida, pacientes sometidos a ciertos tratamientos oncológicos, transplantados, ancianos y embarazadas también son víctimas fáciles de estos parásitos que pueden vivir durante largo tiempo en el medio ambiente. Mientras que el sistema de transmisión fecal-oral es el más frecuente en los infantes, los demás grupos sensibles suelen contaminarse por la ingestión de aguas contaminadas. En nuestro país, ciertos estudios señalan que el porcentaje de perros infectados por este mal es superior al de otros países europeos de su entorno. Sevilla, con el 13,3% de su población canina afectada y Granada con el 12%, son dos de los lugares con mayor prevalencia.

El informe del laboratorio alemán y la Facultad de Veterinaria de Madrid concluye con la rigurosa recomendación de recoger las heces que arrojen nuestras mascotas, depositándolas en la basura y no tirándolas a las papeleras ni a las alcantarillas. La destrucción por el fuego de las incineradoras municipales es el método más seguro para eliminar los parásitos.

Por fortuna, todas estas enfermedades tienen curación. En la práctica totalidad de los casos el empleo de fármacos antiparasitarios surte efecto, aunque a veces el tratamiento dura varios meses.

LA TENIA PERRUNA
Uno de los más dañinos tipos de parasitosis es el que origina quistes. El más peligroso y conocido es el hidatídico o hidatidosis.Lo produce un cestodo, mal llamado tenia, que infecta al 6% de los perros. Sus huevos se liberan por las heces caninas, a razón de 70.000 huevos diarios, que contaminan el medio donde perviven hasta 10 meses, pasando al organismo humano por vía oral. Una vez en el intestino, las larvas eclosionan y comienzan un viaje hacia diversos órganos, en especial, hígado, pulmones y cerebro, donde se enquistan en un periodo que puede alcanzar 40 años.La ausencia de síntomas durante gran parte del tiempo, hace que la enfermedad pase desapercibida.

La intervención quirúrgica es el remedio más frecuente para atajar este mal mundial, cuya prevalencia en España en 1996 fue de 354 casos, la mayoría profesionales que trabajan con animales. Castilla y León, Aragón, Castilla-La Mancha, Madrid, Extremadura y La Rioja fueron las zonas con mayor incidencia.

Conseguir su erradicación se antoja como algo demasiado difícil.Vivimos en un país donde el 23% de los propietarios de mascotas admite desconocer los riesgos de las heces. Lo dicho: llévese las caquitas de su chucho a casa. Si no lo hace, usted mismo y su familia correrán un enorme peligro.




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