Domingo 20 de octubre de 2002 - Número 366

TRÁNSITOS | LA FRASE

"Valga la redundancia"
Antología de los tópicos más tontos


¿Qué significa tan peregrina frase? Supongo que está tomada de los documentos públicos en los que, tras corregir un error, se ponía al final: «Vale la corrección», para evitar inseguridades jurídicas. En el lenguaje hablado, sin embargo, no se puede corregir de la misma manera, porque las palabras vuelan y lo dicho dicho está. Sólo cabe dejar constancia de que uno se ha percatado del error. Es una ligera excusa por haber dicho algo malsonante -la redundancia-, una muestra de urbanidad lingüística parecida a la que se usaba hasta hace poco tiempo cuando al mencionar al benemérito cerdo se decía «cerdo, con perdón», como si en vez de la palabra se hubiera soltado al cerdo mismo sobre la mesa camilla. Como era lógico, la discriminación porcina ha desaparecido, y también la innecesaria excusa. Pero la que comento se mantiene en cambio pugnaz. En un momento en que se habla muy mal, este purismo estilístico me parece tan cursi como el uso de desodorante por quien no se lava nunca. ¡Una persona que dice veinte frases hechas, cinco tacos, tropecientas incorrecciones sintácticas, de repente se estremece de horror por haber repetido dos palabras! El Diccionario de Autoridades define «redundancia» como «vicio del discurso que nace de la superfluidad de las palabras». Pues bien, lo que es superfluo y, por lo tanto, redundante es decir: «Valga la redundancia».




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