Domingo 29 de diciembre de 2002 - Número 376

ENTREVISTA | LA VERDAD DE NACHO CANO

«He puesto de mi dinero»
EL MÚSICO habla de su salida de la Fundación Sabera. «Mi problema ha sido que confiaba en mis amigos»

Mª EUGENIA YAGÜE
Nacho Cano, el pasado viernes, en el centro de Madrid./ JAIME VILLANUEVA
Después de escribir con Mecano las mejores páginas de la música pop española, Nacho Cano descubrió en 1989 La India de la madre Teresa. La monja le dijo que usara su fama para hacer algo por los demás y acercar a la gente a los pobres. Un día se encontró a Sabera, una niña que sobrevivía entre la basura de Calcuta.Así nació en 1999 la fundación que lleva el nombre de la pequeña, que hoy tiene 12 años y vive en España bajo su protección. Otras 150 niñas, arrancadas de la miseria de la calle, han encontrado en La India un techo, dignidad, cultura y futuro.

Pero Nacho Cano abandonó Sabera hace poco más de un mes, harto de intrigas y maniobras para desacreditarle. Puso tierra por medio y se fue a Londres para hacer yoga y meditar, algo que practica desde hace años. «A las cuatro de la mañana medito una hora; a las siete, otra. Me despierto automáticamente», explica adelantándose a la pregunta. «Luego me voy a correr y a la vuelta hago yoga».

PREGUNTA.-¿Cómo consigue pasar de ese estado de paz a la dura realidad del mundo cotidiano y el trabajo?

PREGUNTA.-Ya sabes que cuando vas con la verdad por delante, te dan golpes. Ahí tienes a Gandhi o Jesucristo, les daban bien.Parece que la verdad ofende mucho, sobre todo cuando se trata de personas que han cumplido sus objetivos, que han triunfado, al menos de cara a la galería.

P.-¿Ha despertado usted mucha envidia?

R.-Muchísima más de la que me hubiera imaginado nunca, sobre todo porque venía de gente insospechada, gente cercana.

P.-¿Cómo se siente después de abandonar la fundación en medio de un final polémico?

R.-No he querido hablar hasta ahora, no me parecía positivo para una obra estupenda. Pero voy a ser sincero: estoy dolido con la condición humana. Al mismo tiempo quiero transmitir que lo que se ha hecho es muy grande y que ahora que la gestión está en manos de un protectorado gubernamental y llevada por profesionales, soy más optimista. No quisiera que cunda el desánimo entre la gente que cree en Sabera. Lo importante son las niñas, las 150 niñas arrancadas de la mendicidad o la explotación sexual en las calles de Calcuta. Eso sigue adelante, más que nunca.

P.-¿Se le había ido de las manos la parte mundana de la fundación, las fiestas en casa de Banderas en Hollywood...?

R.-Que la gente revise las páginas de ¡Hola! a ver en cuántas fotos aparezco. He cuidado que salieran otros que tienen mucha más relevancia que yo. Me decían: «Que tenemos una foto tuya con Tom Cruise, y yo decía que no, que esa no la publicaran, que pusieran a otra gente.

P.-También se ha puesto en duda la gestión económica de Sabera, aunque no creo que nadie piense que se ha llevado usted dinero.

R.-Lo mío no es la administración, está claro, pero habría sido incapaz de quedarme con un solo céntimo. Algo imposible por otra parte. Para quedarse con dinero hay que pasarlo de una cuenta a otra o llevártelo tú, ¿no? Pues yo jamás he tenido firma alguna en las cuentas. Mi problema ha sido que confiaba en mis amigos...

P.-¿Y no había además de envidia, una auténtica lucha por el poder, las ganas que sí tienen otras personas por salir en la foto y alternar con Sting y Tom Cruise?

R.-No sé, quizá. Mi exposición es muy transparente. Creo que he tenido aciertos y he tenido errores. Y uno de los errores seguramente ha sido que cuando vi que la cosa empezaba a crecer, tenía que haber metido un equipo de abogados. Por eso en un momento dado, cuando veo que eso me desborda, entrego la fundación y me desmarco.

P.-Después de la fiesta en la casa de Antonio Banderas, alguien puede pensar que los caminos de la caridad no necesitan glamour.

R.-Yo he movido las energías que dominaba en esa dirección y, en el momento que he visto que esto se iba por unos derroteros que no eran correctos, lo he puesto en manos del Gobierno. Porque lo primero que hará el nuevo patronato que se designe es hacer una auditoría completa. Mi labor saldrá a la luz totalmente.Se verá que hay un excedente en los fondos por todo el dinero que he puesto de mi bolsillo. La cuenta de mi teléfono móvil era de medio millón de pesetas al mes. Yo me pagaba todos mis viajes hasta que negociamos con British Airways o con los hoteles de Calcuta. Eran tratos que hacía yo mismo y que aparecerán como superávit en la auditoría. Lo estoy deseando.

P.-¿Después de haber parido algo con tanta ilusión, se va a desvincular totalmente de tantos años de esfuerzos?

R.-Estoy a disposición de la fundación para todo lo que quieran preguntarme o consultarme. Por otra parte, confío mucho en el protectorado. Me han dicho que en el 90% de situaciones semejantes acaban así, con un patronato y bajo el control de la Administración.

P.-¿Y eso será el fin de la galas benéficas de Hollywood, las fiestas, la parte mundana de la fundación?

R.-No creo, pero tienen que cuidar muy bien a Penélope Cruz y a Melanie Griffith, sobre todo ahora que me he ido yo. Como oro en paño las tienen que cuidar, aunque ellas están muy de acuerdo con la tutela gubernamental.

P.-Este desenlace ha retrasado la salida del disco que ha producido usted, en beneficio de Sabera, en el que cantan desde Penélope Cruz hasta Rosario Flores o Antonio Banderas.

R.-Ya está en la calle. El disco fue idea de Tracy, la hermana de Melanie, pero ella había pensado en canciones infantiles.Y yo quería que las niñas de la fundación participaran también, que no fuera un disco de charity y punto. Me llevé a La India a Rosario Flores, a Ricky Martin, a Melanie..., montamos un estudio en Calcuta. Pero han sido Melanie y Penélope las que consiguieron que el nivel de los artistas que han participado haya sido tan alto. Es una referencia del poder que tiene la fundación.

P.-¿Cuáles son ahora sus planes?

R.-He terminado la música del Madrid Olímpico de 2012, pero sigo trabajando en ella. Y quiero profundizar en el yoga, quizá montar algo en Madrid. Ahora necesito mirar hacia adentro.




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