Domingo 5 de enero de 2003 - Número 377

HISTORIA | MEDICIÓN

Un error universal
DURANTE la Revolución Francesa Luis XVI encargó a dos astrónomos la tarea de crear un sistema para sustituir a la yarda. Ese patrón, el metro, está basado en imprecisiones

ALBERTO ROJAS
La Revolución Francesa puso de moda los movimientos de masas, la Enciclopedia, los Derechos del Hombre y del Ciudadano y el invento de monsieur Guillotin. Pero lo que más trascendió de esos años de vorágine y cambios radicales fue la necesidad de encontrar un sistema universal de medidas. Una fórmula que no dependiera de factores tan variables como el tamaño del pulgar de la persona que mide, la talla de pie del monarca de turno o las jornadas de labor necesarias para recoger una cosecha.

La realidad de esta referencia perfecta, bautizada como Sistema Métrico Decimal, fue muy distinta. Como revela Ken Alder, profesor de la Northwestern University de Chicago, en su libro The measure of all things (La medida de todas las cosas), el metro no es la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre que pasa por París, como se empeñaron en definirlo. El desafío ilustrado de encontrar «una medida creada para todas las personas de todas las épocas», como se definió en su momento, acabó en una gran mentira.

En 1791, un comité de matemáticos, geógrafos y físicos fue consultado por el rey Luis XVI sobre una idea copiada a Gabriel Mouton, antiguo párroco de la iglesia de San Pablo en Lyon, que en 1670 tuvo la ocurrencia de definir una unidad de longitud basada en las dimensiones de la Tierra. Luis XVI se encontraba en una posición difícil, ya que la Revolución lo había convertido en una marioneta en manos de la Constitución. Era un gobernante vigilado de cerca por su pueblo. El 20 de junio de 1791 trató de huir de Francia, pero lo capturaron unos milicianos. No fue hasta el año siguiente cuando Luis XVI emitió, desde su celda, la orden para determinar el tamaño del metro.

El gobierno revolucionario se mostró favorable a la medida y decidió acabar con patrones tan arbitrarios como la yarda o la milla. La tarea fue encomendada a los astrónomos de la Academia de las Ciencias de Francia, Jean Baptiste Delambre y Pierre Francois Mechain. Ellos serían los encargados de medir una parte de la distancia que separa el Polo Norte del Ecuador.

MERIDIANO CERO
El objetivo era seguir la línea imaginaria que marca el meridiano cero. En plena agitación política y bélica, mientras la guillotina cercenaba las cabezas de los aristócratas, estos dos intelectuales comenzaron un viaje delirante por el corazón de una Francia que acababa de salir de la crisálida de la Revolución. Para calibrar el tamaño total de la Tierra se eligió el trayecto que va desde Dunquerque, en el Canal de la Mancha, hasta Barcelona.

La misión, vista con la necesaria perspectiva del tiempo, era demasiado ambiciosa para el siglo XVIII. Los instrumentos de la época poco tenían que ver con los modernos satélites espaciales o con los sofisticados sistemas de medición por láser. Además, el planeta azul no es una esfera perfecta como ellos suponían, sino que es ovalada y achatada por los polos, según explican los libros de texto. La diferencia entre la circunferencia del Ecuador y cualquiera de los meridianos es tan sólo del 0,3%, pero es suficiente para desmentir los antiguos cálculos.

Tardaron tanto tiempo que la Academia de las Ciencias fijó en 1793 un patrón provisional basado en datos geodésicos incompletos.Las jornadas se convirtieron en una penitencia por culpa de las lluvias que embarraban los caminos y por el peso de todo el material científico que llevaban sobre los caballos. Siete años después regresaron a París sin resultados aparentes, pero fueron recibidos como héroes. Sus familias, en cambio, se quejaron de su falta de atención durante los años que duró la absurda expedición.Delambre y Mechain llegaron al borde del suicidio y la locura.

A los astrónomos dejó de importarles que sus investigaciones hubiesen sido erróneas. Para ellos, lo importante siempre fue cumplir la misión de entregar al Gobierno francés una referencia, la que fuese, que desbancase a la yarda. Finalmente, en junio de 1799, se llevó a cabo la presentación formal del metro ante las autoridades francesas.

Alder ha descubierto el fraude al revisar la correspondencia privada de Delambre y Mechain. Sus cartas revelaban que falsificaron y ocultaron evidencias para que la medida resultase creíble, que alteraron los datos para que el metro representase la referencia universal, ilustrada y perfecta, símbolo de la Revolución. La repercusión de este error es gigantesca. Ha condicionado la forma de ver el mundo, sus proporciones y sus medidas. La distancia de la Tierra a la Luna no es de 385.000 kilómetros, ni el David de Miguel Angel tiene 4,34 metros de altura, ni Pau Gasol posee los 215 centímetros que rezan las estadísticas de la NBA.

HASTA LA TUMBA
¿De dónde sacaron la medida que hoy llamamos metro? Para el autor representa un misterio que Delambre y Mechain se llevaron a la tumba. El uso del metro como unidad de longitud no se instituyó en Francia hasta 1840, año en el que se convirtió en la única medida legal. El escritor quiso emular a los científicos y se embarcó en una auténtico viaje de pirados por los mismos caminos y posadas por los que hace más de 200 años pasaron los astrónomos.Tardó siete años, igual que Delambre y Mechain, aunque Alder cambió el caballo por la bicicleta.

La NASA publicó hace unas semanas un informe en el que afirma que la pérdida de hielo en los océanos está ensanchando el planeta a una velocidad de vértigo. Este fenómeno provoca que la distancia desde el Ecuador hasta el Polo Norte, en la que debería basarse el metro, cambie a diario. El metro no es, como pensaban los contemporáneos de Delambre y Mechain, una regla inmutable. Pero se convirtió en el enigma que transformó el mundo; en un error universal para todas las personas de todas las épocas.


DÓNDE: En el libro publicado por Ken Alder titulado The measure of all things (La medida de todas las cosas), editado en Gran Bretaña por The Free Press.
CUÁNDO: Durante los años posteriores a la Revolución Francesa de 1789.
QUIÉN: Dos astrónomos franceses, Jean Baptiste Delambre y Pierre Francois Mechain, encargados de crear una unidad universal de longitud.
QUÉ: El viaje que realizaron estos científicos para calibrar una parte de la distancia que existe entre el Ecuador y el Polo Norte. El objetivo: determinar la medida del metro.
AHORA: La NASA ha determinado que varía continuamente por el deshielo en el polo.



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