Domingo 5 de enero de 2003 - Número 377

CINE | ROCKY

Stallone resucitará a golpes
EL SEMENTAL ITALIANO, como le apodan, se niega a aceptar que sus días de gloria se terminan. Tras sucesivos trabajos sin éxito, está dispuesto a rescatar del baúl de los recuerdos a su personaje fetiche: el boxeador Rocky. ¿Acertará? Su madre puede tener la respuesta: lee el futuro en los culos de los famosos

FERRÁN VILADEVALL
Tras dos fracasos consecutivos, el actor de Nueva York pretende volver a reencarnar al personaje que le hizo mundialmente famoso. Volverá al cuadrilátero con casi 60 años.
Tiene casi 60 años, lleva varios sin un éxito y su futuro no parece más luminoso que una bengala. Pero su nombre aún levanta pasiones y para muchos es la imagen del autodidacta. Es Sylvester Stallone, Sly para los amigos. Y ha llenado su lista de deseos para el 2003 con sólo una cosa: salir del ostracismo. Si las cosas no se tuercen, este año puede ser el año Stallone, y no el de la oveja negra según marca el horóscopo chino.

Según la prensa especializada, Stallone se vestirá de corto y volverá a ponerse los guantes de Rocky Balboa, su alter ego cinematográfico. «Cuando George Foreman (boxeador profesional) volvió al ring a los 48 fue cuando me planteé ponerme los guantes otra vez», dice Stallone. Responde así a las dudas que hasta él tenía sobre las posibilidades de interpretar a Rocky. «¿A quién iba a enfrentarme?», dice el actor natural de Nueva York, «¿al reuma?, ¿a una vértebra dislocada?».

Tendrá que luchar con amenazas mayores. Es cierto que hay un grupo irreducible de forofos que se tragan cualquier bodrio con tal de que salga el semental italiano, apodo por el que se conoce a Stallone. Sin embargo, la mayoría le ha perdido el respeto.A nadie le interesa ver un repartidor de leches con la boca torcida.A menos, claro está, que el argumento sea inspirador. Como lo fue en su momento Rocky. Y Rocky es ya el único camino que le queda a Stallone antes de pasar a engrosar las listas de has beens (algo así como los que un día fueron algo).

Universal canceló su acuerdo de tres películas con él tras hacer D-Tox, un drama de acción que no sólo ni se estrenó en EEUU, sino que ingresó poco más de 6 millones de dólares en todo el mundo. Avenging Angelo, su último proyecto, aún no tiene distribuidor.En el festival de Dauville, celebrado recientemente, aseguró que el director Luc Besson le había contratado para participar en la tercera parte de Taxi, una saga de gran éxito en el país galo.

En su país, el neoyorquino siempre ha tenido que abrirse camino a base de guantazos, y no por las cinco partes de Rocky sino por sus detractores. Stallone no es un actor querido. En Hollywood ya no inspira confianza y se le critica su habilidad como actor.Sólo su experiencia en Rocky, que le valió una nominación al Oscar en 1976 y su papel de policía buenazo en Cop Land le sirvieron para no ser el hazmerreír.

La razón de este ensañamiento con Stallone puede venir de lejos.Aunque siempre lo ha negado, se dice que tonteó con la pornografía.Quizás por eso su carrera quedó marcada. Incluso después de conseguir llegar a lo más alto, en una época cuando los músculos eran bonitos, Sly fue sinónimo de personajes cuyo único talento era su físico.

Es precisamente en este apartado donde el actor puede acallar a quien pretenda negar su potencial. El cuerpo de Sly es un templo para los que babean con el culturismo y para cierto grupo de mujeres. Estos dos colectivos no se frenan a la hora de lanzar sus gritos de admiración y sus páginas web. Internet está llena de fotos de Stallone en calzoncillos enseñando la musculatura.Unos bíceps de susto, unos pectorales que ridiculizan a cualquier pechuga campestre y una parrilla de abdominales que invita a jugar al ajedrez. Un cuerpo conseguido a base de sudor y regímenes salvajes.

Cuando se preparaba para interpretar a Rocky Balboa, Stallone hacía pesas con el estómago vacío. «Mi cuerpo empezó a comerse a sí mismo», explica a un periódico sensacionalista el propio Stallone. «Llegué a pesar menos de 70 kilos. Estaba en los huesos».Algo que se puede poner en duda ya que Stallone mide 1,78 metros.Independientemente de su percepción, lo cierto es que el actor combinaba su ejercicio con café. La cafeína le daba más energía y eso le impulsaba a hacer más ejercicio. Ahora dice que sigue «una dieta más sana».

Un día típico en casa de Stallone empieza a las 7.30. Tras ingerir un baso de aminoácidos líquidos, se sienta a desayunar. «Algo fácil de digerir», dice. Algo como dos huevos, cuatro higos y una tostada de pan. Una hora y cuarto más tarde, Sly se dirige al gimnasio -en casa, claro- y empieza su rutina de ejercicios.«Caliento motores 10 minutos y luego le doy a los brazos». En 45 minutos los doloridos bíceps y tríceps del actor son dos morcillas de elefante. A continuación se centra en los hombros, una parte especial de su anatomía preparada además para aguantar el peso de los fracasos de taquilla. Para terminar, una media horita de abdominales y unos minutos de cintura.

«Después voy a comer y por la tarde me dedico a mis negocios».Su dieta parece salida de un menú de adelgazamiento. Pollo y pescado a la plancha dominan el apartado de proteínas; calabacín a la plancha y ensaladas el de los vegetales, e higos y frutas del bosque el de frutas. «No he comido un bocata de salchichón en 15 años».

Si las tardes son para los negocios, los fines de semana son para la familia. Su entorno ha sido otro de los focos de conflicto en la vida de Stallone. Su madre, Jaqueline, se dedica a la astrología.Desde 1999 lo hace de forma peculiar: se proclama «rumpóloga» y asegura que predice el futuro con sólo ver una foto del culo de los famosos.

A la tercera, en lo sentimental, sí parece que ha sido la vencida.Tras Sasha Czack y la danesa Brigitte Nielsen, en 1997 llevó al altar a la también actriz Jennifer Flavin, que le ha dado tres hijas: Sophia Rose, Sistine Rose y Scarlet Rose. De su anterior matrimonio tiene dos hijos varones, uno afectado por autismo: Sage y Seargogh o Sergio. Todos con nombres que empiezan por S.

Jennifer le entiende y le aguanta como nadie, y él está dispuesto a hacer lo que sea por ella. En un acto reciente en la sede de la ceremonia de los Oscar, los Stallone quedaron atrapados en un ascensor con, entre otros, la actriz Mira Sorvino. Stallone, dando muestra de que a sus casi 60 años, al igual que el desodorante, la fuerza no le ha abandonado, se quitó su chaqueta de Armani y consiguió subir el ascensor hasta la planta superior y abrir las puertas lo suficiente para que los atrapados pudieran salir sanos y salvos. «Siempre es así», dijo orgullosa su mujer.

Al nacer, el fórceps que lo extrajo dañó un nervio de su cara provocándole la parálisis parcial de su labio, barbilla y parte de la lengua. De ahí su mueca tan característica, que se ha ganado, muy a pesar de sus detractores, un lugar en el Olimpo hollywoodiense. Lugar perfecto para camaleones, o gente con ganas de reinventarse las veces que sean necesarias con tal de seguir en boca de todos. Aunque sea a golpes.




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