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 DIRECTORIO   Domingo, 09 de Febrero de 2003, número 382

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CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
Listos para «el vaquero fanfarron»
Un día con los pilotos del Ala 12 del Ejército del Aire, pacifistas de corazón pero profesionales si hay que entrar en combate. En cuatro horas, los cazas españoles podrían recorrer los 4.308 kilómetros que separan Madrid de Bagdad
ALBERTO ROJAS
Vestuario del Ala 12, con los chalecos de vuelo y los cascos pertenecientes a los escuadrones 121 y 122 del Ejército del Aire, en la Base Aérea de Torrejón (Madrid). / JAVIER MARTINEZ
   

En la base aérea madrileña de Torrejón, la carretera que discurre desde la garita de entrada hasta el pequeño y antiguo edificio del Ala 12 está salpicada, a ambos lados, por multitud de cadáveres de aviones oxidados y barracones en ruinas. Allí, en mitad de una planicie desértica, árida y azotada por el viento, los pilotos de caza del Ejército del Aire conviven con la falta de medios, una opinión pública contraria a cualquier intervención militar y la posibilidad de acudir a Irak para ayudar a los halcones de Bush en su nuevo programa Quiero bombardear a Sadam cueste lo que cueste.



Como ya sucedió en la guerra de los Balcanes, en la que varios pilotos españoles realizaron misiones contra las tropas serbias de Milosevic, si la OTAN decidiera intervenir en el Golfo, supondría la cesión de hombres y material de todos los países aliados.Incluidos los nuestros. Y Aznar ya declaró hace tiempo su apoyo a la nueva cruzada del líder tejano. Si así fuera: ¿Quienes serían los elegidos?


España posee cinco grupos de combate (Grupo 15, Ala 12, Ala 14, Grupo 11 y Grupo 22) compuestos de unos 40 pilotos. Están equipados con aviones F-18 y representan la elite de la aviación de caza española. Serían ellos, en caso de conflicto, los primeros en ser movilizados.


Enfundados en su mono de vuelo, aguardan a recibir la orden de despegar. «Aquí siempre estamos preparados por si nos llaman.Tenemos entrenamientos diarios de ataque y defensa», afirma Zato, el alias de un joven capitan que realizó misiones de paz sobre Bosnia. «¿Que si estoy de acuerdo con Bush? A nadie le gusta la guerra, pero la gente no se da cuenta de que si destruyes una fábrica de armas, estás evitando que esas armas sean utilizadas contra los civiles. Ir a Irak no me hace mucha gracia, pero si son las órdenes, hay que cumplirlas».


A bordo de uno de esos pájaros iría también Angel (prohibido dar apellidos por motivos de seguridad). Para este joven teniente sería su primera misión de combate: «En radio macuto no han comentado nada sobre esto. En el caso de que pensasen en el Ala 12 para viajar a Irak, lo decidirían los políticos». Ellos intuyen que serían los últimos en enterarse. El Mando Aéreo de Combate avisaría un día antes. Pero no les importa, ya que tienen que estar listos en tres horas «para cualquier eventualidad». En apenas cuatro horas, los cazas españoles podrían recorrer los 4.308 kilómetros que separan Madrid de Bagdad, a más de 1.000 kilómetros por hora.


Mientras, los pilotos de la escuadrilla 121 Poker se distraen en una sala de operaciones plagada de mapas, retratos en blanco y negro firmados por antiguos pilotos, emblemas, fotos de unidades de combate de otros países y algún calendario de mujeres desnudas.Aseguran que se trata de un curro como otro cualquiera. En la base, la jornada comienza pronto. A las siete de la mañana. Los fríos y luminosos amaneceres invernales poseen un encanto especial.La charla o briefing, como dicen los pilotos, dura unos 15 minutos.Allí, en la jerga de la cofradía que sólo entienden ellos, mezcla de palabras técnicas con términos en inglés, los líderes de la misión hablan de «un taxi normal, con un despegue en formación finger izquierda, llegada al game zone en visual para realizar un overview y un swicht del área antes del picture de radar».


Después de recibir el parte meteorológico, corren hacia sus aviones cubiertos por la escarcha, con parte del aeródromo aún en sombras y la pista vacía y silenciosa. Los pilotos, cargados de adrenalina, comprueban durante 30 minutos todos los sistemas mientras los mecánicos ponen a punto el pájaro. Se colocan el casco, encienden los motores y despegan, en medio de un estruendo ensordecedor, con los quemadores al máximo para alcanzar, en segundos, los 20.000 pies de altitud... El piloto observa desde el aire todas las lucecitas rojas y blancas desde el cielo de Madrid que aparecen difuminadas con una sensación de superioridad indescriptible, algo pecaminosamente inconfesable que no pueden expresar con palabras.


Y la historia se repite todo el día y toda la noche. Los ejercicios de combate cerrado suelen durar hora y media. «Los más divertidos son los que hacemos contra pilotos de otras bases. Por ejemplo, con los del Grupo 15 de Zaragoza tenemos un pique titánico», explica Angel. Lo que no está permitido es romper la barrera del sonido. «Si hacemos ruido se quejan los vecinos», bromea.



AUTOBUS CON ALAS


El día transcurre entre la sala de operaciones y el asador Caza y Pesca, donde aprovechan para comer. El lugar no tendría nada de particular sino fuera porque su clientela está formada por pilotos, mecánicos y algunos civiles que trabajan en la base.Allí, entre chuletones y solomillos, comentan las ventajas y desventajas de ingresar en el escuadrón. Para Zato, «la idea es trabajar en lo que a uno de gusta». Y afirma que, si lo hiciera por dinero, hace tiempo que hubiera ido a Iberia «a conducir un autobús con alas, porque pagan seis veces más». El sueldo medio de un piloto de caza es de 2.000 euros al mes, por volar una media de 150 a 180 horas. En Iberia, en cambio, cobran más de 12.000 euros. «Bueno, de todas maneras, yo sé que ellos se morirían por pilotar un pájaro como el nuestro».


Y los pájaros duermen por la noche a la intemperie. ¡Un avión de 18 millones de euros sometido a las inclemencias del invierno por ausencia de hangares! Según dice el coronel Arnaiz, la base está «a la espera de encontrar presupuestos para construir refugios desde el año 81», aunque el dinero aún no ha llegado. Por las mañanas, cuando la temperatura alcanza los cero grados, los mecánicos se afanan en quitar el hielo que queda sobre las alas con una solución de alcohol. Y eso no es lo peor. Zato recuerda que «hace dos años no había dinero ni para queroseno. Las horas de vuelo se redujeron al mínimo». No es extraño: un avión consume 9.000 litros de combustible en cada misión.


El Ala 12 cuenta también con un caza preparado para despegar inmediatamente en caso de alerta y con un piloto en guardia las 24 horas del día. Desde los atentados del 11-S, esta precaución cobra mayor sentido que nunca. El avión está armado, cargado de combustible y con los motores al ralentí por si alguien pulsa el botón del pánico.


«Nuestro trabajo es estar listos para cualquier eventualidad, por supuesto para la guerra», afirma uno de los pilotos. «Pero, oye, te aseguro que no hay nadie más pacifista que nosotros.No somos como el vaquero fanfarrón». A Bush seguramente no le haría mucha gracia saber que ese es su apodo en la particular jerga del Ala 12.


Pero aquí los pilotos forman una cofradía de hermanos que poco o nada tienen que ver con los antiguos cuarteles de infantería en los que los chusqueros y los gritos de «Sí, mi sargento» protagonizaban las jornadas de la tropa. Aquí la jerarquía militar no está tan marcada. «Nosotros somos todos tenientes y capitanes, gente preparada, con estudios. Hay buen rollo porque la convivencia se basa en la confianza mutua. Yo me fío de mi compañero y él se fía de mí, porque ahí arriba tenemos que cubrirnos el culo unos a otros», argumenta Zato. El padre del escuadrón Poker, el coronel Arnaiz, afirma que «en el aire no hay diferencias de rango entre la gente».


¿Cuál es el mejor piloto de la base? La pregunta hace despegar su ego. «¿El mejor piloto?» Angel sonríe y refrexiona un momento.«Es muy difícil calibrar cuál es el número uno. Depende, sobre todo, de las horas de vuelo y la experiencia en combate que posea cada uno. No podría decir quién puede ser el mejor». Pero en la cabeza de todos aparece el nombre de algún piloto, alguno de esos jinetes que Tom Wolfe definió como los «hermanos cofrades de la caza. Sólo ellos tienen lo que hay que tener».



VIGILAR Y PUNTO


«De pequeño quería ser astronauta, por eso he vivido muy intensamente lo que le ha ocurrido al Columbia». Este que habla es Jordi, capitán y segundo del escuadrón Poker. Jordi es el único que voló sobre Afganistán durante la llamada operación Libertad Duradera.«Nos mandaron para apoyar a la Alianza del Norte. Ellos tenían que dar candela a los talibán mientras nosotros vigilábamos desde el aire». Es español, pero estuvo encuadrado en una escuadrilla francesa. Y explica que «los intercambios con otros países son habituales. Ahora hay en la base un alemán muy simpático llamado Frankie». Jordi se formó durante tres años en el extranjero y opina que «el nivel del piloto español está por encima de la media». Aunque se queja de que «los aviones F-18 se quedaron anticuados enseguida en comparación con los que llevan los estadounidenses».


Para probar la aptitud y la valía de los pilotos no existe nada mejor que la reunión internacional Red Flag de Las Vegas, una auténtica olimpiada para los mejores y más audaces jinetes de caza de todo el mundo. Algunos escuadrones como el 121 Poker acuden a este santuario, al olimpo de los «hermanos cofrades»: «Lo mejor de este tipo de eventos es que te mides con la elite.Cruzamos el Atlántico en nuestros aviones y allí competimos contra los pilotos de otros países. Se celebra en medio del desierto de Nevada, así que no hay limitaciones. Lo más espectacular es romper la barrera del sonido. Y resulta algo indescriptible la sensación de ser supersónico a ras de suelo». El único recuerdo que guardan de Las Vegas es una foto dedicada con las siliconadas camareras rubias del Hootest, un local donde los pilotos beben cerveza, se mezclan con los moteros y comentan la jornada.


Jordi reflexiona sobre la filosofía de la guerra moderna: «La estrategia es dominar el aire para bombardear lo imprescindible, como bases, puentes, cuarteles... Se busca el conflicto sin muertos.Lo importante no es atacar al enemigo, sino que no pueda moverse, es decir, si los malos no tienen electricidad, ni teléfono, ni gasolina, ni moral, has ganado la guerra. Y no ha habido muertos.Es imposible, pero al menos parece deseable que ése sea el objetivo, una guerra sin bajas». Y agrega: «Las bombas son muy precisas, casi no hay margen de error. Pero un piloto no es un robot. Somos humanos y podemos equivocarnos». Bush desearía disponer de precisos Nexus 6 como los de Blade Runner para disparar misiles.


Los pilotos de caza del Ala 12 viven ajenos a la política, las decisiones y los presupuestos mientras vuelan en sus cacharros.Si Bush ataca a Sadam, y si la OTAN decide intervenir en el gran juego, y si Aznar envía a los militares al Golfo, tal vez les avisen y tengan que hacer las maletas. Aunque como dicen entre bromas: «Si vamos a volar sobre los cielos de Irak, que sea al alba. Y con viento fuerte de levante».







LAS CLAVES

Gasto militar. El Ministerio de Defensa destina un 17% del total de su presupuesto (8.400 millones de euros) para el Ejército del Aire. El pasado año fue de uno 1.400 millones de euros.

España en la guerra de 1991. España fue una de las 13 naciones que envió naves al conflicto. El Gobierno español movilizó diez buques de la Armada para realizar labores de vigilancia, tanto en el Golfo Pérsico como en el mar Rojo. Los barcos cumplieron 5.400 misiones de embargo y más de 200 visitas y registros a embarcaciones sospechosas.

Flota aérea de ataque. España tiene en servicio 91 cazas F-18.Además, posee 62 Mirage F-1 y 24 aviones F-5 de instrucción.Están repartidos entre Gando, Morón, Torrejón y Zaragoza.

Arsenal. El F-18 utiliza el misil antibuque AGM-84D Harpoon, así como los aire-tierra AGM-65G Maverick y los aire-aire MRAAM.El avión está dotado también con un poderoso cañón para combate aéreo.

Vestuario. Los pilotos utilizan monos de vuelo similares a los de los estadounidenses, fabricados en materiales ignífugos, más un chaleco de vuelo y un casco con máscara y visera.

Modelos anticuados. El F-18 A, adquirido en 1984, está anticuado con respecto al F-18 E/F Superhornet de la US Navy, que posee más autonomía, armamento, envergadura y blindaje más efectivo.



Gabi. Capitán.

28 años. Experiencia: Bosnia y Kosovo

«A veces te pasa por la cabeza que pueda ocurrirte algo en el avión, ya sea en tiempo de paz o de guerra, como le sucedió hace poco a un piloto instructor de F-5 de Talavera. Todos hemos tenido algún susto».

Armi. Capitán.

31 años. Experiencia: Bosnia y Kosovo

«Estamos para lo que ordenen, y eso incluye la guerra. Es uno de los sacrificios de la profesión. Además tienes que estar disponible las 24 horas del día. La familia lo lleva mal, pero la novia, por suerte, es comprensiva».

Juande. Capitán.

26 años. Experiencia: Bosnia y Kosovo

«La llamada para ir a la guerra no supondría una sorpresa para nosotros, pero siempre se hace duro alejarse de la familia. Creo que este trabajo es exigente, pero sientes cosas que no se encuentran en la vida civil».

Angel. Teniente.

30 años. Sin experiencia en combate.

«Por si pasa algo como lo de El Perejil o como los atentados de Nueva York y Washington, un país necesita una fuerza de acción rápida que responda en pocos minutos para evitar cualquier atentado o catástrofe».

 
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