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 DIRECTORIO   Domingo 6 de abril de 2003, número 390
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RUMORES / EL «BOOM» DE LOS CONFIDENCIALES
¿Sabía usted que el Rey...?
El Rey, a golpe de teléfono, intercede para el indulto a «los Albertos» - Don Juan Carlos confesó a Zapatero que estaba contra la guerraKLa «dama negra» de La Moncloa nombra y destituye a su gusto - Un parlamentario del PSOE brinda por una «guerra larga y cruenta»... Éstos son algunos «flashes» aparecidos en los confidenciales, que navegan por Internet entre el rumor no comprobable y la veracidad
ILDEFONSO OLMEDO

¿Son rumores o noticias? Son confidenciales, el nuevo periodismo que triunfa en Internet, asoma en los 50.000 despachos más poderosos del país y engancha a diario a cada vez más gente informada...Una forma de contar desde trincheras cavadas en la Red al margen de los medios de comunicación convencionales, con los riesgos de la inmediatez, la confidencia (interesada o no, siempre anónima) y el rumor (a veces, pero no siempre, antesala de la noticia).Informaciones, en ocasiones fugaces, que apenas duran unos instantes (minutos, horas a lo sumo), u otras que terminan tomando cuerpo de bombazo informativo cuando pasan al papel.


¿Recuerdan el estrés con resultados millonarios de Corcóstegui, las inversiones del Obispado de Bilbao en la isla de Jersey, el salto a la política de Ana Botella... o la supuesta juerga con prostitutas que se habrían corrido jugadores del Barça en un hotel de Madrid antes de un partido con el Rayo? Todas estas noticias pre-nacieron en Internet. Germinaron en los controvertidos confidenciales, el hermano más travieso del periodismo impreso, resurrección, en palabras de Ramón Salaverría (director del Laboratorio de Comunicación Multimedia de la Universidad de Navarra), del viejo formato periodístico del libelo, entendido como la expresión pública de una opinión en la que se oculta la fuente. Y, advierte Salaverría, hay quien se está valiendo de esa ocultación para dar rienda suelta a la intoxicación interesada. La mayoría, sin embargo, busca en el acierto y la independencia el camino de la credibilidad.


El primero en abrir fuego parece ser que fue el solvente periodista Fernando Jáuregui, allá por 2000, que inauguró la sección coMfis en el boletín on-line MiCanoa.com (ahora DiarioDirecto.com).«La eclosión posterior del fenómeno se explica porque muchos medios se ciñen al periodismo de comunicado; frente a eso, los confidenciales son la vanguardia de la información», sostiene optimista. El experto en Internet Antonio Delgado lo dice con otras palabras: «Los confis aportan al periodismo como disciplina un tentáculo más para aprehender la realidad».


Jáuregui es un firme convencido de que el periodismo digital es el futuro. Y la fórmula de los confidenciales, un paso más.Esboza las reglas a las que deben ceñirse: que adviertan al lector de que está en el ámbito de información confidencial, y entienda así que «cabe la opinión, la no atribución de fuentes y algunas mayores imprecisiones». Siempre, añade, sin invalidar «las reglas sagradas del periodismo: a saber, que lo que se cuente sea verdad, que no sea un rumor interesado...».


El Semanal Digital, 31 de marzo, lunes: «El Rey ha telefoneado al ministro de Justicia, José María Michavila; al fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, y al presidente del grupo Prisa, Jesús de Polanco. A Su Majestad no le gustaría ver en prisión a los famosos primos [los Albertos] condenados por el caso Urbanor».La noticia se acompaña de una foto de Alberto Cortina y Elena Cue en la boda de la hija de Aznar.


Vapuleados en ocasiones (en enero se dictó la primera sentencia condenatoria contra uno de ellos, el de Jáuregui, por la noticia de los jugadores del Barça), es un hecho constatable que los confidenciales están abriendo una brecha por la que alcanzan la actualidad hechos o entresijos de acontecimientos que antes no llegaban al gran público. En la Red hay ya incluso confidenciales de confidenciales, y algunos diarios en papel tienen una sección con los rumores on-line. EL MUNDO.es renunció a tener confidenciales para dar sólo información. «No hay razón alguna para negarle a la ciudadanía lo que conocen políticos, periodistas o banqueros por su posición privilegiada en la pirámide informativa», escribe en Internet un forofo del osado género. Se vale de la hospitalidad de un confidencial, El Topo, en PRNoticias.com, para poder opinar.



LOS ANONIMOS OPINAN

Los propios lectores se convierten, a veces, en activos informantes.«En nuestra página tenemos una participación importante de anónimos que se acercan a dar su opinión», dice el director de El Semanal Digital, Antonio Martín Beaumont, publicación on-line nacida hace tres años y que a principios de 2003 incorporó, como parte ya fundamental de su andadura diaria, los confidenciales.


La oferta es grande. De seguir el ranking por tráfico de usuarios de Internet que realiza el medidor de audiencias Alexa, éstos serían (ordenados por su éxito en la Red) algunos de los más destacados: El confidencial, Diario Directo, El Semanal Digital, El Confidencial Digital, Hispanidad... Todos ellos cuentan con pequeñas plantillas (los que más, 10 empleados en nómina), un amplio plantel de colaboradores (muchos, periodistas de medios convencionales) y una estructura, presumen, menos encorsetada que las empresas periodísticas clásicas.


Internet ha universalizado los boletines confidenciales, que han existido siempre pero reservados a quienes podían pagárselo.En estos momentos, bajo el nombre genérico de confidenciales se incluyen páginas web con vocación de periódicos digitales y otras orientadas claramente a un mundo donde los medios convencionales «no pueden ni deben adentrarse», según explica el catedrático y experto en comunicación Román Gubern, consultado por CRONICA.Y añade: «Estos confidenciales, cuya existencia viene a decir también que los medios convencionales no son fiables, trabajan el mundo ambiguo de lo potencialmente posible, de lo que se rumorea...Ese flanco que, bien por los propios libros de estilo o por los viejos códigos de ética, deja al descubierto la prensa convencional».


Hasta ahora las meteduras de pata en los confidenciales on-line venían gozando de cierta bula. «Se les perdonan más los errores, pues se supone que el error, al llegar a menos gente y por la naturaleza misma de la confidencialidad y de estar entre líneas, es de una gravedad menor», explica Gubern. Pero el público va en aumento. «Ya no es sólo cosa de unos jovenzuelos internautas.La gente que antes no leía los confidenciales (gente poderosa social y empresarialmente) ahora sí lo hace. El valor de cada confidencial, en parte, está precisamente en quienes lo consumen», opina Jaime Estévez, autor del libro Periodismo en la Red.


Cada vez son más los habituados a sentarse en restaurantes de cinco tenedores que están enganchados a estas lecturas. Con la página web de Jesús Cacho, Confidencial.com, la primera en solicitar que la OJD mida su difusión real, se conectan a diario alrededor de 20.000 terminales de ordenadores del país. Su confidente, el mismo que esta semana anunciaba que el Rey está contra la guerra en Irak, ha logrado desde su puesta en funcionamiento (otoño de 2000) exclusivas de impacto, especialmente en el mundo financiero.


Otros, como el El Semanal Digital, se vuelcan más en lo político.Y con un eco creciente. Asegura Beaumont, su director, que cerraron marzo con 549.000 visitas. «Sí que somos más atrevidos, pero no menos rigurosos. Si publicamos un rumor decimos "se rumorea", no engañamos. Hay veces que damos informaciones que otros medios no se atreven. Para poder sacar la cabeza, arriesgamos algo más».


Martes, 1 de abril: «Un senador socialista brindó por una guerra larga y cruenta». La información, recogida al día siguiente en papel por dos periódicos nacionales, le puede salir cara a El Semanal Digital. El senador aludido, Franco Gutiérrez, niega que sea verdad y reclama al confidencial de Beaumont una indemnización de un millón de euros. La reciente condena, en enero, a Micanoa.com, que casi desaparece al tener que hacer frente al pago de 600.000 euros a cinco futbolistas, fue todo un aviso para navegantes.


¿Están condenados los confidenciales? El profesor Salaverría, gran estudioso del periodismo digital, asegura que son un «sarampión que pasará». Y que anuncian el porvenir: los llamados weblogs, páginas personales en Internet de autoría más identificable en la que alguien puede ofrecer información, análisis y enlaces a propósito de algún tema concreto. Salaverría añade un dato revelador: Google (el famoso buscador) ha comprado el principal sistema de creación de weblogs del mundo. No sólo son rumores.




 
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