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 DIRECTORIO   Domingo 8 de junio de 2003, número 399
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JAIME PEÑAFIEL

Un respeto para los escoltas


Las imágenes del inefable y polémico Jaime Marichalar, en patinete, por las calles de Madrid, han escandalizado al personal como ninguna otra. No sólo por el ridículo del consorte, que parece haber perdido la olla, sino por la humillante situación en la que aparecían los escoltas, corriendo delante y detrás del yerno de Su Majestad. Estas fotografías, publicadas por la revista ¡Hola!, han puesto de manifiesto la labor de quienes desempeñan su trabajo en la protección de personajes de relevancia, tanto social, económica como política. De un tiempo a esta parte, tener escolta se ha convertido en un importante signo externo de haber triunfado en la vida, salvo en dramáticas y excepcionales circunstancias, de todos conocidas, en la que la presencia de estos servidores sirve para garantizarla aun a costa de las suyas. Pero, para muchos, tener escolta es un signo de distinción tan importante o más que tener un Mercedes, un yate o una villa. La presencia de grupos de hombres como armarios, discretamente vestidos de oscuro, a la puerta de restaurantes de cinco tenedores, soportando el frío y la lluvia en invierno o las altas temperaturas en verano, se ha convertido en algo habitual no sólo en la capital del Estado, sino en muchas otras ciudades. Y siempre junto a vehículos de gran cilindrada, con los cristales traseros ahumados. Mucho me temo que no siempre son objeto de la consideración y respeto debidos por parte de los usuarios.



Proteger la vida dentro... de un orden

El abuso hacia los escoltas no es de ahora. Hace algunos años, yo tenía mi despacho en el mismo edificio que un ex presidente bananero, de los muchos que, bajo la protección del general Franco, se habían refugiado en España para disfrutar de los millones de dólares expoliados a sus países y que les permitían vivir como reyes, protegidos por numerosos escoltas que, en aquella época, solían ser agentes de la policía. El dictador de nuestra historia tenía tantos como seis las 24 horas del día. Con el tiempo llegué a intimar con casi todos y, a través de ellos, conocí las andanzas y aventuras del multimillonario ex presidente que no eran, precisamente, ejemplares. Hasta que uno de los agentes presentó la renuncia a su trabajo «porque soy un hombre digno que sólo pretende vivir y desempeñar su trabajo con dignidad».El motivo no había sido otro que el hartazgo de tener que proteger al personaje en sus correrías sexuales por los prostíbulos madrileños.Raro era el día que el dictador sudamericano no iba de putas.Cansado y humillado estaba de montar guardia mientras el señor folgaba con la prostituta de turno. Reconociendo que generalizar es siempre injusto, sólo conozco el caso de una personalidad que, en todo momento, demuestra respeto y consideración hacia quienes protegen su vida como escoltas: el general Sabino Fernández Campo. Habitual en él es interrumpir, a una hora prudente, una cena, en restaurantes o casas privadas, alegando que los escoltas están aguardando, gesto loable y ejemplarizante que muchos deberían imitar, empezando por Jaime Marichalar: no es de recibo ver a los escoltas, como se ha visto, a la carrera, porque el consorte había tenido el capricho de darse un ridículo baño de multitudes en patinete por las calles de Madrid. Un poco más de respeto, Marichalar.



Larga vida a su majestad

El pasado lunes de esta mi semana, la reina Isabel de Inglaterra celebró sus bodas de oro con el trono, nada menos que 50 años.Si analizamos su biografía, advertimos que ha habido no uno, sino varios annus horribilis. Pero resulta increíble que sólo en el maldito 1992 («No puedo decir que éste vaya a ser un año que recuerde con placer, más bien podría hablar de un annus horribilis») pudieran suceder tantas tragedias familiares y la soberana soportarlas y superarlas. Posiblemente, porque, al igual que Balzac, «la tragedia no me matará; seré yo quien le retuerza el pescuezo».Aunque, afortunadamente, fue un año en el que no hubo ni sangre ni muerte (eso sucedería el 31 de agosto de 1997, con la de Lady Di), en 1992 habría lo suficiente para que la imagen de la reina se viera envuelta de esta tristeza majestuosa que hace todo el placer de la tragedia: 29 de marzo: divorcio de su hijo el príncipe Andrés y Sara Fergusson; 14 de junio: divorcio de su hija la princesa Ana y el capitán Mark Phillips; 9 de diciembre: el primer ministro, John Major, anuncia oficialmente la separación de Carlos y Diana. Y como dramático cierre del año, el incendio del Castillo de Windsor, el palacio preferido de la reina, al que considera «mi hogar», por encima de Buckingham, al que califica «la oficina» o Balmoralm «mi casa escocesa» o Sandringhan, donde se encuentran sus caballerizas reales. Con motivo de estas bodas de oro con el trono, la reina Isabel ha querido dejar bien claro dos temas capitales para la Institución: primero, que no va a haber una monarquía selectiva, sino que Carlos será su heredero y el príncipe Guillermo, el heredero del heredero. Y segundo, que Camilla Parker se convertirá, posiblemente este mismo año, en la esposa del príncipe de Gales y, aunque nunca será reina consorte, sí la mujer del rey. Ella no ha aspirado nunca a más.




CHSSSSS...

El Rey Don Juan Carlos, en sus memorias dictadas a Vilallonga, clasificaba a los Borbones en tres grupos: familia real, familiares del Rey y parientes. También están los Borbones de El Corte Inglés. Me gustaría saber en cuál de estos grupos colocaría al nuevo Borbón, su tío, ¿infante y alteza real?, Leandro Alfonso ... Me sorprende que los Boeing 707 utilizados, hasta ahora, por el Rey y el presidente y desechados por estar en entredicho (tienen más de 35 años de vida) vayan a ser utilizados para traslados de nuestros soldados, cuyas vidas valen tanto como la de los demás ... Ella, como en su día Sonia, se ha diseñado su propio vestido de novia. Con una diferencia: la hoy reina de Noruega, como costurera que pretendía ser, también se lo cosió ... «Estamos esperando que salga de una puta vez del armario», le confió a una amiga ... El Ayuntamiento de Barcelona se parece a Interviú por haber pagado 100.000 euros para que unos cuantos se pongan en pelotas... Muchos se preguntan quién está siguiendo tratamiento de rehabilitación en Nueva York: ella o él.


 
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