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 DIRECTORIO   Domingo 3 de agosto de 2003, número 407
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PAREJAS | DIFERENCIAS DE EDAD
Y luego se enamoran de jóvenes
SUS MARIDOS les llevaban hasta 40 años. Hoy, ricas y sin compromiso, se rodean de hombres más jóvenes
ROMUALDO IZQUIERDO

No sabe, no contesta. Tan sólo ademanes despectivos a los informadores que siguen su verano balear, cara de pocos amigos y la callada por respuesta cuando se le pregunta por su estado anímico actual.Si en enero del año pasado Marina Castaño rompía en lágrimas y no dudaba en asegurar que «me he ido entera detrás de él», hoy, año y medio después de la muerte de su marido, el premio nobel Camilo José Cela, su viuda ha vuelto a reír. No delante de las cámaras, por supuesto, pero sí en compañía de Richard Hudson, un amigo inglés, arquitecto o decorador de interiores, según las fuentes que se consulten, afincado la mayor parte del año en Mallorca.


Secretaria, copista, representante de prensa y relaciones públicas del hombre con el que estuvo casada 17 años, Marina Castaño no es la viuda que describe García Márquez en una de sus novelas: «Cuando oyó apagarse los pasos de la calle solitaria, cerró la puerta muy despacio, con la tranca y los cerrojos, y se enfrentó sola a su destino». Al contrario, ya que a los pocos meses de la muerte de su segundo marido, Marina no sólo tuvo que luchar por los derechos de su herencia, el título de marquesa de Iria Flavia, que finalmente ha perdido, o por continuar con su labor de escritora o de comentarista. También ha encontrado una nueva compañía, la de Richard Hudson que, sin ser un joven veinteañero, en absoluto le lleva los 40 años de edad que le separaban de Camilo José Cela.


Se conocieron el verano pasado, apenas seis meses después de que el nobel fuera enterrado, en una fiesta organizaba en Mallorca por Cristina Macaya. Desde entonces, sus reencuentros tanto en el País Vasco como en Ibiza han sido inmortalizados por los paparazzi, y hoy, a sus 46 años, Marina Castaño seguro que es de la misma opinión que María Asunción Mateo, que al poco de enviudar de Rafael Alberti -42 años mayor que ella- se lamentaba de que «nadie ha apreciado la suerte que ha tenido de encontrar una mujer mucho más joven, capaz de amarlo y cuidarlo hasta el final. Prefieren alimentar la versión machista de la aprovechada y trepa».



BRAGUETAZO FEMENINO

Mujer joven enviuda de hombre poderoso con dinero y rehace de nuevo su vida junto a alguien con muchos menos años que el difunto marido. No es el caso, por supuesto, de la mayoría de los cerca de dos millones de viudas que se calcula existen en España. Pero en este fenómeno que ha llevado a escritores como Eduardo Chamorro a afirmar que «hasta hace 30 o 40 años sólo los hombres daban el llamado braguetazo. Ahora el feminismo ha alcanzado esa conquista», se incluyen otras féminas que, como Carmen Posadas o Carmen Cervera, además de ricas herederas, se han convertido en viudas polémicas.


Y si la primera, que fue mujer de Mariano Rubio, ex gobernador del Banco de España que dimitió de su puesto acusado de corrupción y 20 años mayor que ella, ya no oculta su relación con un hombre que ronda su edad -Posadas está a punto de cumplir 50 años-, la segunda, Carmen Cervera, sólo aparece en público junto a su hijo y la novia de éste.


Viuda desde abril del año pasado del barón Thyssen, que le llevaba 25 años de diferencia, y heredera de una fabulosa fortuna en miles de millones de euros, Tita Cervera se ha encargado siempre de desmentir cualquier relación sentimental que se le ha atribuido. No ha vendido ningún barco y tampoco ha financiado la operación estética de su futura nuera, aseguraba esta semana. Y respecto a las insidiosas preguntas de cómo anda su corazón, ella insiste en que «todo lo que se dice es mentira. No pienso encontrar otro hombre. Estoy rodeada de amor».


Preocupación por el qué dirán que nunca atormentó a la española Carmen Llera. Viuda del escritor italiano Alberto Moravia, que le llevaba 49 años, Llera nunca ocultó la relación sentimental que, entre otros, mantuvo con el líder druso del Líbano, Walid Jumblat, incluso estando aún vivo su marido.


Y aunque no enviudó, otra que cambió el amor de un señor maduro por los brazos de alguien más acorde con su edad es Marta Chávarri, de 43 años. Y así, a su primer matrimonio con el marqués de Cubas, que le doblaba la edad, le siguió otro con Alberto Cortina y varias relaciones hasta terminar este año con Luis Albert.


Hace un año, Marina Castaño lucía luto y, al cuello, la alianza del marido muerto. Hoy, parece cierto eso de que el tiempo es el olvido.




 
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