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 DIRECTORIO   Domingo 26 de octubre de 2003, número 419
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ISABEL PREYSLER
Mi hija Tamara es mi sucesora
ROMUALDO IZQUIERDO
Tamara Falcó, Armani e Isabel Preysler.
   

Con apenas cinco años ya trataba de tú a tú a los fotógrafos para los que posaba bajo la cascada del Marbella Club. «¿Está bien aquí la luz?», preguntaba resuelta la niña. Y esta semana, con 22 años cumplidos, Tamara Falcó Preysler no sólo conseguía llamar la atención con el diseño de Paco Rabanne con el que acudió, sin acompañante, a la fiesta organizada por una revista de moda.También lograba la mayor aprobación que podía esperar de la reina indiscutible del papel cuché, su madre.


Porque a Isabel Preysler no le ha importado reconocer que la cuarta de sus hijos, fruto de su matrimonio con el marqués de Griñon, Carlos Falcó, es su «digna sucesora». Así, y desde que el año pasado terminó sus estudios de comunicación en el Stoneleigh-Burnham School, en Massachusetts (EEUU), Tamara, ya instalada en Madrid, donde trabaja en una casa de diseño y moda, acompaña a su madre siempre que tiene ocasión.

Así la pudimos ver en la reciente inauguración por Giorgio Armani de su nuevo local en Barcelona. «Es una niña riquísima, simpatiquísima y muy sonriente», asegura la madre. Ella sólo sonríe y mueve la melena. Sabe a la perfección como comportarse en público.Por algo está acostumbrada a la exposición mediática desde que era una niña y ha sufrido incluso las indiscreciones de quien fuera su niñera, María Alejandra Martín, que no tuvo reparo en contar a la prensa, previo pago, las intimidades de la familia.

De su vida afectiva, poco ha trascendido, excepto un «amigo americano» que pasó unos días en la casa de los Boyer-Preysler y rumores, más tarde desmentidos, que la relacionaban con uno de los concursantes de la primera edición de Operación Triunfo.

Y si hay que hacer caso a su madre, en eso de lo de su «digna sucesora», Tamara tiene garantizado su futuro económico. A no ser claro está, que su hermana pequeña, Ana Boyer, 14 años y con tablas más que suficientes para atender a la prensa -«no hables con esos periodistas, que no son de la agencia de mami», le advirtió en una ocasión a su padre- herede la posibilidad de anunciar los famosos azulejos.




 
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