Las 10
mejor valoradas

 
Internacional
Economía
Deportes
Ciencia
Servicios
 
 

Nacional

Domingo, 22 de febrero de 1998
Ultima actualización: 09:45

Las claves para comprender la ansonada de Anson

El hombre que quiso reinar

La muerte del magnate mexicano Azcárraga dejó solo a Anson, ganando 150 millones al año pero sin poder - Según un amigo suyo, tras sus explosivas declaraciones recibió una oferta de Prisa - Fiel a la Monarquía, ya protagonizó en el año 66 otro escándalo periodístico

CASIMIRO GARCIA ABADILLO

Luis María Anson es uno de los mejores periodistas del último medio siglo, un intelectual que con su pluma ha condicionado decisiones de Gobierno, un escritor de éxito y un hombre que, sobre todas las cosas, ha defendido siempre a la Monarquía. El artífice de la resurrección del diario ABC cuando se hizo cargo de su dirección en 1983, el considerado por muchos como el ideólogo de la derecha conservadora de España, martillo implacable del gobierno socialista, ha puesto esta semana al país patas arriba con unas declaraciones a la revista Tiempo en las que afirma: "para terminar con Felipe González se rozó la estabilidad del Estado".

Aunque el periodista niega que él y un grupo de profesionales (Pedro J. Ramírez, Pablo Sebastián, Manuel Martín Ferrand, Antonio Herrero, José Luis Gutiérrez, etcétera) intrigaran para derribar al Gobierno legítimamente constituido, sus palabras han resucitado la vieja teoría de la conspiración, puesta en boga hace cuatro años por José Luis de Vilallonga y explotada posteriormente tanto por el PSOE como por el Grupo Prisa.

Cualquiera que conozca bien a personas tan dispares como Julián Lago, García Trevijano (a quien se le adjudica la elaboración de una Constitución republicana), Antonio Herrero, Federico Jiménez Losantos, el propio Anson o Pedro J. Ramírez, puede atestiguar la falta de consistencia de la teoría conspiratoria.

En realidad, los miembros de la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI), presunto núcleo duro de la conspiración, si tienen algo en común es que todos ellos eran y son antifelipistas, pero, a partir de ahí, cada cual va por libre y sería difícil ponerles de acuerdo en asuntos ideológicos o políticos.

La teoría de la conspiración es difícil de sustentar y, sobre todo, difícil de probar. Sin embargo, políticamente resulta muy rentable tanto para el PSOE como para Jesús Polanco. Dicha teoría permite a Felipe González (ver la entrevista publicada el pasado miércoles en El País) aparecer como víctima de un grupo de conjurados antidemócratas (los GAL y la corrupción son puras anécdotas, excusas de sus enemigos para derribarle), mientras que al editor de Prisa le sirve para situar a los medios competidores (EL MUNDO, la Cope, ABC, etcétera) como instrumentos de operaciones políticas en manos de profesionales sin escrúpulos.

Bajo esa perspectiva, el único partido realmente democrático sería el PSOE y el único presidente legítimo González (ya que Aznar se aprovechó de la conjura para asumir el poder). Asimismo, El País, la Ser y Canal Plus, serían los únicos medios realmente independientes ya que han tenido el valor de denunciar el asalto al poder para liquidar la democracia.

Versión intencionada

Esa versión maniquea de la realidad, en la que no falta el ingrediente del banquero ladrón -Mario Conde-, el político rastrero -personificado en el vicepresidente Alvarez Cascos- y el juez prevaricador -Javier Gómez de Liaño-, no había tenido hasta ahora demasiado éxito. A pesar de los esfuerzos de El País por resucitar la tesis cuando alguno de sus intereses estaban en juego (por ejemplo, cuando se instruía el caso Sogecable), la existencia de una trama no convencía nada más que a los que se beneficiaban de su presunta existencia.

Sin embargo, las palabras de Anson han tenido la virtualidad de dar a la teoría conspiratoria, cuyo más vehemente propagandista es el ex ministro Belloch (hermano del periodista entrevistador), una cierta verosimilitud. ¿Por qué Anson ha puesto en manos del PSOE y del Grupo Prisa un argumento tan corrosivo para atacar al Gobierno y a sus compañeros de la AEPI?

En primer lugar, hay que aclarar que en lo publicado por Tiempo no hay manipulación alguna. A pesar de que Anson puntualizó en un artículo publicado en ABC el lunes 16 de febrero lo que quiso decir, sus palabras se reflejaron en el semanario tal y como él las dijo. El propio Anson vio personalmente las pruebas de lo que se iba a publicar el viernes 13 de febrero y corrigió de su puño y letra tres o cuatro frases. Por lo tanto, el ex director de ABC dijo exactamente lo que quiso decir.

Todavía impactados por el terremoto que han causado sus palabras (que nos retrotraen a la etapa de la crispación), los que aún no encuentran una explicación razonable a lo que ha sucedido son los miembros del Gobierno. Al menos dos ministros y una fuente ligada a La Moncloa han confirmado a CRONICA su "incomprensión" y "malestar" por lo sucedido. Anson era un periodista que, hasta la semana pasada, se entrevistaba con frecuencia con el presidente del Gobierno, sus opiniones eran tenidas en cuenta por la plana mayor del PP ya que, a pesar de su salida de ABC, su posición como hombre fuerte del grupo mexicano Televisa (con presencia en Vía Digital y la Cadena Ibérica) le hacen ser uno de los hombres clave para el diseño de los medios de comunicación en el país.

"Anson no ha dado ninguna explicación razonable; es más, cuando ha querido aclarar lo que ha querido decir, ha empeorado aún más las cosas", señala una de las fuentes gubernamentales consultadas.

Una persona cercana a Anson apuntó a este periódico la posibilidad de que sus afirmaciones estuvieran concertadas con el presidente de la Generalitat de Cataluña a través de un hombre que le hace las veces de estratega: Mauricio Casals. Según esa versión, el periodista, herido al sentirse maltratado por el Gobierno, habría colaborado en provocar una desestabilización que beneficiaría a CiU, socio indispensable del Gobierno. Sin embargo, esa teoría maquiavélica no cuadra con la realidad. Esta semana, Pujol ha comentado su disgusto con las declaraciones de Anson a todos cuantos le han querido escuchar, incluida una persona cercana al presidente del Gobierno.

Las opiniones en el seno del sindicato del crimen, para utilizar una terminología al gusto de los que abanderan la independencia del periodismo, son diversas y algunas destilan cierto desprecio.

Uno de sus miembros más conspícuos justifica lo sucedido por la existencia de un acuerdo previo con Jesús Polanco. "Todo empezó con el pacto de la Academia. La entrada de Anson del brazo de Cebrián en la Academia es todo un símbolo. Las consecuencia de ese pacto fueron inmediatas y, aunque en un primer momento, algunos se negaron a reconocerlo, ahora se comprueba que su metamorfosis tuvo lugar cuando todavía era director de ABC". Es cierto que un artículo de Federico Jiménez Losantos (en el que hacía referencia al escándalo Ferrer-Polanco) fue censurado, como también lo es que, desde Vía Digital, Anson ha sido uno de los más propicios a firmar la paz digital.

Sin embargo, Anson reniega de ese supuesto pacto. Una fuente muy cercana al periodista señaló a CRONICA: "No hubo pacto de la Academia. Fue Fernando Lázaro Carreter quien le dijo a Anson que le iban a proponer como académico y que, para compensar, había que nombrar a alguien de El País. Carreter quería proponer a Eduardo Haro Tecglen, pero en Prisa, cuando se enteraron, movieron todos los hilos para que el nominado fuera Cebrián. Víctor García de la Concha podría contar hasta qué punto son frías las relaciones entre los dos recien nombrados académicos". El mismo informador añade: "Tras la aparición de las declaraciones en Tiempo, Prisa ha tentado a Anson para integrarle en su grupo, lo que, como es obvio, no ha conseguido".

El ex director de ABC ha mantenido una actitud prudente ante el alud de críticas que le han llegado desde las filas de sus compañeros tertulianos de la COPE. José Luis Gutiérrez, en una intervención radiofónica que ha tenido que ser repetida en antena esta semana, pidió a Anson una rectificación pública para resarcir lo que él considera una ofensa a su honor profesional y personal y al de todos los que integran la AEPI.

Anson, a partir del martes, dejó de aparecer en las emisoras de radio. El jueves suspendió su comparecencia en el programa El Tercer Grado de TVE y anuló una entrevista que tenía concertada con EL MUNDO para el viernes 20 de febrero. La razón esgrimida para su retirada del frente público ha sido contundente: "No hay que echar más leña al fuego. La operación del PSOE para presionar a los jueces y hacer aparecer a González como una víctima ha fracasado; como también ha sido un fiasco el intento de dividir a los miembros de la AEPI".

Espantada

Pero el repliegue de Anson no sólo se ha producido ante los medios de comunicación, sino frente a los máximos responsables del Grupo Televisa que esta semana han visitado España. El miércoles no asistió a una reunión al más alto nivel en Madrid, a la que estaba convocado el vicepresidente del Grupo mexicano, Alejandro Burillo Azcárraga. Tampoco acudió a una entrevista posterior con el presidente de Telefónica, Juan Villalonga.

Algunas de las fuentes consultadas ligan directamente las declaraciones de Anson al fracaso de sus opciones empresariales. "Anson se fue del ABC pensando que Televisa iba a ser el grupo de comunicación más importante de España, pero se equivocó. La muerte de Emilio Azcárraga trastocó todos los planes de inversión del grupo mexicano y Anson se quedó sólo en su gran despacho, ganando 150 millones al año libres de impuestos, pero sin el poder que siempre ha tenido y que ahora añora", comenta una persona que ha trabajado con él en los últimos meses.

El hombre que convirtió la tercera página de ABC en la mejor tribuna política del país, la persona que hizo de su despacho una fortaleza de poder, ha conseguido que sus declaraciones no sólo incomoden a sus amigos periodistas, al Gobierno y al mismísimo Pujol, sino también a los dueños de Televisa, que le han comunicado su disgusto por lo sucedido.

Un alto ejecutivo de un medio de comunicación descartaba esta semana la posibilidad, apuntada en fuentes gubernamentales, de que Anson hubiera llegado a un acuerdo con Gustavo Cisneros para representar sus intereses en España: "Es verdad que Anson negoció la fracasada venta del 10% de Prensa Española en Telecinco al Grupo Cisneros y también es cierto que mantiene buenas relaciones con él, pero sus lazos con Televisa son difíciles de romper".

Al margen de su contrato blindado, Anson sigue llevando las riendas, no sólo de la participación de Televisa en Vía Digital, sino también de Cadena Ibérica, en la que se acaba de cerrar una importante operación que ha supuesto la entrada en su capital de dos nuevos grupos: uno de empresarios valencianos (que han comprado el 50% de la Cadena por más de 700 millones), y otro en el que destaca un importante empresario de Castilla León (que han comprado el 25%).

Cadena Ibérica opta a la concesión de nuevas emisoras de FM y todo hacen pensar que puede conseguir un buen número de las que entrarán en liza.

Una de las variables manejadas, no sin cautela, para interpretar lo que probablemente sólo el propio Anson pueda explicar de manera convincente, es su estrecha relación con la Casa Real. Uno de sus mejores amigos reconoce: "Anson es la única persona que conozco que si ve al Rey tirarse por una ventana se tira detrás de él sin mirar antes lo que hay debajo".

"Donjuanista"

Anson, muy vinculado a la figura de Don Juan de Borbón, sobre el que escribió un magnífico libro en 1994, ha defendido siempre a la Monarquía, aunque a veces con argumentos poco asequibles para el común de los mortales. En una entrevista publicada por Víctor Márquez Reviriego, en Tiempo en mayo de 1983, poco después de ser nombrado director de ABC, confesaba lo siguiente: "Y leí un libro suyo -La reforma intelectual y moral de Francia, de Renan- y en él hay una frase que dice textualmente: "La monarquía hereditaria es una concepción política tan profunda que no está al alcance de todas las inteligencias el comprenderla..." Y llegué a la conclusión en aquella época de mi vida de que la única forma de convivencia para el futuro de España -por una serie de razones históricas y políticas- era la institución monárquica".

Su apego a Don Juan le acarreó problemas, no sólo con el general Franco, sino con el propio rey Juan Carlos, con quien mantiene una relación fluida pero no amistosa. El ex director de ABC no ha dudado nunca en poner toda su capacidad de persuasión al servicio del monarca, como cuando viajó a Sevilla, en noviembre de 1995, y convenció a Manuel Prado para que escribiera una carta certificando que el Rey estaba al margen de sus negocios con Javier de la Rosa.

Esa posición de garante de las esencias monárquicas ha podido incomodar a Su Majestad, según algunas fuentes. "Si hay alguien que ha hecho comentarios sobre lo beneficioso de la abdicación del Rey en su hijo, ése ha sido Anson", señala un reputado monárquico. Probablemente algunos de esos chismes han llegado a oídos de Don Juan Carlos y sean la causa del distanciamiento con el que se ven en La Zarzuela ciertas ideas atribuidas al ex director de ABC.

Anson ha creído siempre, y a veces no le ha faltado razón, que él era el centro de todo lo que se cocía en el país. Tal vez con su ansonada, lo único que ha querido demostrar, como dice el famoso corrido mexicano, es que él sigue siendo el rey.


 

Defensores de la libertad de expresión

 

La Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI) se constituyó el 13 de agosto de 1994. Desde su nacimiento enarboló la bandera de la defensa de la libertad de expresión frente al Gobierno y sus grupos afines y asumió el compromiso de apoyar a medios, periodistas y escritores discriminados por los poderes públicos.

"La AEPI -sostenía su declaración fundacional- pretende ocupar un espacio cultural en un momento en el que periodistas y escritores, unidos en los medios, desempeñan un papel importante en la lucha contra la corrupción y los abusos del poder político, y en la defensa de las libertades y del proceso democrático".

En esa declaración de intenciones formulaba una denuncia contra "el dirigismo cultural y la política oficial de discriminación informativa y acoso a escritores, periodistas y editores independientes, a la par que el Gobierno otorga honores, premios, galardones, concesiones y subvenciones financieras de todo tipo a las empresas, autores y editores mas próximos y obedientes al poder político".

Entre sus promotores (arriba en la fotografía, de izquierda a derecha y de arriba a abajo) se encontraban Antonio Herrero, Pablo Sebastián, Raúl del Pozo, Luis del Olmo, Pedro J. Ramírez, José Luis Balbín, Julián Lago, José Luis Gutiérrez, Luis María Anson, Federico Jiménez Losantos, José María García, Antonio García Trevijano, Martín Ferrand y Teodoro González Ballesteros. Formaban asimismo parte de la asociación Francisco Umbral, José Luis Martín Prieto y Camilo José Cela, que fue elegido presidente de honor.

Cuando Anson la armó en el 66.- Luis María Anson (Madrid, 1935) la había armado. Aquel 21 de julio de 1966, desde la tercera de ABC, sirvió un desayuno que conmocionó el plácido inmovilismo político de la época, asentado sobre el impulso creciente del desarrollo de la economía. Los medios de comunicación informaban con rutina y docilidad ante el imperativo de una Ley recién abierta en tímida apertura. Y el entonces joven maestro del periodismo aceró su pluma y la hincó en las posaderas de la sesteante clase política. El brinco llegó hasta la histeria y hasta El Pardo. El periódico fue secuestrado por el general Franco.

Y todo porque Anson, con una gran brillantez literaria, había dado cuenta de los heterogéneos convocados a una cena para celebrar la onomástica de Don Juan de Borbón.

Para el oficialismo del Régimen, el artículo -La Monarquía de todos, abajo extractado- ratificaba la teoría de la conjura y, por lo tanto, de la insidia y la ingratitud. Para los monárquicos que trabajaban dentro del Régimen, la revelación contrarió sutiles estrategias.

La ira del sistema se desplomó sobre el ABC y su articulista. En aquel tiempo, luchar contra el Poder suponía la derrota y la ruina. Y el periódico no tuvo más remedio que pactar, en medio del escándalo, un castigo profesional para Luis María.

Anson llevó su penitencia -un año de exilio- con gozo porque, además, le sirvió de excelente experiencia profesional como corresponsal itinerante y de guerra (Vietman y el Congo).

Recordaba uno de los artículos más importantes del siglo, el demoledor Delenda est Monarchia, de Ortega y Gasset, publicado en 1931. Treinta y cinco años después, él había escrito otro, aunque a favor de la Institución encarnada en Don Juan, similar en la potencia del impacto. No es la primera vez, por tanto, que cuando Anson habla o escribe, señalando personas y situaciones con la pluma o la palabra, se levantan vientos huracanados. Así fue Luis María y así es Anson. - JOAQUIN BARDAVIO