Así lo ha asegurado en Burgos, José Miguel Carretero, profesor de la Universidad de Burgos y miembro del equipo científico de Atapuerca, quien precisó que esta menor capacidad física que tiene hoy la especie humana se suple con las innovaciones tecnológicas que facilitan su actividad.
Ha precisado en una conferencia pronunciada en Burgos sobre la Evolución del Cuerpo de los Homínidos que los descubrimientos realizados en el yacimiento de la ‘Sima de los Huesos’, de la Sierra de Atapuerca, han permitido cambiar las teorías existentes sobre la evolución humana.
Ha explicado que la especie ‘Homo’ tenía una considerable capacidad craneal y una gran fortaleza física, que fue disminuyendo con el paso del tiempo y subrayó que la pelvis completa y los restos óseos encontrados en la Sima de los Huesos han permitido a los científicos cambiar la idea que se tenía respecto a la evolución del cuerpo desde que apareció el género ‘Homo’, hace dos millones y medio de años, hasta el hombre actual.
Ha señalado que estos fósiles, que tienen una antigüedad aproximada de 300.000 años, han confirmado que otras especies de homínidos poseían una considerable capacidad craneal y una gran fortaleza física que mantuvieron hasta su extinción.
Añadió que la robustez física que poseía la especie humana fue disminuyendo paulatinamente, suplida posiblemente por las innovaciones tecnológicas.
La Sima de los Huesos es uno de los yacimientos más importantes del complejo arqueológico de la Sierra de Atapuerca, ya que en el mismo se han encontrado cerca de 3.000 restos fósiles que representan más del 95% del registro de homínidos del Pleistoceno medio de Europa.
Con los fósiles encontrados en la Sima de los Huesos los científicos de Atapuerca han podido determinar que en Europa solo un tipo humano habitó durante el Pleistoceno medio.
En la Sierra de Atapuerca, situada a 17 kilómetros de Burgos y declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, se han encontrado también, en el yacimiento conocido como ‘Gran Dolina’, los restos del primer homínido europeo, el Homo Antecessor, con cerca de un millón de años de antigüedad.