El director del Cesid subió el
tono de su voz, llegó incluso a ser amenazante, cuando en la reunión que
mantuvo con sus directivos y jefes se refirió a la Prensa y a los abusos
que, según él, venían cometiendo los periodistas: «Se han pasado de la
raya... Aquí ya no vale todo para salvar crisis periodísticas».
Javier
Calderón, según ha podido saber EL MUNDO a través de un mando de los servicios
secretos, se refería fundamentalmente a las informaciones publicadas por
este diario entre los días 17, 18 y 30 de septiembre de 1996 y muy especialmente
al director del medio, Pedro J. Ramírez.
Las informaciones del 17 y 18
de septiembre correspondían a una serie de documentos internos de La Casa
donde se reflejaba que un grupo especial de agentes había puesto en marcha
una operación para secuestrar a unos mendigos y experimentar con ellos
un anestésico.
El 'trabajo' recibió el «nombre en clave», concepto que se
utiliza dentro del Cesid, de 'Aneto-Esfera-Shuto' y se puso en marcha en
junio de 1988. Esta fase, en la que murió uno de los mendigos secuestrados
en Madrid, formaba parte de una superior, 'Urbión-Bombilla-Mudo', destinada
a capturar al etarra 'Josu Ternera' en Bayona y su posterior traslado a territorio
español.
La otra de las informaciones o revelaciones de EL MUNDO a la que
aludía Javier Calderón era la correspondiente al 30 de septiembre del mismo
año: «El Cesid utilizó un chalé para grabar y filmar reuniones y encuentros
privados de altos cargos».
La exclusiva periodística indicaba, entre otras
cosas, que los servicios secretos habían grabado «en vídeo, con cámaras
ocultas, encuentros y reuniones, tanto de índole política como de carácter
privado, de altos cargos en un chalé que tenía alquilado en la calle Sextante,
una zona residencial de Madrid, en Aravaca».
Calderón, en la misma reunión,
también arengó a sus jefes y directivos para que no se amilanaran ante
la Prensa: «Esta batalla, les dije a ustedes, la vamos a ganar, y la vamos
a ganar...».
Emilio Jambrina, más conocido internamente por Don Emilio,
captó el mensaje de su jefe y rápidamente emprendió una cruzada contra
EL MUNDO. Presentó tres querellas y las tres las perdió.