El acuerdo firmado ayer prevé una duración de 20 años. Según el pacto, los dos países se comprometen a realizar esfuerzos "en favor del equilibrio estratégico mundial y de la estabilidad”, según el texto distribuido a la prensa.

Aunque los líderes de ambos países aseguraron que este tratado no es una "alianza militar" contra nadie, en una declaración conjunta paralela denunciaron implícitamente a Estados Unidos y la OTAN por la campaña aérea en Yugoslavia en 1999 y otros intentos de "minar las normas básicas del derecho internacional".

También destacaron la "imperiosa necesidad de evitar la carrera de armamentos en el espacio" mediante la firma de "acuerdos internacionales" al respecto.

Los antecedntes

Reunidos en el Kremlin, Putin y Jiang reeditaron en parte aunque en circunstancias muy diferentes la "amistad para siempre" firmada en 1950 por los dictadores Stalin y Mao.

Las relaciones entre el país más extenso y el más poblado del mundo se enfriaron más tarde con disputas ideológicas y fronterizas que llegaron a choques armados en 1969 por las islas Damansk en el río Ussuri y en la región kazaja de Semipalatinsk.

El tratado y la declaración de ayer culminaron un acercamiento que comenzó el ex presidente soviético Mijail Gorbachov poco antes de la desintegración de la URSS y que se ha fortalecido pese al abandono por Moscú de la filosofía comunista.

La entente ruso-china, que deja a ambos países completa libertad para defender sus "intereses nacionales" respectivos, prevé acciones conjuntas "en caso de situaciones extraordinarias o amenazas contra la seguridad" de uno u otro.

Esta cláusula cubrió la celosa independencia en política exterior que ha llevado siempre China, un país que en los 10 últimos años ha experimentado un impresionante progreso paralelo al declive ruso. La cuestión económica

El capítulo económico, que incluye según fuentes oficiosas la venta de armas rusas a Beijing, es otro ingrediente fundamental de la visita de Jiang a Moscú, con proyectos para construir un oleoducto y un gasoducto desde Siberia a China.

Los intercambios comerciales entre ambos países fueron en 2000 de 8.000 millones de dólares, y en los primeros cinco meses de este año se registró un ritmo ascendente que llegó a los 3.790 millones.