"Que esto sirva de lección", señaló en declaraciones Díaz Padrón para quien las hermanas Koplowitz son
"coleccionistas exquisitas" a juzgar por las obras que fueron
sustraídas anoche en el domicilio de Esther, entre las que se
contaban dos Goyas, un Sorolla y un Brueghel.
Según Díaz Padron, las empresarias se habían hecho "con una
colección de obras extremadamente importantes, todas conocidas y
magníficas que no responden a un gusto determinado por épocas o por
estilos, por lo que se ve que no han sido compradas como una
inversión, sino como algo entrañable que responde a sus gustos y a
su vida".
No obstante, en opinión de este conservador del Prado, este
suceso se podría haber evitado si se hubieran "utilizado medios de
seguridad que contactasen con la policía al tocar el cuadro u otros
dispositivos similares, e incluso asegurar cada cuadro
individualmente con un dispositivo silencioso o una célula que
permitiese su localización".
Díaz Padrón lamentó lo ocurrido diciendo que las piezas robadas
"son obras que pertenecen ya a un patrimonio" y "son dignas de
cualquier gran museo del mundo", aunque no las dio totalmente por
perdidas y confió en que algunas de ellas "aparezcan en cualquier
momento y sirvan de hilo para localizar las demás".
Precio incalculable
Respecto al precio que podrían alcanzar estas pinturas, el
conservador del Prado apuntó que es "muy complejo hacer una
valoración porque son unas obras excepcionales, fundamentalmente las
de Goya, cuyo valor en el mundo de las subastas podría multiplicarse
por cinco o por diez".
Sobre todo porque, según este experto, "Goya es bastante
irregular en su forma de pintar y en sus épocas", pero las obras que
han sido robadas "son de las cosas exquisitas y encantadoras de él
dentro de un mundo rococó y amable, dentro de una etapa buena".
Para Padrón, "robar pintura, que no se puede destruir, es una
temeridad para los propios ladrones porque se trata de obras
conocidas y fotografiadas, con lo que se ven imposibilitados para
venderlas o negociar con ellas, como será su intención".
De ahí, que considere que "estas obras no puedan estar mucho
tiempo ocultas. He visto ejemplos de esta naturaleza y obras del
mismo calibre que sí se han recuperado, como los dos bocetos de
Rubens de La Coruña o 'El Conde de Hernani'".
"Esto no quiere decir que su devolución se produzca a corto
plazo", dijo Díaz Padrón para quien "el dolor es grande, porque son
obras únicas" cuya desaparición "deja un hueco irreparable".