En una sala abarrotada de público, incluidos numerosos agentes del FBI (policía federal) que le dieron su respaldo, amigos y su familia, Hanssen, de 58 años, pidió perdón por su conducta y por los daños ocasionados al país y a sus parientes.
Durante la audiencia en la que el juez federal del distrito de Alexandria (Virginia), cerca de la capital de EEUU, Claude Hilton, dio a conocer la sentencia, el recluso que vestía el uniforme verde de los prisioneros, aseguró que está avergonzado por lo que hizo.
Indicó que su conducta había dejado expuestos a la calumnia a su "esposa e hijos totalmente inocentes".
Salvado de la pena de muerte
El recluso, que durante 25 años trabajó en la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), quien llegó a ser jefe de vigilancia sobre la Embajada de Moscú en Washington, se salvó de la pena de muerte gracias a un acuerdo en el que se comprometió a cooperar con los investigadores.
La condena de cadena perpetua establece que Hanssen jamás podrá salir de la cárcel.
El ex espía, que durante 20 años vendió secretos a Moscú a cambio de 1,4 millones de dólares en efectivo y diamantes, fue tachado de traidor por los fiscales.
Su caso obligó al FBI a adoptar drásticas medidas de seguridad entre sus agentes, que incluyen su sometimiento periódico al detector de mentiras.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) había dicho a los abogados del Gobierno que Hanssen no cooperó lo suficiente en las averiguaciones, como había prometido, y que con frecuencia sus respuestas a los investigadores fueron contradictorias, inconsistentes o ilógicas.
Atrapado 'in fraganti'
Hanssen, un católico devoto, miembro del Opus Dei y padre de seis hijos, fue arrestado en febrero de 2001 en el estado de Virginia, después de depositar un paquete de material secreto en un parque cerca de su casa para que lo recogiera su contacto ruso.
Un jurado investigador presentó 21 cargos en su contra y en julio pasado Hanssen se declaró culpable de 15 de los delitos, como parte de un acuerdo con el Gobierno federal que incluyó su disposición a informar plenamente sobre sus actividades de espionaje.
La Fiscalía indicó que el recluso vendió primero a la Unión Soviética y después a Rusia informes que motivaron la muerte de al menos tres miembros del espionaje ruso que trabajaban como agentes dobles para EEUU.
El juez Claude Hilton validó el acuerdo entre Hanssen y el Gobierno, después de discusiones entre las autoridades sobre si el espía había cooperado con tanta franqueza como había prometido.
La fiscalía, en un memorando entregado al tribunal el lunes, indicó que dos de los cuatro grupos de investigadores que interrogaron a Hanssen en 75 entrevistas durante 10 meses, concluyeron que el hombre no había cooperado plenamente.
Cooperación desde el arresto
Pero el abogado de Hanssen, Plato Cacheris, dijo que su cliente había cooperado con los investigadores desde el día de su arresto durante más de 200 horas y por un período superior a los 75 días.
Cacheris dijo a la prensa que la sentencia de cadena perpetua era "apropiada", y explicó que la evaluación de los daños causados por la conducta de Hanssen a Estados Unidos quedaba a discreción de las autoridades.
Además de la identidad de los agentes dobles, Hanssen reveló a Moscú la existencia de un túnel excavado a partir de una residencia privada y que llegaba debajo de la Embajada rusa en Washington, desde la que se espiaban las comunicaciones y conversaciones del edificio.
"Obviamente, este es un caso grave, si no la sentencia no hubiese sido tan extrema y no se hubiese barajado la pena de muerte" precisó el jurista.
Las autoridades no han podido encontrar todo el dinero que Hanssen recibió de Moscú, aunque se cree que parte de esos fondos se usaron para el pago de cuentas domésticas y de las costosas matrículas de sus hijos en escuelas privadas.
También entregó mucho dinero a una bailarina de un conocido club de "striptease" de Washington a la que buscaba rehabilitar.