El semidesértico estado americano de Colorado será mucho más árido cuando se apaguen los incendios que arrasan su escasa vegetación desde hace una semana. Es difícil creer que un día hubo allí una selva tan verde y frondosa como la del Amazonas, pero la hubo: hace 64 millones de años.
Lo asegura un equipo de investigadores del Museo de Ciencias Naturales de Denver (al sur de Colorado) a raíz de unas excavaciones realizadas Castle Rock, una ciudad a 40 kilómetros al sur de Denver.
La selva de Colorado habría surgido prácticamente de la nada un millón de años después de que se estrellará contra la Tierra el mismo asteroide que supuestamente acabó con los dinosaurios. Lo sorprendente no es que hubiera una selva donde ahora hay desierto, sino que una selva se erigiera cuando la mayoría de las especies morían en el planeta tras el azote del asteroide.
La mayoría de los científicos se inclinan por la teoría de que un meteorito chocó contra la Tierra hace 65 millones de años cerca de lo que es ahora la Península del Yucatán, en México. El impacto creó un cráter gigante y arrojó miles de millones de toneladas de polvo y rocas a la atmósfera. Esa
barrera 'negra' impidió la llegada de la luz del Sol a la superficie terrestre durante siglos y provocó la muerte de la mayoría de las especies
vegetales y animales. Sin embargo, la vida se abrió paso en Colorado, donde creció la vegetación de una manera insólita.
"Lo más sorprendente es la diversidad tan rápida que surgió tras la extinción de los dinosaurios", reconoce Kirk Johnson, paleontólogo del Muso
de ciencias de Denver. El descubrimiento, lejos de ofrecer respuestas, ha lanzado nuevas incógnitas.
Actualmente, encontramos las selvas cerca del ecuador, donde la humedad y la temperatura son constantes durante todo el año. Las hojas de los árboles en estas zonas son largas y de bordes finos y redondeados para facilitar el goteo del agua. Pues resulta que los fósiles de hojas y raíces encontrados en Castle Rock parecen directamente traídos de las selvas tropicales de
Perú, según han descrito los investigadores de Denver.
Los científicos creen que hace 60 millones de años, cinco millones de años después del impacto del asteroide, quedaron en Colorado restos de lo que fue un mar interno que se extendía desde el Artico hasta el Golfo de México.
El equipo de investigadores de Denver asegura que la antigua selva, junto a la que hoy pasa una carretera interestatal, encierra "montones de nuevas especies".