Un total de 25 niños han
sido
asesinados por ETA desde que en 1960 falleciera un bebé de 18 meses
como
consecuencia de un atentado terrorista de la banda, hasta la
muerte, ayer, de una niña de seis años en la explosión de un
coche bomba en Santa
Pola (Alicante).
La banda terrorista ha ocasionado, además, heridas a
más de 60
menores de edad a lo largo de una historia, en la destacan
atentados
como el cometido contra la casa-cuartel de Zaragoza, el 11
de
noviembre de 1987, que causó la muerte de cinco niñas, o la bomba en
los
almacenes Hipercor de Barcelona, que ocasionó la muerte de
cuatro niños
más, también en 1987.
En 1991, y como consecuencia de diversos atentados,
fueron siete
los menores muertos, entre ellos los cinco fallecidos en el
atentado
contra la casa-cuartel de la localidad catalana de Vic.
La
primera muerte de un menor a manos de ETA ocurrió el 28 de
junio de 1960,
en que María Begoña Urroz Ibarrola, de 18
meses, perdió la vida
como consecuencia de las heridas sufridas en un
atentado contra la estación
de Amara, en San Sebastián.
Un día más tarde, en la localidad guipuzcoana
de Pasajes de San
Pedro, el niño de 12 años Juan Manuel Campos, falleció
como
consecuencia de una explosión provocada por ETA.
En febrero de 1980
José María Peiró Carballo, de 13 años, murió,
también a causa
de la onda expansiva provocada por un
coche bomba.
Cinco meses después
tarde, dos hermanos, de etnia gitana, fallecían
cuando estalló una bomba
colocada en un contenedor de basura en
Bilbao. Se llamaban Antonio Contreras
Gabarra, de 11 años, y su
hermana, María, de 17.
En 1985 el niño Alfredo
Aguirre Belascoaín, de 14 años, murió al
estallar una bomba de ETA, que
se encontraba colocada en un portal
de Pamplona.
Dos terroristas de
ETA causaron la muerte del niño Daniel Garrido
Velasco, de 14 años, y de
sus padres el general Rafael Garrido,
gobernador militar de Guipúzcoa,
y Daniela Velasco de Vidaurreta, al
acoplarles una bomba sobre el techo
del vehículo en el que se
encontraban, en San Sebastián, el 15 de octubre
de 1986.
El 19 de junio de 1987 el sangriento atentado cometido con
una
bomba colocada por ETA en los almacenes Hipercor de Barcelona
ocasionó
la muerte de cuatro niños, dos de ellos hermanos, Silvia y
Jordi Vicente
Manzanares, de nueve y 13 años, respectivamente, además de
17 víctimas mortales
más.
Ese mismo año, en diciembre, en el atentado de ETA contra la
casa-cuartel
de la Guardia Civil en Zaragoza mueren 11 personas, de
las cuales cinco
eran niñas: las gemelas Julia y Esther Barrera, de
cuatro años; Silvia Ballarín,
de siete; Silvia Pino, de siete; y Rocío Capilla,
de 13. Otros cinco niños resultaron
heridos de consideración.
Casi un año después, en noviembre de 1988,
una furgoneta bomba
contra la Dirección General de la Guardia Civil de
Madrid causa la
muerte del niño de dos años, Luis Delgado Villalonga.
El 15 de abril de 1991 murió Coro Villamudria, hija de un policía
nacional
al estallar un artefacto colocado en los bajos del coche de
su padre, y
un mes después cinco niños fallecieron en un atentado en
Madrid dirigido
contra el teniente del Ejército del Aire, Enrique
Aguilar Prieto, quién
también falleció.
Cinco niños, con edades comprendidas entre los siete
y 14 años,
murieron en un atentado con un coche-bomba (coche-kamikaze)
que fue
lanzado al interior de la casa cuartel de la localidad catalana
de
Vic el 19 de mayo de 1991.
En noviembre de ese año murió el niño
de dos años Fabio Moreno
Asla, mientras que su hermano gemelo y su padre
resultaron heridos
en un atentado con bomba adosada.