Como una especie de genio de la lámpara, no hay película que toque que no acumule una legión de premios. Las mismas paradojas de su propia vida encuentran un sitio en sus filmes.
Un futuro como dibujante e ilustrador truncado por un capricho del destino: se equivocó en la fecha del examen de ingreso a Bellas Artes y tuvo que estudiar Ciencias de la Información. Y con un presente de guionista, a los 26 añitos -en 1994-, con encargos tan dispares como el filme "Por fin solos" o exitosos programas de televisión tipo "Un, dos, tres" o "Martes y trece", que acabó por convencerle de que su futuro pasaba por tirarse a la piscina y rodar sus propias ideas.
"Todas mis películas son una huida de la realidad. Los personajes sienten la necesidad de inventarse otra vida a su medida y vivirla en su imaginación".
Con ese firme objetivo construyó "Sirenas", un galardonado corto que le colocó en el punto de mira del productor Elías Querejeta. Así nació su opera prima "Familia", en la que un hombre solitario contrata a una supuesta familia para celebrar su cumpleaños ideal.
La ácida ironía se entreteje con este drama tan real y tan actual, justo ahora que el núcleo principal de la sociedad se disecciona microscopio en mano.
Fernando León disfruta por igual dinamitando los estereotipos como las últimas teorías. Y es esa vena descreída y esa afición a poner todo en cuestión, lo que sedujo también en "Barrio", su segunda película tras lograr el Goya como mejor director novel.
En esta ocasión la dureza fagocitaba cualquier resquicio de esperanza aunque la poesía de sus personajes impedía caer en la depresión al levantarse de la butaca. El premio a la veracidad estaba ya en camino. Tras la Concha de Plata en San Sebastián, un nuevo Goya, en 1999, a un director más que revelado que hacía doblete con el mejor guión y, por si fuera poco, regalaba un talento al panorama español, la actriz Marieta Orozco.
Plasmar las injusticias inacabables en potentes documentales es una de sus tareas preferidas. "La espalda del mundo", guión que escribió con Querejeta y que rodó Javier Corcuera, o "Caminantes", filmado por el mismo durante la marcha zapatista, evidencia esa inquietud social.
A pesar de su debilidad por las causas perdidas, el director se niega a ser considerado la voz social de este país. "Los lunes al sol", su última obra de arte, tan redonda y rotunda ha terminado de convencer a quienes aún dudaban de su enorme genio. Su candidatura a los Oscars no descubre nada nuevo a sus fans, pero le regala al mundo la posibilidad de disfrutar con cine de verdad.