TRES HORAS Y MEDIA DE OPERACIÓN EN EL ÍNDICO
El asalto al 'So San'
CHARO MARCOS
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Fotos facilitadas por el Ministerio de Defensa
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MADRID.-
Lunes, 9 de diciembre. Amanece en el Golfo de Aden, en el Océano Índico, frente a las costas
de Yemen. Los hombres de dos navíos españoles, la fragata Navarra y el buque de
aprovisionamiento de combate Patiño, se preparan para interceptar un mercante. Navega sin
bandera y probablemente lleve a bordo género no declarado. Es lo único que saben.
Se
trata de una operación común que ambas naves realizan con frecuencia desde que llegaran a la
zona como parte de la fuerza multinacional de la 'Operación Libertad Duradera'. Lo que no
resulta tan común es que se vean obligados a abordar el barco.
El capitán de Infantería de Marina Manuel Colino, un joven de apenas 30 años, alcanza la cubierta del 'So San' en sólo 15 segundos. Con él, otros seis infantes el buque Patiño toman el control del navío y reducen a su tripulación sin necesidad de emplear la fuerza. Después, el equipo de visita y registro de la fragata Navarra comprueba que, bajo 40.000 sacos de cemento, el buque esconde los 15 misiles Scud procedentes de Corea del Norte que espera el Ejército yemení.
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Ministerio de Defensa |
Dos días antes, el capitán de fragata Rodríguez Garat y el capitán de navío Pery Paredes, al
mando de la Navarra y el buque Patiño, respectivamente, reciben del contralmirante Moreno
Susanna, al mando de la operación, la orden de poner rumbo al encuentro del buque 'So San'.
La fragata Navarra es un barco de combate con casi 250 personas a bordo y equipado con un helicóptero de asalto, un cañón y varios misiles. El buque Patiño, un navío de aprovisionamiento, mitad petrolero, mitad carguero, almacena combustible y víveres y
alberga un completo hospital. Los barcos, dotados además, de sendas unidades de operaciones especiales, se convierten en un excelente equipo para llevar a cabo la operación.
Paciencia y disparos de aviso
48 horas después de iniciar la travesía y tras interceptar el buque, los navíos españoles
advierten al capitán del 'So San' de que realizarán 'una visita' a su barco. El mercante no lleva bandera, de manera que incumple el
convenio de la ONU sobre Derecho del Mar. La respuesta del capitán es negativa así que se pone en marcha una fase disuasoria que la diplomacia en alta
mar obliga a prolongar, en este caso, durante unas tres horas y media.
Desde los barcos españoles, comienzan los disparos de aviso. Los primeros, hasta un total de
cuatro, son lanzados al agua, a la altura de la proa del buque. Los siguientes, realizados con un
fusil, se dirigen al casco del barco, sin intención de herir, sólo de advertir a sus tripulantes. Han
transcurrido ya tres horas de espera y el capitán del 'So San' no varía su postura. Los españoles
se preparan para abordar el mercante.
Los últimos disparos que suenan durante el resto de la operación se emplean para romper un
cable que cruza el 'Son San' de un lado a otro. Se trata de facilitar la maniobra de aproximación del helicóptero que acercará a los siete hombres que se deslizan, en cuestión de segundos, sobre la cubierta del barco.
Los cinco triupulantes que se encuentran en el puente de mando tras la llegada de los infantes, capitán incluido, no oponen resistencia y acceden a parar máquinas. Una vez tomado el control del barco, el contralmirante Moreno, que dirige la operación, envía otra embarcación de asalto con siete hombres más, que prestarán apoyo a sus compañeros de a bordo. Además, accede al mercante el 'equipo de visita y registro' de la fragata Navarra, cuya misión es revisar la documentación del 'So San'.
Los papeles del buque no están en regla. Su 'Manifiesto de carga', el listado en el que se enumeran las mercancías que transporta, está incompleto. El equipo comprueba que, además del cemento que consta en los documentos oficiales, el mercante transporta unos contenedores que, después se sabrá, albergan los misiles. A la Armada española lo mismo le da. Misiles o café. Si no está declarada, la mercancía es ilegal. Ahí acaba su misión.
Una vez comprobado que el buque incumple la Convención de Jamaica, el mercante es conducido a puerto para ser revisado en profundidad. Lo acompaña una dotación adicional de técnicos de la Navarra y cuatro infantes de marina del Patiño que se encargan de su seguridad.
Lo demás es cuestión del Derecho Marítimo, el Gobierno yemení, Corea del Norte y los Estados Unidos que, en esta ocasión, hacen la vista gorda. La Armada española vuelve a su trabajo en el Índico. En España se acaba de conocer su operación. Mientras el ministro de Defensa, Federico Trillo, ofrece detalles en la sede del Ministerio, en el buque Patiño se afanan en surtir de combustible a un barco de la Marina estadounidense.
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