Rajoy a palo seco y los homosexuales, instrumentalizados

Villalobos conversa con Acebes, antes de la votación. (Foto: EFE)

30 de junio de 2005 (12.30h.).-  Vamos, que no venía preparado, ni con discurso previsto, como en bolas, aunque el jefe de la oposición lo ha definido exactamente como "a palo seco". "No hay derecho a que no pueda intervenir en un tema tan importante como éste, mientras el presidente se hace propaganda, a mí se me impide expresarme y eso que venía a palo seco", comenta Mariano en los pasillos.

Yo, por quitar hierro a la evidente alteración de los 'populares', me hago un aparte con Acebes y Michavila. Les pregunto si estaba guapo Zapatero en la portada de la revista gay que ha protagonizado esta semana con posado en terno azul incluido. Acebes emite un "¡Baaah!" por respuesta pero se anima cuando Michavila argumenta que esta ley ha causado mucho daño a los homosexuales y pone como ejemplo a un familiar suyo, que vive en pareja y que siempre se ha sentido respetado y aceptado. Ahora, sin embargo, nota que despierta animadversión en una parte de la sociedad.

"Es que Zapatero les ha utilizado. Una persona insegura como él, sin proyectos, decide instrumentalizar a un colectivo con fines propagandísticos, sin reparar en la crispación que está creando", interviene Michavila. "Es innegable que a los gays les ha venido de perlas, porque cuando comenzaron las manifestaciones del Orgullo Gay, hace cuatro o cinco años, ni uno de los participantes hubiera apostado por una ley express como ésta", apuntó.

"¿Por cierto, tú quién eres?", me pregunta Michavila. Acebes responde porque no hacía ni 10 minutos que le había estado reclamando el compromiso de encuentro digital que tiene con nosotros. "Perdona, es que estoy como jubilado -se disculpa Michavila-, oye, pues vais como un tiro, qué rapidez informativa".

Me inflo por mí y por todos mis compañeros. Recuperamos el tema del matrimonio, y no porque estemos pensando en casarnos. Insisten en que hubiera sido más positiva una ley consensuada, con el beneplácito de todos, que ellos estaban dispuestos. Solo dos pequeños detalles les distanciaban, la denominación de matrimonio y la regulación de la adopción. "Una ley como la francesa habría estado bien", concluyen.

Y nos despedimos a la española, encantados de habernos conocido.