Trabajo en una empresa de intermediación financiera y veo cada día cómo las personas con renta más baja se encharcan con nuevos préstamos. Es el tópico de los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.
Personas de renta media-baja y baja solicitan refinanciarse a 30 años para poder hacer frente al pago de la hipoteca, del coche de 30.000 euros y de los créditos personales que han solicitado. Ese coche que les han metido en la cabeza a través de los anuncios de la televisión (200 caballos, navegador ...); ese colchón fantástico y magnético; ese anillo de diamantes tan exclusivo... Gente que acude a empresas como la mía para aliviar las letras, aunque a cambio tenga que pagar diez o 15 años más.
Muchas personas sin estudios que ven en la televisión como otros piden un crédito de 4.000 euros para "un superordenador" o "para reformar el baño", "sin decir para qué los quieres...". Unos créditos abusivos que por tecnicismos burlan la Ley de Usura de 1908. Porque, un TAE que ronda el 24% es notoriamente desproporcionado en relación al precio del dinero; pero claro, hay grandes entidades financieras detrás (como el Banco Popular o el SCH) y las autoridades miran para otro lado. Y cualquier economista (liberal) nos diría que si se paralizase el consumo sería como una bomba nuclear en el corazón de nuestra economía deshumanizada de principio de milenio.
Pero yo veo cada día cómo hay personas que ven cómo su sueldo se esfuma desde que se lo ingresan, para los pagos de hipoteca, coche, tarjetas y demás... Cómo entran en las listas de morosos por culpa de una empresa de servicios de telecomunicaciones que no les prestó el servicio y tienen un draconiano laberinto para darse de baja. Padres que no puedan obtener nada de efectivo de su sueldo y malviven en una sociedad de consumo insensible.
Yo no me compraría una joya, ni un sofá si veo que ya voy ahogado, pero hay personas que no piensan en eso y que sólo piensan a corto plazo y en escapar como pueden en el día a día. Todas ellas son el mejor menú para todos los tiburones sin escrúpulos que rondan al acecho. Son las destinatarias de los anuncios de televisión que aparecen en programas de telebasura, en programas para pensionistas, amas de casa y desempleados (pensemos en la programación de las mañanas).
La verdad es que me gustaría un mundo distinto, pero no sé si es posible.