MADRID.-La vencedora de la carrera por MG Rover, uno de los últimos rescoldos de la industria británica del automóvil, ha sido Nanjing Corporation, otra compañía china que disputaba a las anteriores la compra.
Tony Lomas, de PricewaterhouseCoopers, la sociedad que había intervenido MG Rover cuando ésta anunció su quiebra en abril, dejando un pasivo de 1.400 millones de libras esterlinas (poco más de 2.000 millones de euros) y poniendo en la calle a más de 5.000 empleados de su fábrica de Longbridge, en el centro de Inglaterra, anunció ayer, como administrador de la quiebra, que tras estudiar detenidamente todas las ofertas, la seleccionada había sido Nanjing. Lomas manifestó que la empresa china también se hace cargo de Powertrain, la compañía que fabricaba los motores para los vehículos MG Rover. Lo que no facilitó fue el precio fijado para la transacción.
Reajustes y cambios
Sí desveló la "intención [de Nanjing] de trasladar la fábrica de motores y algunas de las plantas de producción de coches a China, así como de mantener algunas factorías en Reino Unido", lo que en diversas fuentes se interpreta como una voluntad de convertir esas instalaciones de Inglaterra únicamente en una especie de "centro técnico" de la compañía.
Nanjing es el nombre más antiguo de la hoy floreciente industria china del automóvil. Fundada en 1947, es una empresa estatal que da empleo a más de 16.000 personas y que, de momento, ha afirmado que asume los puestos de trabajo que aún restan en la atribulada firma británica, aunque todos los expertos coinciden en señalar que los nuevos propietarios de MG Rover tendrán que realizar una profunda reorganización de la plantilla tanto de ésta como de Powertrain.
Crónica de una caida
Nanjing, fundada en 1947, es una empresa estatal que da empleo a más de 16.000 personas
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La entrada en barrena de MG Rover se produjo a finales del año pasado, cuando la firma británica, ya se encontraba en profundas dificultades por la deficiente gestión (seguida muy de cerca por los diarios británicos Daily Telegraph y Birmingham Post) de sus propietarios , los directivos del grupo Phoenix Holdings, por otro lado respaldada por algunos ministros del anterior Gobierno de Tony Blair. Entre éstos se contaba Patricia Helwitt, la ministra de Industria y Comercio, y el propio Gordon Brown que, aquélla en 2004 y éste pocas semanas antes de anunciarse la quiebra, salieron en encendida defensa de John Towers y Peter Beale, dos de los cuatro dueños de Phoenix Venture Holdings que habían comprado a BMW, por el precio simbólico de 10 libras esterlinas, los activos de MG Rover cuando la firma alemana tiró la toalla en 1999, cinco años después de hacerse cargo de ésta, ante la imposibilidad de poner orden en la británica.
La presión de los dos citados diarios británicos, que acusaban sin demasiados tapujos a los dos directivos mencionados de estar descapitalizando MG Rover en beneficio propio, llevó al Financial Reporting Council, una organización británica similar a nuestros registros mercantiles, a abrir -ya después de la quiebra- una investigación de las cuentas de Phoenix Venture Holdings, de la que no se ha conocido conclusión alguna hasta la fecha.
Algunos expertos consideran que las autoridades británicas y comunitarias deberían examinar con la máxima atención las cuentas presentadas por Phoenix Venture Holdings durante su historia ante las posibles solicitudes de ayudas que puedan presentar los nuevos propietarios.
La quiebra de MG Rover no sólo pulverizó 5.000 puestos de trabajo directos, sino que también acabó con otros 20.000 inducidos en una zona que vivía prácticamente de la actividad generada por esta compañía automovilística.