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Jueves, 25 de agosto de 2005

FORD GT HERITAGE
Recuperando la esencia de Le Mans

La historia tiende a repetirse. Este dicho se podría aplicar perfectamente a la última idea de Ford: recuperar en una serie especial los míticos colores –azul y naranja- con los que ganaron dos ediciones de la carrera de resistencia más famosa del mundo.

ENRIQUE ESPINÓS

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MADRID.-Desde 1966 a 1969 Ford ganó consecutivamente cuatro ediciones de las míticas 24 horas de Le Mans. Para conmemorar esta gesta automovilística, desde EEUU han promovido el lanzamiento de una serie especial que imita la decoración del coche ganador de las ediciones de 1968 y 1969. Es el Ford GT Heritage.

El próximo año 2006 se cumplirán 40 años desde el inicio de aquel ciclo de victorias que arrancó en 1966 y Ford lo quiere celebrar por todo lo alto. Si en 2004 relanzaban, 40 años después, el histórico deportivo GT, ahora dos años después y coincidiendo con el aniversario de su primera victoria en Le Mans, en Ford tenían reservada una nueva sorpresa a todos los amantes de la historia del automovilismo.

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Esta serie especial denominada Heritage se diferencia del modelo de estricta serie únicamente por su decoración. Por tanto, equipa como el modelo ya a la venta, un moderno bloque de ocho cilindros en V a 90º. Dicho motor está realizado completamente en aluminio y cubica 5,4 litros en su interior. Además incorpora un compresor Eaton para lograr una sobrealimentación decisiva a la hora de entregar sus 550 caballos de potencia.

Al igual que el histórico GT 40, del que copia sus formas, el GT tiene una carrocería formada por paneles de aluminio. Además de sustentarse sobre un bastidor modular realizado también en aluminio, sus neumáticos Goodyear Eagle F1 Supercar recubren unas llamativas llantas: las delanteras de 18 pulgadas (con gomas en medida 235/45) y las traseras de 19 pulgadas (con medidas 315/40).

Su aspecto es terriblemente deportivo a la vez que retro y evoca a primera vista olor a gasolina y a goma quemada, a ello contribuyen elementos tales como los pilotos traseros en forma redonda, un tapón de combustible de competición o la doble salida de escape situada en posición central. En el interior el toque racing lo ponen sus baquets de fibra de carbono o su instrumentación basada en el modelo original.

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Las prestaciones, como se puede suponer, son de auténtico infarto. Con una potencia específica de 101, 9 caballos por litro, el Ford GT tiene una velocidad máxima de 330 kilómetros por hora -atestiguada en pista-. Mientras, la labor de detener este misil se encomienda a unos potentes frenos con discos ventilados de origen Brembo. Todo esta máquina evocadora de sensaciones se crea, a un ritmo de ocho a diez coches diarios, en la fábrica que Ford posee en Romeo, Michigan. ¿Su precio? Unos asequibles 150.000 $, que al cambio actual se quedan en algo más de 122.000€.

Si nos centramos en esta serie Heritage, lo más destacable es, sin duda, la decoración que adorna su carrocería. Ésta se presenta en un color azul celeste atravesado por una gruesa banda naranja, además de cuatro redondeles blancos donde el cliente puede exigir la colocación de un número a su elección.

Este esquema decorativo único, que ha sido una de las decoraciones más memorables en la historia de Ford, retrotrae al GT que en 1968 y 1969, con el equipo JW Automotive American Gulf Oil, ganara en Le Mans. Los colores azul y naranja hicieron historia en el automovilismo mundial. Veamos exactamente cómo.

Un poco de historia

Allá por los primeros años 60, el director general de Ford, Lee Iaccoca, quiso dotar a la marca de un reconocido prestigio a nivel mundial. Para ello, intentó la adquisición de Ferrari. El negocio, sin embargo, no llegó a buen puerto y Ferrari acabaría siendo propiedad de Fiat en 1969. En Ford se sintieron desairados con estas fallidas negociaciones y como venganza se dispusieron a demostrar que podían ganar a Ferrari en su propio terreno, donde el cavallino tenía casi un exclusivo dominio: las carreras de resistencia.

El Ford GT 40 con motor de siete litros participó en la edición de 1965.
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El Ford GT 40 con motor de siete litros participó en la edición de 1965.
En aquella época, las 24 horas de Le Mans guardaban ya esa aureola mítica que siempre ha distinguido a la prueba francesa. Ford se propuso ser el primer constructor americano que ganase tan especial carrera y para ello no repararon en gastos.

Contactaron con el ex jefe del equipo de competición de Aston Martin, John Wyer y le ofrecieron la dirección del equipo mientras que el ex corredor americano Carrol Shelby fue designado como asesor principal. En 1963 recibieron una orden clara: desarrollar un prototipo de competición para la edición de Le Mans de 1964.

Y el vehículo estaba en la línea de salida un año después. Fue denominado GT 40 en honor a las 40 escasas pulgadas que levantaba del suelo su estilizada estampa. El primer vehículo de la saga utilizaba el V8 de 4.2 litros de la marca convenientemente retocado y montado sobre una carrocería con un estudio aerodinámico realizado por la universidad de Maryland. La leyenda Made in USA no funcionó a la primera y ninguno de los tres vehículos alineados en Francia llegó a cruzar la meta.

En 1966 por fin una marca americana ganaba en el circuito de Le Mans. Y lo hizo a lo grande, los Ford copando el podio.
El desafío seguía vigente en 1965 y allí acudieron los hombres de Detroit, esta vez con nuevas armas: un enorme y poderoso motor de siete litros que entregaba cerca de 500 caballos. No fue suficiente, pese a que se mejoraron los registros de la edición anterior, los tres coches quedaron fuera de carrera y lo que fue peor, Ferrari copó los tres primeros puestos de la carrera.

La tercera sí seria la vencida. En 1966 por fin una marca americana ganaba en el circuito de Le Mans. Y lo hizo a lo grande, con Bruce Mclaren coronándose como campeón y los Ford copando por entero el podio. El mismo resultado que se repetiría al año siguiente, en 1967, con una nueva evolución del conocido GT 40. Como ahora presume Phil Martens, vicepresidente de Creación de Producto del grupo, "Arrasar en Le Mans probó al mundo que Ford podía batir a los fabricantes mas prestigiosos del planeta".

Unos colores muy significativos

El GT 40 con los colores de Gulf fue doble vencedor de la mítica prueba.
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El GT 40 con los colores de Gulf fue doble vencedor de la mítica prueba.
Una vez demostrado que Ford podía hacer auténticos deportivos, la marca se retiraba como equipo oficial del mundo de las carreras. Por ello vendieron sus coches a John Wyer quien, bajo el patrocinio de Gulf Oil Co., montó un nuevo equipo que el mismo se encargó de dirigir.

Por otro lado, tan veloces resultaron los GT 40 durante esas dos temporadas que, de cara a 1968, se remodeló el circuito con vistas a hacerlo más lento. Aun así, ese año, los Ford con los colores corporativos de Gulf, que los distinguían notablemente en pista, consiguieron de forma espectacular su tercera victoria consecutiva en Le Mans, con un GT40 pilotado por Pedro Rodríguez y Lucien Bianchi.

Un año más tarde, en 1969 y con el gran Jacky Ickx tras el volante, la victoria del coche azul y naranja se repetía de forma incontestable. Como curiosidad y demostrando la valía de aquel vehículo, el equipo Gulf-Ford utilizó para ganar exactamente el mismo coche que un año antes, con el número de chasis GT40P 1075.

Recuperar un espíritu

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Una vez que conocemos la historia del vehículo, podremos entender mejor las palabras de Carter Balkcom, director de Marketing del Ford GT, sobre esta serie especial Heritage: " Estamos muy orgullosos de ofrecer el Ford GT en estos colores eternos para celebrar nuestros logros deportivos a lo largo de la historia así como la innovadora tecnologia de alto rendimiento que se sitúa detrás de nuestro coche." "El Ford GT P/1075 es un icono de las carreras, siendo uno de los pocos coches que ha ganado dos veces las 24 Horas de Le Mans", añade.

La marca americana no ha comunicado todavía el número de unidades que se fabricarán de esta serie especial, ni si alguno de ellos se exportará fuera de EEUU. Los afortunados norteamericanos podrán comprarlo en los próximos meses.

 

 

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