MADRID.-Los ecologistas y las asociaciones de consumidores estadounidenses mostraron ayer su rechazo de las nuevas normas CAFE (Corporate Average Fuel Economy), destinadas a reducir el consumo de los vehículos de motor, propuestas por la Administración Bush.En opinión de estos colectivos, las medidas destinadas a conseguir todoterrenos, pick-up y monovolúmenes con motores más eficientes son un fracaso y sólo lograrán condicionar la política exterior de Estados Unidos.
«En un momento en el que algunos ciudadanos de este país están pagando hasta tres dólares por galón de gasolina y en que nuestras tropas están muriendo en los campos de petróleo de Oriente Medio, la Administración está haciendo lo más parecido a nada para reducir nuestra insaciable sed de crudo», declaraba Joan Claybrook, presidenta de Public Citizen, al diario Detroit Free Press.
El Hummer, exento La propuesta del Gobierno estadounidense, que prevé reducir para 2011 una media del 8% el consumo de los vehículos utilitarios de mayor tamaño, deja fuera a máquinas como el Hummer H2, que llega a quemar 30 litros de gasolina en tráfico urbano, y que no se ve afectado por estas medidas. Con las nuevas normas CAFE propuestas por el Ejecutivo estadounidense, en tres años el país apenas conseguirá ahorrar el equivalente a un mes completo de consumo.
Entre 2008 -año en que los nuevos estándares entrarán en vigor si son finalmente adoptados- y 2011, los vehículos dejarían de consumir 10.000 millones de galones de combustible, mientras que cada mes se queman en el país 11.000 millones de galones. «Si esto es lo mejor que es capaz de hacer la Administración para reducir nuestra dependencia [del petróleo extranjero] y los precios de la gasolina, los consumidores lo tienen difícil», aseguraba por su parte David Friedman, de la Unión de Científicos Preocupados.
En opinión de Dan Becker, director del programa de reclamentamiento global del Sierra Club, las nuevas normas CAFE -las primeras fueron aprobadas en 1970, para reducir los consumos tras la primera crisis del petróleo- demuestran que «mientras los [norte]americanos están pagando precios récord por la gasolina, la Administración Bush ha decidido alinearse con sus colegas de la industria del automóvil y rechazar las auténticas soluciones».
Todas las partes denunciaban también que el nuevo sistema, en lugar de simplificar la actual normativa -que estará en vigor hasta 2007- la ha complicado sobremanera, al añadir nuevos subtipos de vehículos. Con todo esto, afirman los críticos de las nuevas normas CAFE, lo único que se consigue es crear más agujeros por lo que podrán escabullirse los fabricantes de vehículos. Estos se habían quejado de que el actual CAFE restringe la venta de los grandes todoterrenos, que son, con mucho, los vehículos más rentables que fabrican.