MADRID.-La cifra ya la querrían para sí muchos otros sectores -equivale al 3,5% del PIB (Producto Interior Bruto)- pero aquí tiene una triple lectura en negativo: representa una reducción del 25,8% respecto a 2007; es el peor resultado desde 1999 (cuando la facturación fue de 37.444 millones de euros) y, finalmente, supone romper con una racha de seis años seguidos de incremento.
Además, la brutal caída respecto a 2007 ha llevado a que, por primera vez desde 2002, el balance se cierre con pérdidas. Entonces el déficit fue de 19 millones de ahora. El de 2008 tiene la cifra por concretar.
Floja rentabilidad
Y es que, al menos en nuestro país, esta industria no puede presumir de un gran ratio de beneficios. Medida en relación con la facturación, en los últimos años ha estado siempre por, o muy por debajo del 1%, con la excepción de 2007. Entonces, los 51.768 millones de euros de ingresos se tradujeron en 557 millones de ganancias (con una ratio del 1,1%).
El fuerte descenso de la facturación de los fabricantes se explica en dos hechos. Por un lado, el desplome de las ventas internas, que se situaron en 2008 en el nivel más bajo de la década (1,16 millones de unidades) tras sufrir la mayor caída interanual conocida. Pero, sobre todo, por la contracción de la demanda en los grandes mercados de Europa, a los que se exporta alrededor del 80% de los vehículos fabricados en España y que resultó determinante para que esa producción se redujera un 12%.
A ello hay que unir el coste de la sobreproducción -y los consecuentes stocks- que salieron a la luz por la violencia y magnitud en las caídas de las ventas.