UN FÁRMACO CONTRA LA OBESIDAD
Una tribu africana se beneficiará de la industria farmacéutica
ELMUNDOSALUD.COM
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Una mujer de la tribu de los bosquimanos
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Tras intensos meses de negociación, la tribu africana de los bosquimanos ha alcanzado por fin un acuerdo con la principal organización sudafricana dedicada a la investigación. Este pueblo tendrá derecho a disfrutar de parte de los beneficios que se obtengan con la comercialización de un fármaco contra la obesidad fabricado a partir de una sustancia que se encuentra en un tipo de cactus que crece en su territorio.
Desde hace siglos, la hoodia ha alimentado y quitado la sed a este pueblo de cazadores-recolectores durante sus expediciones de caza por las semi-desérticas regiones del Kalahari. Sin embargo, hace apenas unos años, el Consejo Sudafricano para la Investigación Científica e Industrial (CSIR), vendió el ingrediente activo de este cactus, el P57, a una compañía británica, Phytopharm, que a su vez cedió estos derechos a una de las grandes farmacéuticas mundiales, Pfizer. Los tratos del CSIR con la industria hicieron crecer la preocupación por las consecuencias que este mercadeo podía tener para los lugareños, especialmente porque los aborígenes tuvieron conocimiento de estos tratos por la prensa.
Con la hoodia convertida en una potencial mina de oro, la reacción de los San, otro de los nombres con el que se conoce a esta tribu, no se hizo esperar y sus relaciones con el Consejo sudafricano atravesaron una tensa etapa hasta que, finalmente, en marzo del pasado año alcanzaron un principio de acuerdo sobre el reparto de los beneficios de la comercialización del nuevo fármaco contra la obesidad. Las primeras estimaciones apuntan que, si el P57 superase todos los controles clínicos, tal vez dentro de varios años, podría generar beneficios multimillonarios en todo el mundo (sólo en los Estados Unidos los fármacos contra la obesidad mueven tres mi millones de euros anuales).
Un modelo a seguir en otros lugares
Según publica en Internet 'SciDev', aún no han trascendido los detalles sobre cómo se repartirán los beneficios de este acuerdo entre los San, aunque todo parece indicar que la parte que les corresponda será distribuida equitativamente entre todas las comunidades bosquimanas de la región. Entre los diferentes usos que se le podría dar al dinero, no descartan la posibilidad de enviar a los jóvenes de cada tribu a estudiar al extranjero.
El gobierno Sudafricano confía en que este tipo de acuerdo se convierta en un modelo a seguir y el ejemplo cunda entre el resto de tribus africanas. "Muchos países en desarrollo nos topamos con este problema: cómo distribuir con justicia los beneficios obtenidos a partir de los conocimientos centenarios de las tribus aborígenes", señala Rob Adam, director general de Ciencia y Tecnología en Sudáfrica, un país donde el gobierno estudia además cómo legislar la actuación de científicos, empresarios y comunidades indígenas en esta materia. El acuerdo entre los San y el CSIR parece ser la primera piedra de este nuevo puente de colaboración.
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