Hace unos años el médico era el referente para toda aquella persona preocupada por su salud. Ahora los tiempos han cambiado y ese lugar ha sido ocupado por los medios de comunicación, entre los que se encuentra Internet. Éstos son ya las mayores fuentes de información de salud para el público.
El doctor Edward W. Campion se plantea en el editorial hasta qué punto los periodistas, debido a la rapidez con la que muchas veces trabajan y los temas tan complejos que manejan, son vulnerables a los intereses de la industria farmacéutica, a la promoción de algunas instituciones, a grupos de interés de ciertas patologías o incluso al entusiasmo de los investigadores.
"Los diarios y quienes escriben en ellos deberían ser juzgados con el mismo rasero que la profesión médica, que tiene una memoria que perdura en el tiempo mucho después de que los flases de la prensa hayan desaparecido", incide Campion.
El papel de los medios de comunicación no siempre es negativo, señala el documento. Muchas personas se han concienciado a través de ellos de realizarse periódicamente pruebas para descartar por ejemplo un tumor de mama o han hecho algún cambio en su vida para disminuir el riesgo de alguna enfermedad como la cardiaca. Incluso los propios médicos recurren con frecuencia a los diarios o a Internet para mantenerse informados de los avances científicos sobre todo cuando no son de su propia especialidad.
Pero, ¿qué se publica, cómo y por qué? Según el editorialista, en la mayoría de las ocasiones los periodistas recurren a lo novedoso o a aquellos temas que 'venden', veáse osteoporosis, enfermedades cardiacas, colesterol, obesidad o cáncer. Pero la salud y la enfermedad van más allá de lo insólito o los lugares comunes.
¿Qué ocurre con las enfermedades raras de las que nadie habla?, ¿por qué no se publican artículos sobre estudios con resultados negativos? Según el editorialista en esto tienen mucho que ver los intereses de la empresa mediática que conoce bien lo que más le gusta al público.
Otro tema que se destaca en el editorial es que una vez que el medio saca una noticia de salud muy pocas veces la sigue a lo largo del tiempo. Ejemplos habría muchos como cuando se ofrecen los resultados positivos sobre un fármaco del que luego no se vuelve a saber nada o se habla de una epidemia durante unos días y posteriormente quedan en el olvido pacientes, familiares, médicos, etc.
Lo que el Dr. Campion aconseja a los periodistas es que intenten actuar de manera similar a como lo hacen las revistas médicas. Ellas cuentan con revisores que analizan y examinan los estudios para evaluar la existencia de errores, intereses económicos, malinterpretación de los datos, etc. También recurren a expertos que ofrecen una perspectiva crítica y una calificación de la investigación a través de los editoriales. "Pedimos a los medios de comunicación que intenten hacer lo mismo", comenta.